Portada » Psicología y Sociología » El Poder de las Emociones: Cómo Influyen en tu Bienestar
La definición de qué son las emociones me impulsa a usarlas como una alarma despertadora.
Cuando siento emociones que se sienten bien, sabré que lo que estoy pensando está cerca de mi esencia, porque se siente bien. Sabré entonces que esos son pensamientos que me construyen, que están a favor de mi integridad. Siendo así, me doy rienda suelta y sigo surfeando esa ola.
Cuando siento emociones que se sienten mal, reviso cuáles pensamientos son los que están provocando este disgusto. Al revisarlos, confirmaré que van en una dirección que me destruye, que me desintegra. Sabiendo esto, mejor detengo esa línea de pensamiento y reformulo.
Con esta base, lo demás será fácil.
Pero no se trata de controlarlas directamente por medio de la voluntad o la determinación. Este es un camino largo y agotador.
Lo sé, he estado allí.
Comprenderé muy bien que la manera práctica y eficiente de manejarlas es volverme muy selectivo con mis pensamientos.
En vez de luchar en contra de lo que me mortifica, aprendo cómo generar emociones armoniosas.
De esta manera voy a:
Cuando me caigo en un hoyo, ¿verdad que no sigo excavando más y más profundo? Si caigo en un hoyo, cuanto más profundo sea, más rápido voy a querer salir.
¿Qué sucede cuando caigo en depresión, enojo o miedo?
En vez de querer salir, por el contrario, busco razones para justificar eso que siento.
Contesta lo siguiente con sinceridad…
Cuándo me enojo mucho, ¿no es cierto que repaso detalladamente el asunto, lo veo por un lado y por el otro, buscando razones justificar mi enojo?
Me justifico y reafirmo mi enojo. Y me enojo más. Al menos me doy absolutamente toda la razón de estar enojado/a.
Excavo y excavo el hoyo y lo hago cada vez más profundo.
Cuanto más profundo lo haga, peor me siento. Pero me sigo dando toda la razón. Argumento que está plenamente justificado que yo sienta estas emociones. Puedo defender el caso ante cualquiera.
Al comprender qué son las emociones y para qué sirven, me podré transformar, de una persona que sufre y se lamenta, a una persona integrada que goza de la vida.
Si…
…y otros sentimientos negativos, sabré que así no es como quiero vivir mi vida.
En las universidades se exponen toda clase de teorías respecto a qué son las emociones y, hasta la fecha, no hemos logrado encontrar una que sea lo suficientemente práctica y simple como para facilitarnos, al resto de los mortales, vivir una vida con dignidad.
Abraham-Hicks nos ha ofrecido la mejor definición de emoción que yo he encontrado:
En palabras simples (la simplicidad es una cualidad de los sabios), la emoción es un mensaje desde mi esencia con respecto al pensamiento que estoy teniendo.
[Nota: Mi esencia es mi alma. Pero si “alma” no se acomoda bien con mis creencias, entonces es “lo mejor de mí”, aquel o aquella que verdaderamente soy, en lo más profundo de mi ser.]
Bien, pero entonces, ¿qué son las emociones?
Lo más básico (y que puedo comprobar ya) es:
Siempre que tengo un pensamiento,
este pensamiento inmediatamente me dispara una emoción
que se siente bien o se siente mal.
Fácil, ¿verdad? Allí está la base.
Cuando pienso un pensamiento tal como “yo no puedo” o “soy un fracaso”, instantáneamente me siento mal. Esa emoción negativa me está indicando la distancia entre ese pensamiento y mi esencia.
Cuando pienso un pensamiento tal como “¡qué bien que lo hice!” o “esto sí lo estoy comprendiendo bien”, instantáneamente me siento bien. Esta emoción positiva me está indicando que ese pensamiento está muy cerca de mi esencia.
Entonces, eso que siento cada vez que pienso un pensamiento es una emoción. Y las emociones lo que me dicen es…
…qué tan cerca o lejos está ese pensamiento de mi esencia.
“¿Qué es eso tan lindo? Es como tener a mi mejor amigo hablándome al oído.”
Así es. Mi esencia siempre (siempre) estará allí para darme su opinión acerca de lo que pienso. Esta definición de emoción es a la vez práctica y constructiva.
“Entonces, ¿qué hago con eso?”
Bien, ya sé qué son las emociones, ahora…