Portada » Economía » El Plan de Estabilización de 1959: Un Punto de Inflexión en la Economía Española
En julio de 1959, el gobierno español aprobó las principales medidas de un programa de estabilización y liberalización que tendría una gran importancia para el futuro de la economía española. Casi todos los expertos (historiadores, economistas, académicos, etc.) coinciden en señalar que el Plan de Estabilización fue una de las decisiones de política económica más trascendentales en la historia de España en el siglo XX, posiblemente solo superada por la Guerra Civil (1936-1939) y equiparable a la incorporación a la Comunidad Económica Europea (1986).
El propio gobierno, en su Memorándum dirigido al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE), afirmaba que “había llegado el momento de dar una nueva dirección a la política económica a fin de alinear la economía española con los países del mundo occidental y de liberarla de intervenciones heredadas del pasado”. El Estado franquista aceptaba los principios del capitalismo liberal, renunciando a una economía cerrada e intervenida.
A mediados de 1959, España estaba virtualmente en suspensión de pagos exteriores, había agotado sus reservas de divisas y el Instituto Español de Moneda Extranjera (IEME) tenía, en junio, una posición neta negativa.
Ante esta situación, existían dos alternativas:
En febrero de 1957 se formó un nuevo gobierno, con ministros reformistas en carteras clave: Ullastres en Comercio, Navarro Rubio en Hacienda y Castiella en Exteriores. Ante los graves problemas económicos (inflación, déficit público y déficit exterior), el nuevo gobierno implementó una nueva política económica:
Estas medidas no tuvieron el éxito esperado, pero sí facilitaron el progresivo acercamiento a organismos económicos internacionales. En 1957, se acordó con el gobierno español y otros organismos un plan de estabilización.
El Plan de Estabilización tenía como objetivo corregir el déficit de la balanza exterior, lo que requería medidas monetarias, fiscales y cambiarias, además de extender la desregulación y la liberalización interna y externa de la economía.
Según los autores, la operación estabilizadora consistió en:
La estabilización tuvo efectos depresivos a corto plazo: caída del consumo y la inversión, declive del PIB y aumento de los costes sociales. Sin embargo, a partir del último trimestre de 1960, el saneamiento propulsó la economía a un crecimiento extraordinario. El éxito del plan se evidenció en el aumento de las reservas gracias a la repatriación de capitales, la expansión de las exportaciones (principalmente turismo), la entrada de capitales extranjeros y las remesas de los emigrantes.