Portada » Historia » El Periodo de Entreguerras (1919-1939): Relaciones Internacionales y Camino a la Segunda Guerra Mundial
Tras la firma de los tratados de paz que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial, en 1920 se produjo un enfrentamiento militar entre Polonia y Rusia. La paz se firmó en 1921 en Riga, con ella se fijó la frontera ruso-polaca. Polonia tuvo otros conflictos territoriales con Lituania por la ciudad de Vilna, con Checoslovaquia y, sobre todo, con Alemania por el corredor polaco que dividía Alemania en dos.
En la Europa central, los húngaros no aceptaron la nueva división territorial que afectaba a Checoslovaquia, Rumanía y Yugoslavia. En consecuencia, a pesar de la paz alcanzada tras finalizar la guerra, la estabilidad era muy frágil.
Desde 1924 hasta 1932, las relaciones internacionales mejoraron debido a varios factores:
Desde 1925, Europa vivió un periodo de euforia, creyéndose que las perspectivas de una nueva guerra estaban muy lejanas.
En 1932, la crisis económica en Estados Unidos se había extendido por todo el mundo y provocó el fin del pago de las reparaciones de guerra. Las tensiones internacionales, curiosamente, se iniciaron con la Conferencia de Desarme de 1932. El Tratado de Versalles había establecido el desarme de Alemania. En la conferencia, Alemania planteó que los demás países se desarmaran también. Al no llegarse a ningún acuerdo, Alemania decidió rearmarse.
En enero de 1933, Hitler llegó al poder en Alemania con tres objetivos principales:
En estos años se pueden distinguir cuatro fases dentro de una escalada de tensiones que condujeron al estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Rusia temía que, en caso de guerra, tuviera que luchar con Alemania y con Japón, por eso inició una aproximación diplomática hacia Francia. Finalmente, en 1935 se firmó un acuerdo entre Francia y Rusia. Sin embargo, fue muy limitado, ya que no se pudo transformar en una alianza militar.
Italia atacó Etiopía, el único lugar dentro de África que todavía era independiente. Inglaterra y Francia, miembros de la Sociedad de Naciones, condenaron la agresión. Ambos países esperaban que Italia rectificase ante la amenaza de sanciones económicas, pero Italia no lo hizo. La condena a Italia tuvo dos consecuencias: hizo que Mussolini, dolido por las condenas, se uniese a Hitler; y puso de relieve la impotencia de la Sociedad de Naciones.
En noviembre de 1936, Mussolini anunció la existencia de un eje Roma-Berlín. El acercamiento italo-alemán se consolidó más tarde, en 1939, con la firma del «Pacto de Acero», una alianza militar por la que Italia y Alemania se comprometían a ayudarse en caso de guerra.
El Sarre, separado de Alemania tras la Primera Guerra Mundial, fue colocado bajo la administración de la Sociedad de Naciones. Alemania consiguió que, tras un referéndum, este territorio se reintegrase en Alemania. En Austria, Hitler recurrió a las amenazas y consiguió que el presidente de la república nombrase al jefe del partido nacionalsocialista. Hitler consiguió que el presidente de la república desconvocase el referéndum que se iba a celebrar en torno a la unión con Alemania. Tras la anexión de Austria, Checoslovaquia quedó en gran parte rodeada por Alemania.
Hitler recurrió a la intimidación durante el verano de 1938. Los alemanes de los Sudetes reclamaron inicialmente la autonomía y Hitler los apoyó. El gobierno checo, confiando en la alianza con Francia, rechazó esta autonomía. Sin embargo, Francia no iba a entrar en una guerra con Alemania sin contar con la ayuda de Inglaterra. Por su parte, Inglaterra solo estaba dispuesta a ayudar a Francia en el caso de que esta fuese atacada por Alemania, pero no para respaldar su política exterior.
Finalmente, se convocó una conferencia en Múnich en la que se reunieron Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. En la conferencia se acordó que los Sudetes se integrasen dentro de Alemania.
La ocupación de Bohemia y Moravia por los alemanes provocó un cambio en la política británica. El gobierno británico decidió apoyar a los países que se sintiesen amenazados por Alemania. Se centró en Polonia. En marzo de 1939, Hitler reclamó el llamado «corredor polaco». Ante la amenaza sobre Polonia, Francia e Inglaterra iniciaron unas negociaciones con la URSS para una posible alianza. Sin embargo, en agosto de 1939 Alemania y la URSS firmaron el Pacto de no Agresión Germano-Soviético. Este pacto estuvo acompañado de un protocolo secreto por el que ambos países preveían repartirse Polonia.
El 1 de septiembre de 1939, las tropas alemanas invadieron Polonia, iniciándose inmediatamente la Segunda Guerra Mundial.