Portada » Filosofía » El Pensamiento de Nietzsche: De la Crítica a la Metafísica al Superhombre
Friedrich Nietzsche (1844-1900) vive en una época dominada por la sociedad burguesa. El periodo revolucionario, inaugurado con la Revolución Francesa y que se extiende a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, permite a la burguesía construir una Europa a su imagen. La filosofía de esta época comienza con el idealismo de Hegel, quien a través de su idea de dialéctica tendrá una enorme influencia en el pensamiento filosófico de Marx. Igualmente, y coetáneo a Hegel, aparece la figura de Schopenhauer, quien a través de su irracionalismo y su idea de voluntad influirá grandemente en la obra de Nietzsche. Así, la filosofía del siglo XIX pretenderá tratar e influir en el mundo real y provocará una crisis de valores, a la que no es ajeno Nietzsche, que conducirá a nuevas formas de pensamiento.
Nietzsche criticará la metafísica tradicional surgida con Platón. La metafísica tradicional considera la realidad como algo estático, afirmando como verdadera realidad a las esencias. Esto le ha llevado a distinguir entre una realidad verdadera y una falsa. Este impulso contra la vida es denominado por Nietzsche “Voluntad de Verdad” y consiste en utilizar la razón para afirmar la supremacía de las esencias, lo estático, vengándose así del devenir de la realidad, de la vida real que no se puede dominar. Por ello, toda la filosofía ha sido un platonismo encubierto y contrario a la vida.
Frente a esto, Nietzsche afirma la realidad como devenir sin finalidad ni meta. Esta realidad cambiante y múltiple se presenta al hombre a través de perspectivas, las cuales son individuales e incluso propias. Por ello, no hay una perspectiva verdadera y la Voluntad de Verdad es falsa. Nietzsche defenderá la “Voluntad de Poder”, que es asumir y enfrentarse a la realidad afirmando una perspectiva de forma temporal para vivir más plenamente. Con la Voluntad de Poder se reconoce la imposibilidad de captar la realidad como algo estable.
Desde la Voluntad de Poder, los conceptos son en realidad metáforas. Además, estas metáforas se generan a través de un proceso que se aleja cada vez más del original. La primera metáfora es la imagen mental formada por nuestra percepción. A su vez, esta imagen la convertimos en palabra que expresa nuestra forma individual y original de captarla, siendo así la metáfora de la primera metáfora. Estas metáforas se convirtieron en conceptos por la necesidad del hombre de vivir en sociedad. Con el tiempo se olvidó el origen metafórico, afirmándose erróneamente el concepto universal (la esencia) como la verdadera realidad. Para Nietzsche no hay verdad absoluta y sólo podrá considerarse “verdad” aquello que favorezca a la vida. El criterio de verdad es la “Voluntad de Poder”, que asume y justifica el error necesario para vivir.
Nietzsche afirma una visión pesimista del hombre, un animal cuya única arma para defenderse del mundo es la inteligencia. El hombre es un ser débil e indigente y, sin embargo, se cree el centro de la naturaleza. Nietzsche considera que el hombre debe ser sólo un puente hacia el superhombre. El hombre sigue un proceso evolutivo y, tras una serie de transformaciones, conseguirá superarse a sí mismo en el superhombre, aquel que tiene voluntad de poder y no de verdad.
El hombre débil, anterior al superhombre, sigue los dictados de la moral tradicional. Se trata de una moral de los esclavos donde lo fundamental es la resignación y el rechazo a la vida. Además, Dios ha sido el fundamento no solo de la moral, sino también de la idea de que existe una verdad única y de que la vida individual y propia, la vida concreta, debe ser sacrificada en aras a otra vida futura. Así, Dios es el fundamento último de la voluntad de verdad y del platonismo y, por lo tanto, es el gran enemigo frente al surgimiento del superhombre que tiene voluntad de poder.
Por ello, para que el superhombre pueda llegar a ser, hay que acabar con Dios y acabar con la voluntad de verdad, y es necesario negar a Dios. Esta negación ocurre en la época moderna, donde Dios ha muerto. Con ello, todos los valores tradicionales se derrumban, surgiendo una nueva época dominada por el nihilismo. Este puede tener dos sentidos:
Esta transmutación de los valores no implica solo crear valores diferentes, sino cambiar radicalmente la misma forma de valorar. La transmutación de los valores implica que ya no se valorará desde el resentimiento contra la vida, sino desde la “Voluntad de Poder”, desde los instintos que en cada caso potencien la vida. Esta transmutación será hecha por el superhombre, un hombre fuerte, instintivo, con Voluntad de Poder, destructor y creador constante que acepta lo trágico de la vida.
Esta evolución del espíritu hasta el superhombre pasa por tres estadios: