Portada » Filosofía » El pensamiento cartesiano: La duda metódica y la búsqueda de la certeza
El desarrollo del pensamiento cartesiano aparece en el Renacimiento con el antropocentrismo, la consolidación del humanismo y el desarrollo de la ciencia, lo que supuso una reacción a la escolástica y a la autoridad de la fe como fuente de conocimiento.
Existen tres hechos históricos que la explican:
Descartes destaca por su originalidad y por las influencias de la época. La primera del Renacimiento, del escepticismo, que rechaza, y el estoicismo, que admite las reglas provisionales de la moral. El escepticismo tenía como mayor representante en Francia a Michel Montaigne. La estrategia de la estrategia cartesiana era pasar de la duda escéptica a la metódica. Descartes, ante la filosofía escolástica que no completaba sus conceptos y planteamientos, sigue usando la noción del sustancia res para el yo como una simple cosa. Lo más revelante del pensamiento racionalista continental y el empirismo inglés es el tema del origen del conocimiento.
El racionalismo ve el pensamiento y la razón como poseedores de ideas innatas. Un conocimiento es real cuando es necesariamente y universalmente válido. Cuando la razón juzga que tiene que ser así, pasa a ser un verdadero conocimiento que proviene de los sentidos. El empirismo defiende que la única fuente del conocimiento es la experiencia, no hay ideas innatas y la mente está vacía por naturaleza. Todos nuestros conceptos más generales y abstractos proceden de la experiencia.
Descartes buscaba descubrir un conocimiento seguro, como hemos visto la cultura filosófica-científica no lo garantizaba. Descartes admitía las matemáticas por la certeza y evidencia de los razonamientos.
Las matemáticas son un sistema axiomático que requiere unos principios de los que se deduce el resto del sistema teórico. El origen del método cartesiano consiste en unas reglas ciertas basadas en las matemáticas, que nadie tomara como verdadero o falso y que se alcanzaran por un acercamiento gradual. Las reglas del método necesitan ser fundadas por la simplicidad de la razón y ser aplicables a todos los casos del saber.
Descartes aplica las matemáticas en la metafísica para encontrar la evidencia que sirva de axiomas en el sistema metafísico, que tiene que estar en sus meditaciones. Hay que buscar la evidencia, una evidencia absoluta de la que no se pueda dudar. Esta duda es metódica y no psicológica, y tiene los siguientes niveles:
Existe algo que es imposible de dudar: mientras yo dudo estoy seguro de que estoy dudando, pensando y existiendo, como un ser que piensa. «Pienso, luego existo» es una verdad indudable, es el primer principio de la filosofía. Esto implica la actividad de un sujeto pensante desde el punto de partida del que reconstruye el edificio del conocimiento. Descartes se encuentra con el problema de la existencia de su pensamiento, por lo que se conoce como solipsismo.
El pensamiento para el padre del racionalismo es el lugar donde se realiza la actividad donde manejamos ideas:
No se toma como punto de partida la realidad sensible sino la idea innata que hay en nuestro entendimiento. No es ni adventicia ni facticia.
La sustancia se define como aquello que existe y no necesita de nada otro para existir. La realidad está formada por tres tipos de sustancias, cada una con un atributo que le es propio. Con los atributos están los modos, que son modificaciones de los atributos que cambian la sustancia.
Analiza las cualidades de los cuerpos:
Descartes piensa que lo que caracteriza a la materia, y lo único que podemos conocer, es su extensión. El mundo funciona como un mecanismo de leyes que podemos conocer y hacer previsiones exactas.
El hombre está formado por un cuerpo y una mente. Descartes señala la prioridad de la mente y afirma que dentro de esta están el entendimiento y la voluntad libre. El ser humano es la unión de dos sustancias que son independientes, pero que tienen una relación: la mente debe gobernar el cuerpo y el cuerpo influir sobre la mente. Esta relación se llama dualismo cartesiano. Descartes señala que se produce en la glándula pineal, que es la sede del alma. El alma debe dominar las pasiones sin dejarse dominar por ellas. Descartes defiende el libre albedrío, que dice que el alma es libre frente al resto de elementos materiales que se mueven por un paradigma.
La reforma cartesiana exigía no aceptar como verdad más que aquello que se presente como claro y distinto. La duda que supone no podemos aplicarla a nuestra vida. Descartes aplica una moral provisional que sirva para seguir viviendo y actuando cuando se construye una ética. Hay normas: