Portada » Arte » El nacimiento de Venus
Pintura al temple sobre tabla (La témpera antigua era fabricada por cada artista diluyendo polvos minerales en agua, y agregando yema de huevo como aglutinante.) Representa un tema mitológico:
“el nacimiento de
Venus de las aguas del mar”. Según cuenta la leyenda Venus, diosa del amor, nacíó de los genitales del Dios Urano, cortados por su hijo Crono y luego arrojados al mar. El título de la obra no es, por lo tanto, exacto, ya que el cuadro no representa el momento del nacimiento de la diosa, sino que muestra la llegada de Venus, sobre una concha, a la playa de una isla. La diosa es empujada por el soplo de los dioses alados: Céfiro (Dios del viento del oeste) y Cloris (la ninfa de la brisa, esposa de Céfiro), entre una lluvia de flores.
La composición es equilibrada: encierra en un triángulo la figura central de Venus, disponiendo a su derecha, en la diagonal, a Céfiro y Cloris que soplan para empujar a la orilla la concha sobre la que se apoya Venus; la dirección del movimiento es sugerida por la dirección del viento y por la leve curvatura del cuerpo de Venus (que recuerda a Praxíteles) hacia la izquierda donde se encuentra dispuesta en diagonal la ninfa Hora que se acerca a la orilla para cubrirla con un manto. Los ropajes y los cabellos dorados de Venus se ondulan en un movimiento agitado.
Las formas quedan definidas por el sentido lineal del dibujo:
preciosista, nervioso y ondulante;
Las figuras, de larguísimas cabelleras de oro, se cubren con velos tratados a base de transparencias que descubren la belleza del cuerpo femenino. Plasma una belleza idealizada:
Esbelta, casi adolescente y con expresión de melancolía e ingenuidad. El paisaje de fondo, también idealizado, sirve de marco para resaltar esa belleza, y dotar de profundidad espacial a la obra (perspectiva lineal).
II. RELACIONES ESTILÍSTICAS
El Nacimiento de Venus es una de las obras más famosas de Botticelli (1445- 1510).
Fue pintada para decorar uno de los palacios de la familia Médici. Reúne esta obra las carácterísticas del estilo renacentista:
Es narrativa, exponiendo en este caso una historia sacada de la mitología. Es realista pues las figuras, y los objetos están reproducidos con el mayor cuidado porque se parezcan en todo a sus modelos reales. Utiliza la perspectiva geométrica, dando ilusión de profundidad. El esquema de composición es triangular. Predomina el poder expresivo de la línea por encima del color. Se da interés preferente al cuerpo humano, en particular al desnudo, cuya anatomía se estudia y copia cuidadosamente. Desde los tiempos de la Roma clásica no se había vuelto a representar a esta diosa pagana desnuda y de tales dimensiones: el desnudo femenino, considerado pecaminoso en el arte medieval cristiano, se recupera en el Renacimiento como símbolo de inmaterialidad. Esta Venus pudo representar a Simonetta Vespucci. La figura central, Venus, está directamente inspirada en la Afrodita de Cnido de Praxiteles y en la serie de Venus púdicas helenísticas. Sin embargo, el rostro recuerda al de las vírgenes de Botticelli: muy joven, de boca cerrada y ojos claros y con expresión melancólica. La idea de mezclar o unir los elementos de la Antigüedad clásica con el cristianismo es el primero de los sellos de identidad del Renacimiento italiano de la Edad Moderna, el Neoplatonismo.
Esta representación está sujeta a varias interpretaciones:
Ilustraciones para La Divina Comedia de Dante y El Decameron de Bocaccio; obras mitoógicas
Venus, La Alegoría de la primavera, La Calumnia;
Obras religiosas:
En la 2ª mitad del Quattrocento es el elemento conservador el que impone el gusto en Florencia. Sigue siendo un arte amante de la realidad, abierto a nuevas experiencias, pero no se impone en absoluto a la admisión de nuevos impulsos. El dominio de los Medicis, con su opresión fiscal, redujo sensiblemente el volumen de los negocios y obligó a muchos empresarios a abandonar Florencia. Los encargos