Portada » Español » El movimiento vanguardista en la literatura y el arte gallego de los años 20 y 30
La literatura y el arte gallego experimentaron en los años 20 y 30 un proceso de renovación, influenciado por el movimiento vanguardista surgido en Europa a principios del siglo XX. Este movimiento supuso una ruptura radical con la tradición, concibiendo el arte en todas sus manifestaciones.
Cada movimiento vanguardista, o «-ismo», emitía sus propios postulados a través de manifiestos. La difusión de las vanguardias en Portugal fue escasa y problemática. En Galicia, el poeta Manuel Antonio siguió la estela vanguardista y rompió definitivamente con la tradición poética gallega. Junto con el artista Álvaro Cebreiro, firmó el manifiesto vanguardista «¡Más Allá!».
La renovación poética de los años 20 y 30 tuvo su canal de expresión en revistas literarias (Alfar, Ronsel…) y otras publicaciones periódicas como Galicia y El Pueblo Gallego.
Los protagonistas de este proceso de renovación literaria y artística, pertenecientes a la llamada «generación del Novecientos», vieron truncadas sus carreras literarias por la Guerra Civil o la muerte prematura. A esta generación pertenecían autores como Fermín Bouza Brey, Álvaro Cebreiro, Rafael Dieste, Luis Amado Carballo, entre otros.
La poesía de esta época siguió tres tendencias principales:
Esta tendencia imitaba los modos de la poesía trovadoresca medieval, especialmente las cantigas de amigo, utilizando recursos como el estribillo, el paralelismo, la leixaprén, etc. Los autores más emblemáticos de esta tendencia fueron Fermín Bouza Brey, quien la inauguró con la publicación de algunos poemas en La Gaceta Literaria en 1926 y que luego recopiló en Nao senlleira (1933), y Álvaro Cebreiro, con su obra Nuevas Cantigas a lo que se llama Costa Azul.
Con Ramón Cabanillas como figura principal y su obra Da terra asoballada, esta tendencia se caracteriza por la brevedad, la sencillez, el esquema tradicional de rima y métrica, la personificación de elementos naturales (prosopopeya), el predominio de las imágenes (imaginismo), la concepción pictórica del poema y el lenguaje metafórico inspirado en el paisaje. Se trata de una poesía con temas tradicionales e imágenes nuevas con raíces vanguardistas.
Esta tendencia se basó en la asimilación parcial de los diferentes «-ismos» europeos. A ella pertenecen poetas como Álvaro Cebreiro, con O mar de Ulises (cubista) y Poemas do si e non (surrealista). Sin embargo, Manuel Antonio se erige como el prototipo de la aventura vanguardista, con su actitud antiacadémica y rupturista con la tradición. En su manifiesto «¡Más Allá!» y en artículos como «Prólogo de un libro de poemas que nadie escribió», afirmó su postura de ruptura con la literatura gallega que se escribía en su época.
En su poemario De catro a catro, con 18 poemas, se produce la ruptura vanguardista, combinando elementos tradicionales con innovadores. En general, la poesía de Manuel Antonio se caracteriza por la desintegración y la falta de argumento en el poema, la imagen autónoma en relación con la realidad, la presencia del referente marinero, poemas existenciales con afán de originalidad.
Manuel Antonio asimiló elementos del Creacionismo. En su obra utiliza numerosos extranjerismos, busca imágenes poéticas polisémicas (con varios significados), introduce de forma impactante discursos ajenos a lo poético en el poema, incorpora elementos característicos de la ciencia y la tecnología de la época, rompe con el ritmo y la rima, utiliza versos heterosilábicos, parodia ciertos elementos románticos, aprecia el cubismo y el futurismo en los espacios en blanco y la peculiar disposición de los versos.
De catro a catro es el único libro que Manuel Antonio publicó en vida. Esta obra es un hito en la historia de la poesía gallega y una pieza clave en la renovación poética vanguardista de los años 20. Su carácter innovador se aprecia en la ruptura con la temática de la literatura gallega anterior, el uso del verso libre y la peculiar construcción del ritmo, la ruptura con la rima, la ruptura semántica y gramatical en el orden de los versos, y el uso de un léxico «nuevo» con predominio de la imagen creacionista.
Existen dos líneas interpretativas principales de este poemario:
En la prosa destaca Rafael Dieste, autor de Dos arquivos do trasno. Su estilo tiene referencias a Castelao y Allan Poe. Cultivó especialmente los cuentos. En su narrativa, Rafael Dieste utiliza muchas características de la narrativa oral y los tópicos populares: apelaciones al auditorio, autojustificaciones del narrador, referencias al tiempo y al espacio imprecisos, presencia de digresiones (abandonar el tema principal), aparición de historias que se encajan en la historia o argumento principal, cultivo del humor, etc.
Destaca el sabor popular en la descripción impresionista de ambientes y personajes, la adjetivación rica, la disposición fragmentaria del material narrativo, las interrupciones en el relato, el inicio in medias res y los finales abiertos. Con preferencia por temas que tienen misterio, Dieste combina historias reales con otras fantásticas. La fuente de historias populares aparece en los argumentos junto a las leyendas y supersticiones, marcando el perfil de sus personajes-protagonistas.
En el teatro, Rafael Dieste estrenó A fiestra valdeira, la obra más importante del teatro gallego de posguerra, con una nueva temática y economía formal. Esta obra marca una nueva orientación en la literatura dramática gallega, abriendo un camino de rigor estético y un tratamiento original de los temas populares que se aparta de la tradición, así como del teatro «de tesis». La obra aborda el problema de la identidad personal y colectiva, la cuestión de las deformaciones morales, la crítica al deseo de diferenciación social y la ocultación de las raíces humildes.