Portada » Historia » El Mensaje de la Corona: Claves de la Transición Española
El texto que vamos a comentar, titulado “El Mensaje de la Corona”, fue escrito el 22 de noviembre de 1975 en Madrid, marcando el inicio de la Transición española a la Democracia (1975-1982) y el fin de la dictadura franquista. Se trata de un texto político, una fuente histórica primaria, dirigido al pueblo español por Juan Carlos I, rey de España (1975-actualidad), nacido en Roma en 1938. Hijo de Don Juan de Borbón, heredero de la corona española, Juan Carlos I fue educado en España bajo la tutela de Franco desde los diez años, tras un acuerdo entre su padre y el general. Recibió formación humanística y militar, pasando por las tres academias: tierra, mar y aire. Durante la dictadura, fue una figura poco conocida para la opinión pública, emergiendo en los últimos diez años del régimen (Ley de Sucesión de 1969) al aparecer junto a Franco en actos oficiales. Dada su vinculación con el franquismo, se esperaba que el futuro rey continuara con las leyes y el sistema político del régimen.
En el texto, el rey Juan Carlos I muestra una clara voluntad de cambio, expresando que “hoy comienza una nueva etapa de la historia de España”. Hace referencia al pasado, pero sin romper con él, planteando una etapa donde la voluntad colectiva será fundamental para afrontar los nuevos desafíos.
En primer lugar, el rey hace referencia a la muerte del general Franco: “En esta hora… llena de dolor por los acontecimientos que acabamos de vivir”. En ese momento, España sufría una profunda crisis económica y política, agravada por la oposición al régimen, la descolonización del Sahara y la crisis del petróleo de 1973. Tras el asesinato de Carrero Blanco por ETA en diciembre de 1973, Franco, debilitado, desapareció de la escena pública hasta el anuncio de su muerte el 20 de noviembre de 1975.
A continuación, el rey indica que “Comienza una nueva etapa… en la paz, el trabajo y la prosperidad…”, en línea con la Ley de Sucesión Española de 1969, que establecía la restauración de la Monarquía con un heredero legítimo, en este caso, Juan Carlos de Borbón y Borbón.
El rey declara que “La Monarquía será fiel guardián de esa herencia y procurará mantener la más estrecha relación con el pueblo… basada en un consenso de concordia nacional”. Con estas palabras, busca convencer al pueblo español de la legitimidad de la Monarquía como nueva forma de gobierno.
Más adelante, el rey se presenta como “moderador”, prometiendo al pueblo español que actuará como garante del sistema y promotor de la justicia.
Asimismo, manifiesta que “Un orden justo… permite reconocer… la unidad del reino y… las peculiaridades regionales…”, indicando que la Monarquía respetará tanto la unidad de la nación como los nacionalismos.
El rey subraya la importancia de las Fuerzas Armadas, declarando ser el “Primer soldado” y, por tanto, el encargado de dirigirlas, al tiempo que destaca valores como “patriotismo y disciplina”.
A continuación, reconoce los derechos de los españoles: “Deber fundamental el reconocimiento de los derechos sociales y económicos… que les permitan el efectivo ejercicio de todas sus libertades”.
Finalmente, el Rey se declara católico y expresa su respeto a la Iglesia Católica.
Inicialmente, el discurso no fue bien recibido por el pueblo, ya que Juan Carlos I se presentaba con una Monarquía que concentraba todos los poderes y mantenía a Arias Navarro como jefe de Gobierno.
Sin embargo, el Rey tenía una estrategia clara: avanzar hacia una monarquía parlamentaria utilizando las leyes franquistas. Para ello, fue fundamental la labor de Fernández Miranda, jurista, profesor del rey y creador de la ley que diseñó la transición pacífica de la dictadura a la democracia. Fernández Miranda, como Presidente de las Cortes (1975-1977) y del Consejo del Reino, dirigió la transición, aunque sus planes solo eran conocidos por un grupo reducido de personas.
La primera decisión del Rey fue mantener a Arias Navarro como jefe de Gobierno, pero le impuso la inclusión de ministros aperturistas como Manuel Fraga y Areilza.
Este gobierno duró poco, ya que Arias Navarro dimitió en julio de 1976 ante la incapacidad de afrontar la crisis política, económica y social, agravada por las manifestaciones nacionalistas.
A partir de ese momento, comenzó el traspaso de la dictadura a la monarquía democrática. Adolfo Suárez, miembro del movimiento nacional de la rama aperturista, fue nombrado Presidente del Gobierno tras ser elegido de una terna presentada por Fernández Miranda. Suárez era un político joven, franquista sin cargos importantes, desconocido y neutral, un “don nadie” en el panorama político. El Rey formó un gobierno con jóvenes, desconocidos y no franquistas, ya que los ministros se negaban a trabajar con Suárez.
El 16 de noviembre de 1976 se presentó la Ley de Reforma Política, que establecía la soberanía nacional, garantizaba los derechos fundamentales, establecía un Parlamento bicameral (Congreso y Senado) elegido por sufragio universal en un 80%, y legalizaba los partidos políticos y sindicatos. La ley fue sometida a referéndum.
El año 1977 fue convulso, marcado por la violencia, asesinatos e intentos de golpes de Estado. Se inició la legalización de partidos, siendo el último el PCE, que no aceptaba la Monarquía. El ejército intentó un golpe de Estado el día de la legalización del PCE, pero la intervención de Mellado logró la dimisión de los golpistas y la aceptación de la Monarquía por parte del ejército.
Se convocaron elecciones generales el 15 de junio de 1977, con la participación de la UCD (franquistas aperturistas con ideas democráticas), el PSOE, el PCE, la AP (políticos de la dictadura), el PNV y el PDC. La UCD ganó las elecciones y formó el primer gobierno de la democracia, presidido por Suárez, gobernando mediante los Pactos de Moncloa, firmados por todos los representantes políticos para garantizar la estabilidad.
Una vez en el gobierno, Suárez contactó con la oposición en el exilio para comunicarles la intención de avanzar hacia la democracia, reconociendo que sin oposición no era posible.
En conclusión, el “Mensaje de la Corona” marca un antes y un después en la historia de España, significando el fin del Régimen de Franco y el inicio de la Monarquía de Juan Carlos I. A pesar de ser heredera del régimen, la Monarquía disolvió la estructura franquista, abriendo el camino a la integración de España en la comunidad democrática internacional, culminando con la Constitución de 1978.