Portada » Historia » El Franquismo: Leyes Fundamentales, Evolución Política y Desarrollo Económico
Fuero del Trabajo (1938): Cuerpo de derechos y organización laboral. Se establece la organización de los Sindicatos Verticales, prohibiéndose cualquier otra asociación obrera. Recoge derechos laborales de inspiración falangista.
Ley Constitutiva de Cortes (1942): Las Cortes franquistas, cuyos miembros eran procuradores sin capacidad legislativa, ya que ésta recaía en el Jefe del Estado. Su elección era indirecta. La finalidad era dar una apariencia de parlamentarismo a la Dictadura, con el fin de establecer buenas relaciones con las democracias liberales.
Fuero de los Españoles (1945): Teórica declaración de derechos, libertades y deberes. No supuso ningún reconocimiento real de derechos políticos y sociales.
Ley de Referéndum Nacional (1945): Permitía al Jefe del Estado convocar plebiscitos para que la población refrendara una ley. Se usó en dos ocasiones (1947 para la Ley de Sucesión / 1966 para la Ley Orgánica del Estado). En ambos casos salió sí. Otra ley que intenta acercarse a principios democráticos.
Ley de Sucesión (1947): España se declara como reino, reservándose Franco el poder de elegir a su sucesor como Jefe del Estado. Bajo esta ley, en 1969 Franco designa al príncipe Juan Carlos de Borbón como sucesor.
Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958): Pretendía institucionalizar los ideales del Movimiento Nacional y el reconocimiento de FET de las JONS como Partido Único.
Ley Orgánica del Estado (LOE, 1966): Sometida a referéndum y publicada en 1966, pretendía ser una refundación legislativa del franquismo. Depuraba algunas connotaciones autoritarias, aunque seguía manteniendo una concentración de poderes.
Hitler buscaba la participación activa de España en la Segunda Guerra Mundial. Las pretensiones de Franco (territorios en el norte de África, inversiones alemanas en la maltrecha economía española) fueron rechazadas por el Führer, aunque éste siguió buscando el Sí de España. Franco envió a la División Azul (unidad militar de voluntarios) a combatir en el frente ruso, y llegado 1943, Franco dio un cauteloso giro a su política internacional: buscó un acercamiento con los países Aliados, destituyendo a Serrano Suñer. España sufrió aislamiento internacional y la dictadura comenzó a “lavar” su imagen.
Con la Guerra Fría, el anticomunismo franquista le brindó al Régimen la oportunidad de acercarse a los EE.UU, quienes vieron en la dictadura franquista a un potencial aliado frente al avance de la izquierda marxista: la ONU recomendó retomar relaciones con España. España necesitaba romper su aislamiento, por lo que Franco buscó la aprobación de la Santa Sede, firmando un Concordato en 1953 con el que se estrechaba su relación y colaboración. Finalmente, también en 1953, España firma los Acuerdos Bilaterales con los EE.UU, permitiendo la instalación de bases militares en Torrejón, Zaragoza, Morón y Rota. A cambio, apoyo y colaboración económica norteamericana. Los éxitos diplomáticos del Régimen se reflejaron con la visita del presidente estadounidense, Dwight Eisenhower, cuyo abrazo con Franco inició un nuevo período en la dictadura.
España era un país arruinado y arrasado. La sangría demográfica, el hambre y la extrema necesidad fueron la realidad de gran parte de la población. Siguiendo las influencias ideológicas del falangismo, se instauró un modelo económico que buscaba la autosuficiencia económica a base de una gran intervención estatal en la economía: La Autarquía.
El Estado controlaba gran parte de la economía nacional:
La autarquía acabó volviéndose insuficiente, pero algunos aspectos fueron exitosos en años venideros.
Los años 60 supusieron una década de profundos cambios económicos y sociales, ante los que el Régimen se mostraba en una posición rígida, inmovilista:
La respuesta ante estas realidades varió entre el inmovilismo y la tímida apertura.
Durante los últimos años, el Régimen se comenzó a ver desbordado, existiendo un crecimiento de la oposición en las Universidades, en los sindicatos clandestinos y en la propia infiltración en el Sindicato Vertical. La reacción del Régimen fue la represión, especialmente a manos de la policía política franquista y su tribunal judicial: Brigada Político Social y el Tribunal de Orden Público.
En este contexto, el Régimen se fractura en dos tendencias: Los aperturistas (sin cuestionar la figura de Franco) y los del bunker (partidarios del endurecimiento de la dictadura).
Los políticos tecnócratas del Opus Dei como Ministros de Hacienda y Comercio dieron un vuelco a la política autárquica del Régimen.
En un primer momento éstas políticas provocaron una subida del paro pero con el tiempo permitió la plenitud del “desarrollismo” franquista.
El crecimiento turístico y la llegada de inversiones extranjeras gracias a esas políticas liberales llevó a un superávit en la balanza de pagos. Esta positiva situación permitió al Régimen impulsar definitivamente sus proyectos industriales, aprobándose los Planes de Desarrollo, que buscaban industrializar la mayor parte posible del territorio español. El campo se mecanizó y las ciudades se industrializaron, lo que llevó a un gran éxodo rural que acentuó un típico problema español: La despoblación de las zonas rurales. A su vez, los avances sanitarios permitieron un crecimiento de la natalidad y una extensión de la esperanza de vida, creciendo el país demográficamente. El Régimen trató de aportar coberturas sociales a esta nueva sociedad, mejorando la aún joven Seguridad Social e impulsando la construcción de vivienda pública, aunque se vio desbordado por el rapidísimo crecimiento. España entró en la sociedad de consumo (el SEAT 600, vacaciones en la playa, electrodomésticos en las casas etc.) que vino acompañada de un cambio de mentalidad, más al estilo de las democracias liberales europeas, de un carácter más democrático y abierto que el de la España tradicional franquista.