Portada » Historia » El estallido del conflicto y la Segunda Guerra Mundial
20 años después del final de la Gran Guerra, estalló un conflicto de dimensiones mundiales. Tuvo repercusiones en todos los continentes y se trató de una guerra de carácter total en la que se llevaron a cabo ataques por tierra, mar y aire. Durante seis años (1939-1945), la guerra pasó por diversas fases. En las primeras, el Eje cosechó importantes victorias y consiguió una notable expansión, pero finalmente se impuso la superioridad de los Aliados.
El gobierno polaco se negó al propósito de anexión de Hitler y a aceptar ayuda de la URSS. Alemania y Rusia firmaron el 23 de agosto el pacto Ribbentrop-Molotov, que suponía, entre otras cosas, el reparto de Polonia, que en ese momento era una dictadura militar católica. El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia y dos días después, los gobiernos de Francia y Reino Unido declararon la guerra a Alemania.
Los alemanes emplearon contra los polacos una nueva táctica militar: divisiones acorazadas y de aviación que penetraban profundamente en el territorio enemigo, destruían sus comunicaciones y liquidaban su defensa en poco tiempo. Reino Unido y Francia seguían en guerra con Hitler, sin embargo, durante medio año las fuerzas contendientes se fueron concentrando en la frontera oriental de Francia y Bélgica sin apenas producirse enfrentamientos. En el este de Europa, Stalin consiguió el control de los estados bálticos y Rumania. Por el contrario, Finlandia no cedió ante Rusia y se desencadenó la guerra ruso-finesa. En abril de 1940, los alemanes atacaron Noruega y Dinamarca. Tras meses de calma, el 10 de mayo, la Blitzkrieg se abatió sobre Francia, Holanda y Bélgica, que fueron invadidas. El 14 de julio, los alemanes entraron en París y el 22, el gobierno francés firmaba el armisticio de la rendición.
Tras la rendición de Francia, se construyó un gobierno que colaboró con las distintas decisiones de Hitler. Sin embargo, algunos franceses habían decidido resistir frente a las propuestas de paz de Hitler. Ante la negativa negociadora británica, los alemanes se plantearon invadir Gran Bretaña. La superioridad naval británica hacía imposible la operación, a no ser que la Luftwaffe consiguiera imponerse sobre la RAF.
El 10 de junio de 1940, ante los avances alemanes, Italia declaró la guerra a Francia y a Reino Unido con el fin de participar en los beneficios de la previsible victoria alemana. Mussolini se lanzó a una expansión militar que al final resultó ser desastrosa. Los intentos de invasión de Grecia y Egipto fueron un desastre militar y la flota italiana sufrió a manos de los británicos. Ante el peligro del derrumbe de su aliado italiano, Hitler intervino en su ayuda y envió a Libia el Afrikakorps liderado por el general Rommel, que restableció la situación e inició operaciones para alcanzar el canal de Suez.
A mediados de 1941, el Reino Unido se encontraba solo frente a las potencias del Eje. Al finalizar ese año, la URSS y EE.UU. se sumaron a la causa de los Aliados, mientras que Japón se incorporaba al Eje.
Pese a la alianza de 1939, Hitler siempre consideró a la URSS y al comunismo como su enemigo natural y desde finales de 1940 preparó la invasión de su territorio (Operación Barbarroja). Pese a las advertencias, Stalin fue sorprendido y los alemanes avanzaron hacia Moscú, Leningrado y Ucrania. Contaron con el apoyo de finlandeses y rumanos, a los que se unían voluntarios anticomunistas de toda Europa. Stalin decretó la Gran Guerra Patria e impuso una política de tierra quemada y de defensa a toda costa. Pese a la valerosa resistencia rusa, Leningrado estaba cercado en octubre y Ucrania ocupada. Hitler aprovechó para lanzar su ofensiva contra Moscú.
Japón formaba parte del Eje, pero no había declarado la guerra a la URSS. Aprovechando la derrota francesa, Japón ocupó la Indochina francesa y se preparó para atacar EE.UU. El 7 de diciembre de 1941, atacaron la base naval estadounidense de Pearl Harbor y Midway. EE.UU. no pudo frenar la ofensiva japonesa, que en poco tiempo ocupó Filipinas, Indonesia, Malasia y Birmania.
A mediados de 1942, el Eje estaba en la cima de su poder. Dominaban casi toda Europa, parte del norte de África y buena parte del Pacífico. Sin embargo, un año y medio después, el Eje se acercaba a la derrota. Las principales batallas fueron:
Más allá de las formulaciones de la política exterior de las grandes potencias, la muerte de Stalin abrió un período en el que aparecieron signos de distensión entre Moscú y Washington. Se firmaron acuerdos que pusieron fin a la guerra de Corea y a la guerra de Indochina, y se produjo la reconciliación entre la URSS y Yugoslavia. Estos signos de distensión no impidieron que las superpotencias afirmaran, de forma brutal si era necesario, su hegemonía en sus respectivas áreas de influencia. No debemos olvidar tampoco que en 1954, la República Federal de Alemania se rearmaba e ingresaba en la OTAN, y que como contestación, la URSS y las «democracias populares» fundaban en 1955 el Pacto de Varsovia.
La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las superpotencias del peligro mortal de la posesión y multiplicación de su arsenal nuclear. Ambas potencias consideraron que una relajación de las tensiones favorecía a sus objetivos a largo plazo. Ambas potencias atravesaron un período de contestación en sus respectivos bloques. Los acuerdos Este-Oeste, como el teléfono rojo y los acuerdos de control armamentístico, marcaron esta etapa de distensión. Además, se desarrolló el comercio entre los bloques, aprovechando la debilidad soviética y la necesidad de importar tecnología occidental por parte de la URSS.