Portada » Historia » El Directorio Civil y la Caída de Primo de Rivera: Fin de la Dictadura en España (1925-1930)
Cuando ya eran claros los resultados positivos de la Dictadura sobre el orden público y Marruecos, Primo de Rivera propuso al Rey la sustitución del Directorio Militar por un Gobierno Civil. Siguió manteniendo en suspenso los preceptos constitucionales y legislando por decreto.
Sus bases serían: un partido propio, la Unión Patriótica, para unir a todos los españoles de buena voluntad en torno a un lema: religión, Patria, Monarquía; y una Asamblea Nacional, de carácter consultivo, en sustitución de las Cortes. En definitiva, organizaba un Estado sin soberanía nacional ni división de poderes. Pero al final, tanto la Asamblea Nacional como la Unión Patriótica demostraron su fracaso: ni obtuvieron respaldo popular ni eran una alternativa viable a la Dictadura.
Este periodo se caracterizó por las políticas sociales y de obras públicas, como el Código del Trabajo de 1926 o la creación de la Organización Corporativa de Trabajadores, como organización mixta para la regulación de los problemas laborales, similar al modelo corporativo italiano. A la vez, se puso en marcha un ambicioso programa de obras públicas, construyendo una magnífica red de carreteras nacionales y mejorando las existentes, así como un plan de construcción de embalses en las principales cuencas fluviales para conseguir electricidad y aumentar la superficie de regadío. Se subvencionó a las industrias con problemas económicos y se crearon dos empresas estatales: CAMPSA y la Compañía Telefónica. Todo ello generó un aumento de la deuda pública que deberían gestionar, años después, los gobiernos republicanos.
A partir de 1926, la dictadura empezó a perder apoyos, aumentando la crítica y la oposición, de las que no se libró el propio monarca.
Parte de los políticos del partido del turno se negaron a colaborar con Primo de Rivera y exigieron a Alfonso XIII el restablecimiento de la Constitución y la convocatoria de elecciones. Ante la negativa del Rey, optaron por el retraimiento y muchos abordaron la opción del republicanismo. El movimiento republicano cobró fuerza, fundándose Alianza Republicana o la Derecha Liberal Republicana, con una movilización creciente en los años siguientes.
Dentro del Ejército también creció el descontento. En el primer intento de acabar con la dictadura que contó con el apoyo de algunos militares, se optó por un viejo modelo de pronunciamiento militar, la “Sanjuanada”. Pero el descontento aumentó a partir de la disolución del cuerpo de artillería ante su oposición a la eliminación de los ascensos por estricta antigüedad.
Igualmente, creció la oposición entre los intelectuales y estudiantes, y la izquierda obrera pasó del conformismo reinante después del descontento inicial a una fase de vuelta a las movilizaciones a partir de 1927, con una clara oposición a la Dictadura.
En febrero de 1929, un intento de sublevación militar demostró lo extendido que estaba el descontento en el Ejército, y desde marzo se sucedieron las manifestaciones y alborotos por parte de los estudiantes en la Universidad. En otoño se desencadenó el desplome financiero internacional, tras el hundimiento de Wall Street, y una oleada de huelgas fue provocada por el hundimiento de la peseta. Industriales y financieros criticaron indignados la política gubernamental. Primo de Rivera intentó por última vez conseguir el apoyo del Rey, pero este demoró su respuesta, consciente de la imposibilidad de respaldarle.
El 27 de enero de 1930, el Dictador se vio obligado a presentar su dimisión al Rey y exiliarse a París, donde murió pocas semanas más tarde. Alfonso XIII dio el gobierno al general Berenguer con el encargo expreso de preparar la reapertura de Cortes y la vuelta de la Constitución.
Durante la llamada “Dictablanda”, se buscó un proceso de recuperación de la vida parlamentaria y de la monarquía. Sin embargo, la sociedad española, en especial el mundo urbano, había cambiado y era prácticamente imposible volver a una situación anterior como si nada hubiese pasado. Por su parte, la oposición, compuesta por socialistas, republicanos y catalanistas, firmó en mayo de 1930 el Pacto de San Sebastián con el fin de oponerse políticamente a la monarquía, muy desprestigiada tras la dictadura, mientras se buscaba el apoyo del ejército.
En febrero de 1931, toma el gobierno el almirante Aznar, que convocará elecciones municipales. En dichas elecciones, se produce la victoria de los republicanos: Alfonso XIII deja el trono y abandona España, dando paso al cambio de régimen: se proclama la II República española.