Portada » Religión » El Camino de la Interioridad Cristiana: Profundizando en la Fe
Dentro de cada persona hay un espacio inexplorado que nadie puede abarcar y que denominamos interioridad. Es una extensión ilimitada, inmensa. Si me hago la pregunta «¿Quién soy yo?», es como si me asomara a mi interior y gritara: «¿Qué pasa por aquí?», «¿Quién anda ahí dentro?».
Los cristianos estamos llamados a ser personas de mucha interioridad para convertirnos en hombres y mujeres profundos, capaces de una existencia verdadera y solidaria.
Existen dos modos fundamentales de cultivar la interioridad: la meditación y la oración.
Meditar es reflexionar sobre algo con actitud receptiva y acogedora. Hay que enriquecer la propia interioridad con lo que la vida, los demás o Dios nos ofrecen. El cristiano, además de meditar a partir de las personas, los acontecimientos y las cosas, también medita sobre la Palabra de Dios e intenta entenderla.
Orar es hablar con Dios desde la intimidad y experimentar su presencia. Santa Teresa de Jesús definía la oración como tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama. La oración es, pues, un diálogo de amigos. En un diálogo se habla y se escucha. El creyente habla de lo que lleva dentro de sí y lo expresa de muchas maneras. Para ello utiliza oraciones ya hechas o crea las suyas propias.
El hombre y la mujer actual viven volcados hacia el exterior. A menudo se sienten incapaces de adentrarse en su propia interioridad, incapaces de llegar hasta el centro de sí mismos. Algunos rasgos de la sociedad actual, como la provisionalidad, la superficialidad y el ritmo acelerado de la vida, son algunos obstáculos importantes a la interiorización.
El cristiano que vive con autenticidad su fe necesita cultivar la interioridad. Para ello es necesario experimentar el silencio, conocerse en profundidad y buscar en el interior de uno mismo. Jesús dijo de diferentes modos que la felicidad procede de las actitudes profundas que brotan del corazón.
Dios ha convocado a hombres y mujeres a formar una comunidad que acogiese su revelación y recibiese su gracia: primero el pueblo de Israel, luego los seguidores de Jesús y, por fin, la Iglesia.
Desde entonces, los sucesores de los apóstoles son los obispos. El Papa es el responsable máximo de la Iglesia y el responsable de presidir el colegio de obispos.
Jesús les dio autoridad a algunos apóstoles para que anunciasen el Evangelio y sus obras, y a Pedro le dio un lugar destacado.
Se organiza y expresa en diferentes niveles: Iglesia universal, Iglesia diocesana y comunidades cristianas.
Son aquellas en las que se desarrollan las celebraciones sacramentales, la catequesis y distintos servicios a los necesitados, etc.
Está organizada como si cada cristiano fuera una parte del cuerpo cristiano, ya que todos están unidos a Jesucristo, que es la cabeza del cuerpo.
Porque reúne hombres y mujeres en torno a Cristo, los cuales, guiados por el Espíritu Santo, hacen presente a Dios en el mundo.
Porque los primeros cristianos ya proclamaban la Palabra del Señor según lo que les había dejado Jesús, donde Pedro ocupó un lugar destacado. Él menciona que la Iglesia está constituida para el servicio (obispos, diáconos…).
Que todos los cristianos son llamados al Reino de Dios y a esparcir la Buena Nueva.
Son todos los cristianos unidos, dirigidos por el Papa.
Son las Iglesias particulares o diócesis dirigidas por un obispo. Forman la Iglesia universal.
Son las parroquias o pequeñas congregaciones, las cuales son lideradas por un sacerdote. Forman la Iglesia diocesana.
Porque la vida en comunidad es vivir con otros que están unidos a lo mismo. La fe cristiana no puede vivirse aisladamente.
Porque Jesús quería que anunciasen el Evangelio de palabra y con obras, con servicio incondicional a los demás.
Es el don y compromiso que tienen todos los bautizados. El testimonio de vida cristiana es la primera y más importante forma de misión. También es una forma de presentar a Jesús y enseñar su mensaje.
Es una misión, es hacer presente a Cristo como salvador de la humanidad. Esto tiene dos consecuencias importantes:
Es una misión, es hacer presente a Cristo como salvador de la humanidad. Esto tiene dos consecuencias importantes:
Se llama liturgia al culto público de la Iglesia, efectuado como Iglesia, en su nombre y en comunión con ella. Son ritos y ceremonias tradicionales del cristianismo.
La liturgia incluye ritos y ceremonias con que los cristianos expresan culto a Dios, como la Eucaristía. Es una forma de renovar la vida por medio de Dios.
El Concilio del Vaticano II afirmó que la liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza.
La liturgia es una expresión comunitaria de lo que los cristianos creen y viven, de sus experiencias, ideas y sentimientos, y además es el modo en el que Dios alimenta la vida cristiana.
Los sacramentos no son gestos y ritos ajenos a la experiencia cristiana que vive el creyente, sino que brotan de esa misma experiencia.
El cristiano, movido por el Espíritu Santo, hará de la oración el motivo de su vida diaria y de su trabajo, la oración creada en la actitud de alabanza y agradecimiento al Señor.
La Iglesia es una porque tiene un solo Señor, confiesa una sola fe, nace de un solo bautismo, no forma más que un solo cuerpo, vivificado por un solo Espíritu.