Portada » Historia » El Batllismo: Modernización, Reformas Sociales y Legado en Uruguay
La modernización en el medio rural uruguayo, a finales del siglo XIX y principios del XX, marcó las diferencias sociales de manera notoria. Los signos de esta modernización fueron:
Estos avances dejaron sin trabajo a mucha gente, que se quedaron sin lugar donde vivir. En 1900 ya se había alambrado casi todo el territorio, pero la transformación económica no había sido completa porque no favorecía a la mayoría de la población. Los hacendados seleccionaban a los trabajadores más especializados y las familias de los demás no tenían para comprar comida, formando los llamados «pueblos ratas».
El 1 de marzo de 1903, José Batlle y Ordóñez fue electo presidente con 55 votos de 82. Cabe destacar que en esa época no había voto directo del pueblo. Batlle recibió un país recuperado económicamente, pero con un nivel de desocupación altísimo. Declaró que durante su gobierno observaría la política de coparticipación.
Para Batlle y Ordóñez era inaceptable que el país conviviera con dos gobiernos: uno en Montevideo, encarnado en él, y otro en la campaña, cuyo jefe formal era Aparicio Saravia. En consecuencia, según el Pacto de la Cruz, renovó las Jefaturas Políticas de los 6 departamentos reservados para los blancos.
La guerra civil se desató porque no se concretó ningún acuerdo sobre el compromiso verbal que, para los nacionalistas, sí existía. En 1904 se enfrentaron los blancos, con 15000 hombres mal armados (caudillos jóvenes montevideanos y el pobrerio rural), y los colorados, con un ejército de 30000 hombres bien armados, con dinero, ferrocarril y telégrafo, liderados por Justino Muniz.
En Masoller, el 1 de septiembre de 1904, Saravia fue herido de bala y murió diez días después. La Paz de Aceguá fue firmada el 24 de septiembre y establecía la pacificación y el compromiso de reforma constitucional. La guerra causó muchas muertes y escasez de mano de obra para explotar la lana.
Entre los dos gobiernos de Batlle, gobernó Claudio Williman, quien inauguró el puerto de Montevideo el 25 de agosto de 1909 y concretó el tratado de límites con Brasil el 30 de octubre de 1909, entre otras cosas.
La segunda presidencia de Batlle se desarrolló de 1911 a 1915. Su filosofía no aceptaba el determinismo para el hombre; sostenía que el hombre era capaz de llevar a cabo cambios sociales sin recurrir a la violencia ni a las determinaciones económicas del socialismo. Era contrario a todas las religiones y a la pena de muerte, lo que llevó a su supresión.
En 1903 puso en vigencia la Ley de Conventos, que limitaba el ingreso de nuevos miembros a esas instituciones religiosas. En 1905 se presentó un proyecto sobre el divorcio. En 1906 el gobierno ordenó retirar todas las imágenes religiosas de los hospitales. En 1911 se eliminó la parte religiosa de la toma de posesión de ediles. El mismo año se presentó el proyecto que abolía la pena de muerte, sustituyéndola por 30 o 40 años de prisión.
El gobierno de Batlle defendió los derechos de los hijos naturales y la investigación de la paternidad. También se envió un proyecto prohibiendo la corrida de toros, el boxeo y las riñas de gallos.
Batlle, como hombre culto, quería que su sociedad fuera capaz de reflexionar y razonar. Por esto, se extendió la educación al mayor número posible de personas.
Batlle creía que el Estado debía actuar como árbitro en los conflictos sociales porque no creía en la lucha de clases. En febrero de 1905, los nacionalistas presentaron un proyecto de ley de trabajo que proponía 10 horas laborales, limitando el trabajo de la mujer y de los niños. En 1906, el presidente envió un proyecto similar.
El legado de Batlle y Ordóñez en Uruguay es profundo y duradero. Sus reformas sociales, su impulso a la educación y su visión de un Estado activo sentaron las bases de un país moderno y con una fuerte identidad social.