Portada » Geografía » El auge agroexportador en América Latina (1870-1930)
La economía agro-exportadora (1870-1930) se caracterizó por la consolidación de la propiedad privada, reconociendo a la tierra como un factor clave para el desarrollo capitalista. Se crearon mercados de productos (intercambios), tierras y trabajo (los trabajadores venden su mano de obra a cambio de una retribución llamada salario). Surge un sistema financiero (bancos, etc.) y se comienza a comercializar con el dinero como factor central. La sociedad se va dinerizando, convirtiendo al dinero en una institución social más que en un simple pedazo de metal o papel, al cual la misma sociedad le da importancia.
La economía capitalista se especializó en la producción de bienes privados fundamentalmente orientada a la exportación. Este es, de alguna manera, el orden oligárquico. Además, estas economías estaban concentradas en determinados productos rentables, exportables y condicionados por el destino al cual se exportaba. La inserción internacional en este tipo de comercio es completamente dependiente, donde los países europeos (sobre todo Inglaterra) son quienes manejan el comercio y las finanzas, respaldados por sus altos recursos bélicos.
Existe una división internacional del trabajo, en donde cada región del mundo tiene su tarea. América Latina tiene como tarea ser un país exportador de materias primas y comprador de productos manufacturados.
América Latina se inserta en un período post-segunda revolución industrial. La alta demanda de materias primas favorece a América Latina, subiendo los precios de las exportaciones y bajando los de las importaciones. La tasa de inmigraciones internacionales crece tremendamente (europeos que buscan una vida mejor y América Latina es su receptor), constituyendo gran parte de los obreros.
Es una etapa en la que se desarrolla el capital financiero y se revolucionan tecnológicamente los transportes y el comercio (mejoras de infraestructura, etc.).
Esas inversiones se destinan a la mejora de la infraestructura (que favorece al transporte) o a la creación de instituciones financieras. Hay un auge de prestaciones a los gobiernos internos como forma de inversión. Inversión directa de la inversión extranjera para las remodelaciones que contribuyeron a los servicios como el saneamiento, la iluminación, etc.
Es un período de gran crecimiento económico, en parte por la llegada de inmigrantes. Las tasas de nacimiento son elevadísimas (10 hijos eran normales). Existía una tasa de mortalidad infantil muy alta y una esperanza de vida muy baja, lo que debería significar el descenso de la población. Pero con la alta natalidad y los inmigrantes, la población no paraba de crecer. Por esto también se puede explicar por qué, a la hora de hablar del PBI per cápita, los datos eran bajos. La economía crecía, pero la población más.
El PBI refleja un gran crecimiento económico. También se observa una gran concentración de las riquezas, lo que se traduce en el aumento de las desigualdades. Se comienzan a gestar los movimientos de urbanización (migración campo-ciudad). La mayoría de los inmigrantes se concentra en las zonas urbanas, lo que aumenta significativamente la población de estas zonas. Esta llegada de la urbanización desemboca en la creación del mercado interno y una economía urbana.
Se crean servicios asociados a la agroexportación, como servicios de finanzas (contabilidad), seguros y transportes. Además, surgen mini industrias locales (panaderías, etc.).
Hay dos períodos que impactan brutalmente en el desarrollo de las economías latinoamericanas. La primera es la Primera Guerra Mundial, que paraliza los comercios en general, generando un estancamiento comercial y económico. La crisis genera un estancamiento bastante grande a nivel mundial, que genera un stop gigante en el crecimiento de las economías latinoamericanas.
En el último tercio del siglo XIX, América Latina inicia un período de relativamente rápido crecimiento económico, basado en una dinámica de inserción en la economía internacional. Este proceso, sin embargo, no fue homogéneo; algunos países iniciaron este proceso antes y otros después, por lo que unos presentaban un crecimiento acelerado y otros en menor medida.
Este proceso fue resultado de la unión de dos factores. El primero hace referencia a la fuerte incidencia de la revolución de los transportes en el ámbito comercial, la cual generó una reducción en los costos del transporte. A esto, además, se unió la continua expansión de la demanda internacional de materias primas y alimentos por parte del mundo industrializado.
Los otros factores fueron los cambios a nivel político-institucional, los cuales se procesaron en la mayoría de los países latinoamericanos. Estos fueron de dos tipos: el primero fue que se realizaron avances importantes en las reformas económicas liberales, como, por ejemplo, la abolición final de la esclavitud, la creciente movilidad interna de la mano de obra, entre otras. El segundo se relaciona con que se consolidaron las estructuras del poder político, que, a su vez, generaron mayor estabilidad institucional (no en todos los países ni de manera definitiva). En los casos que sí se produjo, fue de la mano de la instalación de gobiernos autoritarios, los que se preocupan por asegurar el poder de las élites frente a los sectores populares.
Como resultado de estos factores, se consolidaron los Estados Nacionales, que redujeron los conflictos internos e internacionales. A partir de la combinación de estos dos conjuntos, se destacó un proceso de gran expansión de las exportaciones latinoamericanas, las que tuvieron un fuerte y desigual poder de arrastre sobre el resto de las economías. Además, el crecimiento se vio favorecido por grandes flujos de capitales desde el exterior y por inmigraciones europeas.
Con respecto a lo social, este período se caracterizó por un marcado proceso de diferenciación, desde una dimensión territorial y social. La brecha entre los países más ricos y pobres creció significativamente; esto llevó a que aumente también la desigualdad dentro de cada país. El proceso exportador generó en algunas regiones cierta diversificación de las estructuras productivas, que se expresó en el desarrollo de la industria manufacturera, de las infraestructuras de comunicaciones y transportes y de los servicios financieros, así como el gran avance de la urbanización.
Al final de este período, América Latina sería distinta a la de mediados del siglo XIX. Concluye al enfrentarse a una serie de cambios importantes en la economía mundial: la crisis financiera mundial de 1929 y la resultante Gran Depresión.
La economía capitalista se basa especialmente en la producción de bienes primarios para la colocación de su venta en la exportación. Es una economía exportadora, no a su consumo interno, sino que venden internacionalmente. Es una economía concentrada en pocos productos; cada país se especializa en uno o dos productos, como, por ejemplo, lana y cuero, café, etc.
Cuando este período va concluyendo, Estados Unidos aparece como un gran consumidor. La forma en la que se inserta América Latina en la economía es subordinada-dependiente; quienes imponen decisiones son otros que manejan finanzas, por ejemplo, Inglaterra, que tiene gran poder económico y de negociación. Son países europeos que controlan su comercio; las condiciones son impuestas por estos. Las economías centrales europeas se han centrado en la producción de bienes centrales manufactureros; esas especializaciones hacen que se establezca una división internacional del trabajo.
A la relación de precios de exportación-importación se le llama términos de intercambio. En esta época, los términos de intercambio mejoran para América Latina; los precios de los bienes que exportan aumentan más que los que importan los países europeos, que tienden a caer.
LAT: demanda externa, términos de intercambio favorables y oferta de capitales (oportunidades de comercio y de inversiones directas). Las economías europeas quieren colocar inversiones exteriores, ya que tienen capital para poder hacerlo. Buscan invertir.
Es un período de gran crecimiento por habitante, la llegada de millones de europeos a los países latinoamericanos. El crecimiento económico se matiza con el aumento de la población. La población crece porque las tasas de natalidad son altas y la migración también. La fecundidad es elevada. El crecimiento económico se ve afectado también por la gran concentración de la riqueza, crecimiento con aumento de la desigualdad, se concentra más la riqueza en países ricos. En todo este período, el precio de la tierra crece mucho más que los salarios, así se ve cómo se distribuye la riqueza, no es equitativo. Empiezan las ciudades a transformarse y se concentra la población, llegan muchos inmigrantes que se instalan en las ciudades, muy pocos se instalan en el campo. Esto contribuye al crecimiento de las ciudades.