Portada » Historia » El Ascenso del Nazismo: Orígenes, Toma del Poder y Dictadura en Alemania
Los orígenes del nazismo se remontan a 1920, momento en el que Hitler funda el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP). Como emblema, el partido escogió la bandera roja con la cruz gamada (esvástica, símbolo presente en diversas culturas, incluidos los antiguos germanos) y, a imitación del Partido Fascista italiano, pronto se dotó de unas fuerzas paramilitares para alcanzar sus objetivos mediante la violencia. Estas fueron las SA o Secciones de Asalto, dirigidas por Ernst Röhm.
Su primer intento de asalto al poder resultó un fracaso. El Putsch (golpe de Estado) de la Cervecería de Múnich en 1923 fue desarticulado por la policía y el ejército, y Hitler acabó siendo encarcelado. En prisión escribiría la obra que resume su ideología, Mein Kampf (Mi Lucha), donde expresó su desprecio por la democracia parlamentaria y su odio al bolchevismo y al pueblo judío (antisemitismo). Defendía, además, la superioridad de la raza aria y la necesidad de forjar un gran imperio (Reich) que uniese a todos los pueblos de habla alemana.
Hitler sabía que necesitaba el apoyo masivo de la población si quería triunfar. Para ello, haciendo uso de una excelente oratoria, lanzó discursos demagógicos en los que prometió trabajo para todos, subida de sueldos y avanzar hacia una sociedad más solidaria, un discurso con tintes socialistas para atraer a las masas. Pero también manipulaba a la población identificando a judíos, comunistas y demócratas como los culpables de la crisis de posguerra y del Crack del 29 (caída de la bolsa de Nueva York, que afectó a todo el mundo capitalista), crisis que golpeó fuertemente a Alemania cuando las inversiones y capitales estadounidenses fueron retirados del país. Todo esto se desarrolló en medio de un ambiente de extrema tensión creado por las SA, enfrentadas en las calles con las milicias comunistas, mientras que, de forma hipócrita, los nazis afirmaban ser la única garantía de orden social.
La crisis socioeconómica alcanzó niveles máximos en 1932. Arruinada por la crisis, parte de la población fue seducida por las propuestas de los partidos extremistas. Burgueses arruinados, campesinos y obreros desesperados se unieron en masa a los nazis, atraídos por sus promesas. Los intelectuales y una parte importante de los obreros se unieron a las filas de los comunistas.
El apoyo del gran capital fue igualmente clave para el Partido Nazi. Los grandes industriales y banqueros de Alemania financiaron las campañas electorales de Hitler.
Las elecciones de 1932 dieron a los nazis más de 13 millones de votos, pero Hindenburg, el presidente de la República de Weimar, se resistió inicialmente a cederles el poder. Sin embargo, la enorme crisis que atravesaba Alemania y las presiones del mundo de la política y de la economía hicieron que finalmente Hitler fuese nombrado canciller a principios de 1933. Poco tiempo después, los nazis provocaron el incendio del Reichstag (Parlamento alemán), del que acusaron a los comunistas.
La manipulación periodística nazi del incidente fue aprovechada por Hitler para eliminar todo rastro de democracia en Alemania y exigir plenos poderes.
Tras la muerte de Hindenburg en 1934, los nazis transformaron Alemania en una dictadura totalitaria, siendo Hitler el Führer (líder) y canciller del Tercer Reich.
Este objetivo se consiguió mediante:
Paralelamente a este proceso, se inició una implacable persecución de toda oposición política e ideológica.
Para controlar totalmente el Estado alemán, se depuró la administración pública mediante leyes que autorizaban el despido por motivos políticos y raciales. El poder judicial dejó de ser independiente y quedó sometido a la voluntad de los nazis.
Una vez controlados todos los resortes del Estado, los nazis se apresuraron a manipular a toda la sociedad alemana con el fin de asegurar su sometimiento. Sus políticas pusieron énfasis en la cohesión social, basada en la superioridad de la raza aria y la ideología del nacionalsocialismo. La educación, la cultura y el arte debían seguir las consignas nazis; la prensa fue duramente censurada, se crearon listas de autores prohibidos e incluso se organizaron quemas públicas de libros considerados perniciosos.
La mujer fue totalmente relegada en la sociedad nazi, limitando su rol a las llamadas tres ‘K’:
Finalmente, para asegurar el adoctrinamiento de la juventud, se crearon las Juventudes Hitlerianas (Hitlerjugend) y la Liga de Muchachas Alemanas (Bund Deutscher Mädel), organizaciones que se encargaban de controlar y orientar el ocio y la educación de los jóvenes según los principios nazis.