Portada » Griego » El Arte Funerario Etrusco: Un Recorrido por Sarcófagos y Urnas Cinerarias
Terracota, largo: 2,20 x 1,41. Hacia 520 a.C. Esta obra aún suscita mucha intriga en cuanto a su función y atribución. Se plantean dudas sobre su propósito: ¿Fue concebido para un banquete fúnebre o para representar la vida aristocrática de la pareja? ¿Se hizo para uno o para ambos? ¿Por qué se cambian los sarcófagos de cofre por este tipo de representaciones?
Estos sarcófagos vinieron a sustituir los más antiguos, con aspecto de arcones. Sí parece haber consenso en cuanto al autor, que no sería griego -aunque las cabezas y los torsos tengan rasgos focenses-, al igual que el principio antihelénico que rige el conjunto, como es el desprecio por la parte inferior del cuerpo humano; las piernas no parecen existir aunque el calzado se reproduce con todo detalle.
Pertenecen al periodo jónico, que es la influencia jónica que llega en torno al siglo VI a.C., cuando el panorama etrusco sufre un vuelco completo. Debido a las invasiones persas, Jonia es asediada y sus habitantes huyen, llegando a Etruria. Entre ellos hay maestros, y lo nuevo, como es costumbre, atrae, se copia y adapta. Traen nuevas leyendas y enriquecimiento iconográfico, así como un gran interés por la vida cotidiana y la naturaleza.
Casi toda la producción escultórica etrusca suele ser realizada por artistas locales. En el Clasicismo Etrusco, Etruria se encuentra en crisis, en torno al 470 a.C. nada nuevo ocurre. La producción sigue esquemas del arcaísmo final griego y principios del estilo severo. Etruria se encuentra aislada del Mediterráneo, mientras que el arte griego está en auge, con sus victorias sobre los persas. El arte se había vuelto otra vez exponente de aristocracias sin sentido alguno.
Pero de repente, en la segunda mitad del siglo V a.C., aparece una reacción, con grandes obras que rompen con lo que se estaba haciendo.
Caliza, largo = 1,94 m, de la necrópolis Banditaccia = Caere. Hacia 400 a.C. Es el primer sarcófago etrusco con el frente decorado. La postura yacente del muerto es una variante a la de, por ejemplo, los esposos, que se da a lo largo del siglo IV a.C. Este tipo de representación yacente puede ser por influjo púnico.
Se da por primera vez el relieve histórico, que vemos situado en los lados. Se representa al difunto en procesión, no se sabe muy bien con qué fin, pero se observa al mismo personaje barbado que el yacente. Caminan precedidos por músicos, y también hay caballos.
Es un segundo florecer de esta cultura, aceptando modelos griegos, con los que toman intenso contacto. Pero aún se mantiene vivo el elemento etrusco-itálico, que hace que aparezcan cosas diferentes.
Pintura sobre mármol, altura friso = 50 cm. Ciertos detalles, como la aparición de las amazonas combatiendo en carros, hacen pensar en un ambiente itálico. Sea cual sea el origen, el comprador tuvo poco criterio en la inscripción. Cabe decir que las carnaciones, en este caso femeninas, carecen prácticamente de sombreado.
Caliza. Largo = 2,08 m. Tumba Partunus, Tarquinia. En esta etapa se estaba desarrollando una tremenda producción de sarcófagos tallados. Algunos de estos tienen carácter retratístico, como es el caso de este. Aparece con una inscripción con los cargos ejercidos en vida y la edad en que falleció.
Es del siglo II a.C., más grande y de terracota policromada. De nuevo aparece la tapa con una figura recostada viva, pero la tipología es algo distinta: seguramente era un sarcófago para inhumación. La decoración en relieve es a base de columnas corintias adosadas, rosetas, etc. Ya la influencia orientalizante ha desaparecido y la griega es más helenística, más cerca de lo que se va a ver después en Roma.
El cuerpo quizá es demasiado largo para ajustarse mejor a la forma del sarcófago. Ya no es un cuerpo aplastado, sino que tiene una de las piernas un poco doblada. En la mano lleva un platillo o un espejo. El rostro permanece tranquilo y sereno y la mujer debía ser de procedencia noble por sus adornos. El velo está magníficamente realizado, con un remate de florecillas. El modelado también es muy bueno.
Del siglo VIII a.C. son las primeras urnas que merecen la pena exponer. Es con la aparición de griegos y fenicios en las costas que se traen elementos que se imitarán, aunque haya una dualidad entre la costa y el interior.
Terracota. Alto 30 cm. Vetulonia. Fines del siglo IX – VIII a.C. Este tipo de urnas son desarrolladas sobre todo en la zona del Lacio y en la Etruria meridional y costera. Reproduce las cabañas villanovianas, germen del templo también. La afición de acrecentar el tejado con sus adornos también, el alero también está… etc.
Terracota. Técnica de impasto. Alto: 42 cm. Bolonia. Siglo VII a.C. Muestra el final de una tradición de urnas cinerarias en impasto. La decoración mantiene el monopolio de motivos geométricos, estos realizados por improntas, en yuxtaposición. Esto pervivirá en el bucchero más tarde.
Bronce. Altura, 32 cm. Necrópolis Bisenzio, hacia 710 a.C. Contrastan sobre la vasija las decoraciones repujadas, que son puras líneas geométricas, con las figuras. Todas con el mismo sentido, y también diferente sociedad, todas alrededor del tótem u oso.
La costa vive este influjo.
Siglo VI a.C., evolución de las urnas anteriores. Se trata de una vasija redondeada en donde la tapa que cubre la misma es en forma de cabeza de barro. Dicen que es el origen del retrato, aunque hay dudas. A la vasija a veces también se le añadían brazos, o extremidades, parece ser que es un intento de recuperar al difunto.
Se da en el periodo de crisis (mirar arriba).
Finales del siglo V a.C., marcará estilo, pues con esto se crean representaciones del estilo del muerto con personajes divinos o del más allá.
Se abría el siglo IV a.C. con la toma de Veyes (no es un buen augurio), en el 396 a.C., además de invasiones celtas. En medio de este ambiente, Etruria tiene un periodo de recuperación, habrá aventuras comerciales exitosas, la costa sigue influjos, pero el interior mira atrás hacia su pasado y crean nuevas cosas. De esta actividad es:
Bronce. Largo: 69 cm. Alto, 41 cm. Principios del siglo IV a.C. Hallado en Perugia. Es la obra cumbre de las urnas cinerarias antropomorfas, que desde el arcaísmo final se venían desarrollando, que cabe ver en la complejización de las urnas canopos. Es evidente ver el influjo de la iconografía del banquete, creada en los talleres del sur de Etruria. Aúna la anatomía clásica con el hieratismo funerario de tradición. Descoyunta la cintura para darle dignidad al torso.
: Alabastro. Alto 47cm. Tumba volterra. Segunda mitad S.II a.c. en esta imagen se funde la iconografía humorística y la funeraria. El difunto, aparece togado, se desde de 5 oficiales en presencia del ejército, representado por dos soldados y dos comicines que tocan sus instrumentos. Dos de los oficiales le acercan un caballo, recuerdo del que montó en su vida como general, y alusión a que le conducirá al más allá.