Portada » Arte » El Arte Barroco: De Bernini a Velázquez, un Recorrido por la Grandeza Europea
– El término «barroco» se refiere a la cultura europea del siglo XVII, abarcando arte, monarquía, economía y religión.
– Originado en el lenguaje de joyeros portugueses y comerciantes florentinos, adquiere connotaciones estéticas en Francia en el siglo XVIII.
– Heinrich Wölfflin inició la consideración del Barroco como un estilo artístico.
– Se distinguen dos corrientes de estudio: la formal y la sociológica.
– El Barroco se caracteriza por su servicio a las monarquías absolutas y al catolicismo de la Contrarreforma.
– Bernini, escultor destacado del Barroco, dominó todas las disciplinas artísticas.
– Su producción escultórica se divide en cuatro etapas: juvenil, alto barroco, periodo medio y estilo tardío.
– Destaca por su virtuosismo técnico, el tratamiento de las ropas y su capacidad para crear obras espectaculares.
– Obras emblemáticas incluyen «El Éxtasis de Santa Teresa» y la «Fontana dei Quattro Fiumi».
– Caravaggio, pionero del naturalismo y tenebrismo pictórico, llevó una vida bohemia y controvertida.
– Su producción se divide en tres etapas: inicial, intermedia y final.
– Obras icónicas incluyen «La cena de Emaús» y «La crucifixión de San Pedro».
– Flandes, católico y monárquico, destacó en la pintura religiosa y mitológica.
– Holanda, protestante y republicana, cultivó temas bíblicos y escenas costumbristas.
– Pedro Pablo Rubens, maestro del barroco flamenco, destacó en la pintura religiosa y decoración palaciega.
– Rembrandt, líder de la escuela holandesa, creó obras notables como «La lección de anatomía del doctor Nicolaes Tulp» y «Ronda de noche».
– La escultura barroca española se distingue por su independencia de los modelos extranjeros y su preferencia por la madera, pintada con múltiples colores.
– Los retablos barrocos son estructuras arquitectónicas decorativas que narran escenas católicas con pinturas y relieves, mientras que los pasos procesionales son sacados a la calle durante la Semana Santa para conectar con los fieles.
– Las autoridades eclesiásticas buscaban una interpretación realista y emocional en las obras, adaptándose a las variantes regionales y al carácter de los habitantes de cada lugar.
– En Castilla, destacó Gregorio Fernández, maestro del barroco castellano, conocido por sus obras cargadas de patetismo y su atención al realismo, especialmente en las representaciones de la Pasión.
– En Andalucía, Juan Martínez Montañés y Juan de Mesa fueron figuras destacadas, definiendo modelos icónicos de escultura religiosa barroca, como el Niño Jesús, la Inmaculada y diversos crucificados.
– A diferencia de la imaginería, los pintores españoles del Barroco están altamente influenciados por modelos extranjeros, especialmente de Italia y Flandes.
– La llegada de esta influencia se da a través de los viajes de pintores españoles a Italia, la emigración de pintores italianos y flamencos a España y la compra de cuadros en el mercado del arte.
– En el siglo XVII, conocido como el «Siglo de Oro» de la pintura española, se distinguen dos períodos: el naturalismo tenebrista en la primera mitad y el realismo barroco en la segunda.
– La Iglesia sigue siendo el principal cliente de los pintores, por lo que predominan los temas religiosos en la pintura barroca española, aunque también se desarrollan temas profanos como el retrato y el bodegón.
– La pintura barroca española está fuertemente influenciada por modelos extranjeros, con artistas que imitan técnicas y estilos italianos y flamencos.
– El siglo XVII es considerado el «Siglo de Oro» de la pintura española, con dos períodos distintivos: el naturalismo tenebrista, influenciado por Caravaggio, y el realismo barroco, influenciado por Rubens y Tiziano.
– Los temas religiosos predominan en la pintura barroca española, especialmente en retablos y grandes lienzos de altar, aunque también se desarrollan temas profanos como el retrato y el bodegón.
– José de Ribera destaca en el naturalismo tenebrista, mientras que Velázquez se distingue en el realismo barroco, siendo considerado uno de los mayores genios del arte español y del arte barroco europeo en general.
Título: Éxtasis de Santa Teresa. Autor: Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 1598 – Roma, 1680). Cronología: 1647-1652. Tipología: escultura exenta. Material: mármol. Medidas: 351 cm (alto). Estilo: barroco. Tema: religioso. Localización: Iglesia de Santa Maria della Vittoria (Roma).
Muestra del theatrum sacrum, el espacio adquiere un carácter escenográfico muy pronunciado, en el que se acoge un espectáculo sagrado entre lo espiritual y lo terrenal.
Sobre un altar situado en el centro de la capilla, un ángel retira la saeta candente que ha clavado en el pecho de Santa Teresa, quien, reclinada sobre nubes, experimenta una sensación de dolor y placer que simbolizan el amor divino.
Para representar el éxtasis místico, Bernini esculpió un rostro con ojos pesadamente cerrados y boca entreabierta después de recibir el fuego divino de manos de un ángel sonriente de gestos contenidos.
La convulsión interna se plasma en los pliegues abundantes y expresivos de su hábito, con los cuales realiza un juego de volúmenes y claroscuros que otorgan dinamismo a la escena. El artista consigue pronunciar el movimiento a través del cruce de diagonales que crean las dos figuras, formando una composición en aspa.
La luz cenital ilumina de forma natural el grupo escultórico, convirtiéndose en una luz divina gracias a los rayos de bronce.
En las paredes laterales se sitúan relieves marmóreos que representan palcos en perspectiva donde se asoman los miembros de la familia comitente.
Esta escena representa la transverberación de Santa Teresa, una de las experiencias de éxtasis o unión mística con Dios narrada en el Libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús, escritora mística y fundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas.
Bernini se inspiró en la tela del Éxtasis de Santa Margarita de Cortona, realizada por Lanfranco.
El Éxtasis de Santa Teresa ha sido motivo de muchos estudios en diferentes campos de conocimiento. Prueba de ello es la obra de Dalí dentro del grupo surrealista: Dalí: El fenómeno del éxtasis (1933).
Título: Las tres Gracias. Autor: Peter Paul Rubens (Siegen, 1577 – Amberes, 1640). Cronología: 1635. Técnica: óleo sobre tabla. Medidas: 1,81 x 2,21 m. Estilo: barroco. Tema: mitológico. Localización: Museo del Prado (Madrid).
Inspirado en modelos de la Antigüedad clásica, Rubens mantiene una composición tradicional y presenta a las tres Gracias formando un círculo compacto.
Sobre sus cabezas aparece una frondosa guirnalda de flores y un putto que vierte agua con un cuerno de la abundancia. Un paisaje idílico característico de la pintura flamenca acentúa la belleza del conjunto.
En la estructura interna, el pintor flamenco da una especial importancia a la relación existente entre las figuras, porque, aparte de estar conectadas físicamente por los brazos y por el fino velo que las envuelve, también están vinculadas a través de la mirada, detalle que refuerza la unidad del grupo.
Otro aspecto relevante es el gran dinamismo que consigue la escena, gracias a la interacción que muestran los personajes entre sí, a su movimiento corporal con un pie retrasado a la espera de iniciar la danza y al predominio de la línea curva en sus siluetas.
Este último aspecto ayuda al pintor a reforzar la sensualidad de la escena, complementándola con el tenue foco lumínico que envuelve las figuras, con un juego armonioso de claroscuros que consigue, además, resaltar la blancura de sus cuerpos.
El cromatismo se fundamenta en el uso de las tonalidades pálidas, tanto en las figuras como en el fondo, dominado por los ocres y los verdes.
Esta obra corresponde al periodo final del pintor, en el que la calidad de su técnica pictórica se manifiesta en pinceladas sueltas y ágiles.
En la mitología grecorromana, las tres Gracias, eran la personificación de la belleza. Según Hesíodo, las Tres Gracias, Aglae, Eufrósime y Talía, eran hijas de Zeus y de la ninfa Eurínome, y presidían fiestas y banquetes danzando al servicio de los dioses, acompañando normalmente a Afrodita. Rubens utilizó esta temática para mostrar uno de los mejores ejemplos del ideal de belleza femenina de la época. Algunos críticos han querido reconocer las facciones de las dos esposas del pintor: Isabella Brandt, a la derecha, y Hélène Fourment.
La obra, comprada por el rey Felipe IV después de la muerte del pintor.
Rubens creó un estilo propio, recogiendo algunas propuestas importantes de la pintura de Tiziano y Tintoretto, la fuerza compositiva de Miguel Ángel y la luz de Caravaggio. Su arte tuvo una gran influencia en los siglos posteriores. Pintores como Delacroix y Renoir demostraron en sus composiciones la gran admiración que sentían por la obra del pintor flamenco. Renoir: fragmento de Las bañistas (1918-1919).
«Las Meninas» de Velázquez es una obra monumental del arte barroco que trasciende las fronteras del tiempo y del espacio. Desde su creación en 1656, esta obra maestra ha dejado una huella indeleble en el mundo del arte, y su presencia en el Museo del Prado de Madrid la convierte en uno de los tesoros más preciados de la humanidad.
Óleo sobre lienzo, con unas dimensiones impresionantes de 3.18 x 2.76 metros. Este lienzo monumental se erige como un testimonio magistral del talento y la genialidad de Velázquez, un artista cuya habilidad para capturar la realidad y la profundidad emocional es incomparable.
Velázquez despliega su virtuosismo técnico al organizar todas las figuras en la parte inferior de la composición, con la infanta Margarita como punto de convergencia. El juego de líneas y diagonales que se proyectan desde la infanta hasta el espejo y la puerta del fondo crea una sensación de profundidad y movimiento que hipnotiza al espectador.
Los efectos lumínicos que Velázquez logra en la obra son simplemente deslumbrantes. La forma en que la luz incide sobre las figuras del primer plano, sumergiendo en la penumbra a las más alejadas, crea una ilusión de espacio tridimensional que parece cobrar vida ante nuestros ojos. La paleta cromática, rica en matices tonales y contrastes, añade otra capa de profundidad emocional a la obra, mientras que los detalles cuidadosamente elaborados, desde las texturas de los vestidos hasta la expresión de los rostros, revelan la maestría técnica de Velázquez.
La temática de «Las Meninas» ha sido objeto de innumerables interpretaciones a lo largo de los siglos. Desde un retrato de la familia real hasta un comentario sobre el papel del artista en la sociedad, las posibilidades son infinitas. Además, la obra ha ejercido una influencia perdurable en la historia del arte, inspirando a generaciones de artistas a lo largo de los siglos. Desde Picasso hasta Goya y Dalí, muchos han encontrado en «Las Meninas» una fuente inagotable de inspiración y reflexión.
Velázquez se inspiró en la pintura veneciana del siglo XVI, el naturalismo de Caravaggio y la maestría técnica de grandes maestros contemporáneos como Rubens. El uso del espejo y la disposición de las figuras han sido comparados con obras como «El matrimonio Arnolfini» de Van Eyck, mientras que artistas contemporáneos como Thomas Struth han explorado la relación entre la imagen y el espectador en sus propias obras inspiradas en «Las Meninas».