Portada » Español » Ejercicios deixis
El primer gran teórico de la deíxis es K. Bühler, quien diferencia el campo simbólico, en donde los signos significan los objetos de manera abstracta, del campo mostrativo, en donde los signos significan los objetos a través de un señalamiento. Esta manera de significar es la deíxis. Distingue tres clases de deíxis: a)
deixis ad oculos, es la deixis equivalente a un señalamiento natural, a través de palabras como este, ese, aquel, que en realidad son sustitutos lingüísticos de gestos naturales, como pueden ser los de indicar con el dedo; b) anáfora, que consiste en la capacidad que tienen las expresiones deícticas de remitir a otras expresiones situadas antes o después en el contexto lingüístico, trasladando al discurso el mecanismo de la deixis ad oculos; c) deixis am phantasma, mediante la cual el hablante lleva al oyente al reino de la fantasía, utilizando los mismos recursos mostrativos que en la deixis ad oculos, para que pueda participar en una realidad que en verdad está ausente.La deíxis es un fenómeno de anclaje mediante coordenación de los enunciados con respecto a un punto 0 u origo en el que se sitúa el hablante, del que dan cuenta los marcadores mostrativos yo-aquí-ahora, en los órdenes personal, espacial y temporal, respectivamente. El hecho de que sean la persona el espacio y el tiempo del hablante necesarios para la coordenación deíctica ha propiciado dar la consideración de deícticos a fenómenos en los que se manifiesta la presencia del hablante. Sin embargo, una cosa son los fenómenos lingüísticos de naturaleza subjetiva, en los que se proyecta desde el hablante su presencia, de manera centrífuga, y otros, los estrictamente deícticos, que tienen que ver con una orientación centrípeta, en relación con el origo, con el punto 0 en que situamos el yo-aquí-ahora del hablante:Deíxis: yo (Origo) X Subjetividad: yo X(Orientación egocéntrica) (Movimiento subjetivo: modalidad, intencionalidad, etc.)
La toma en consideración del Yo-hablante o locutor constituye el carácter pragmático, más allá del estrictamente deíctico de las expresiones personales. Importa que estas expresiones codifican al codificador y el descodificador del mensaje, aunque incluyen el componente deíctico en relación egocéntrica con el punto 0 que coincide con el YO.La operación de anclaje de los enunciados, que es la deíxis, tiene lugar en la enunciación, en una prefase en donde existe un sujeto de la enunciación YO y un receptor, TÚ. En ella se produce el enunciado en el que pueden figurar como sujetos YO, TÚ y ÉL.Hay que distinguir entre un Yo abstracto, que ordena el discurso en torno suyo, de manera egocéntrica y el Yo concreto, que lleva a cabo el acto de habla. El primero justifica el egocentrismo deíctico, frente al segundo que justifca la subjetividad, como fenómeno egófugo relacionado con la modalidad, la intencionalidad, lo interpersonal, etc. Podríamos diferenciarlos a través de las ecuaciones siguientes: YO = Ego frente a un YO = sujeto .
La naturaleza deíctica del tiempo queda definida por la relación entre el tiempo de los acontecimientos y el punto 0 u origo en que tiene lugar el acto de enunciación. Por tanto, ese punto 0 es el correspondiente al hablante, aunque en la deíxis temporal hay coincidencia entre este tiempo y el del oyente, coincidencia que no tiene lugar en la personal, ni en la espacial.Del mismo modo que ocurre con la persona hay un tiempo lógico relacionado con el punto 0 y un tiempo de enunciación, un tiempo comunicacional, ahora, coincidentes en la actualización enunciativa. Las coordenadas temporales son receptáculo de la enunciación como fase previa al acto comunicativo o postfase, el cual se proyecta a la realidad , más allá de las coordenadas deícticas.
La referencia egocéntrica inmediata, por remisión al punto 0, es deíctica al igual que la mediata de los tiempos relativos (Véase tema 9), pues en ella se adquiere el valor deíctico por remisión el punto 0 también, aunque sea de forma mediata. También opera la subjetividad del hablante con respecto al enunciado reajustando la deíxis en la elección de estilo indirecto, ya que ello no es consecuencia de imposición gramatical, sino decisión intencional, según la actitud temporal que tiene como punto de referencia al Yo hablante:Este reajuste opera incluso en la llamada deíxis inherente léxica, cuya localización deíctica se lleva a cabo en relación con la localización del hablante, y oyente, y no con el del enunciado.
La lengua codifica el espacio, de la misma manera que codifica la persona y el tiempo. Lo que ontológicamente sea el espacio no nos interesa, sino como fondo de reflexión. La estructuración espacial tiene condicionamientos psicológicos que dan como resultado tres dimensiones que captará la lengua
Vertical: primaria: arriba/abajo
b) Horizontal: primaria: delante/detrás secundaria: izquierda/derechaLa localización espacial se corresponde con un impulso psicológico de reconocimiento del espacio en relación con la estructura externa de nuestro cuerpo, lo que tiene reflejo en el comportamiento lingüístico en la ordenación deíctica del espacio, en cuanto que ésta se lleva a cabo por medio de la relación con el punto 0 o egocentro en el que está situado el hablante. Dentro de este mecanismo general todas las lenguas no organizan igual el espacio deíctico, pudiendo dividirlo en dos zonas, como el inglés: this, that, en tres: este, ese, aquel, aquí, ahí, allí, como la española, o más, incluso, como ocurre en lenguas de Filipinas. No obstante, las localizaciones no siempre son deícticas, v.g.: La catedral está a doscientos metros de la universidad, porque no lleva a cabo la localización por relación al origo. Si decimos La catedral está a doscientos metros de aquí, sí es deíctica, porque localiza la catedral en relación con el punto en que está situado el hablante.Las expresiones deícticas fundamentales son los adverbios: aquí, ahí, allí; los determinantes demostrativos: este, ese, aquel; los presentativos: voici, voilà; raíces verbales: ir, venir, etc; otros adverbios: cerca, lejos, delante, detrás, etc, y preposiciones y afijos con perspectiva inherente. Algunos de estos elementos adverbiales y prepositivos crean problemas de ambigüedad entre la localización deíctica y la inherente de naturaleza perspectivístico-pragmática, que no tiene que ver con la simbolización deíctica en sentido que venimos manteniendo. Si alguien dice a otro: Ponte delante de Juan, puede querer decir que se ponga delante de él en una fila, lo que no sería deíctico; o que se ponga entre el emisor y Juan, para hacerle una foto, lo que sí sería deíctico, por llevar a cabo la localización por relación al punto 0 en el que se sitúa el hablante.Una cosa es el origo lógico, como punto de referencia sistemático, y otro es el punto 0 u origo real comunicativo, que pone de manifiesto explícitamente el adverbio aquí, cuya dimensión podemos decir que es elástica, pudiendo ir desde un punto minúsculo en joyería, microcirugía, o electrónica, hasta un almacén enorme, en ambos casos egotizados.Los demostrativos en los enunciados remiten al propio enunciado tras inflexiones enunciativas que lleva a cabo el emisor, reinstalándose en el espacio físico del enunciado, de manera icónica, para remitir al espacio enunciativo con este para lo próximo y ese y aquel para lo distante.