Portada » Filosofía » Dualidad Humana: Miseria y Grandeza en la Existencia
MISERIA Y GRANDEZA DEL HOMBRE (2)
Del ser humano se pueden decir las cosas más grandes y las cosas más bajas, pues en su naturaleza esencialmente compleja tienen cabida todas las contradicciones. Estas contradicciones son la manifestación más clara de que no es puro animal instintivo, sino espíritu encarnado en continua inquietud y desasosiego.
La persona humana es un misterio indefinible. Se pueden intentar definiciones al tratarse de cosas; pero tratándose de esa realidad “personal” que es el hombre, no es posible encontrar una forma que lo defina, que lo delimite adecuadamente.
En los tiempos modernos, ha cambiado enormemente la “autocomprensión” del ser humano: tenemos una manera muy particular de entendernos nosotros mismos, muy distinta a la que tenían nuestros antepasados.
«En ninguna época de la historia ha resultado el hombre tan problemático para sí mismo, como en la actualidad» MAX
«Hago el mal que no quiero, y el bien que quiero me es difícil hacerlo» SAN PABLO
El ser humano se enfrenta entonces a dos tipos de miseria que podemos clasificar de la siguiente manera:
La ciencia y la naturaleza presentan 3 “humillaciones” que lo desequilibran y lo colocan en una constante búsqueda de sentido y de su lugar en el mundo:
“Gran hombre de ciencia y de profunda reflexión filosófica y espiritual, durante toda su vida buscó la verdad”, dice la Carta, haciendo alusión al perfil biográfico del genio francés, pero, sobre todo, a una inquietud humana universal, integradora del pensamiento y de la vida, tan punzante y profunda como persistente; que se experimenta ineludiblemente de un modo u otro y frente a la cual solemos ofrecer resistencia.
.Esta inquietud por conocer la verdad, para vivir en ella, empero, es uno de los signos más alentadores y saludables del espíritu humano. Puede expresarse como ciencia o filosofía, ciertamente, pero no se identifica simplemente con ellas, pues la verdad parece ser más grande que la que se obtiene mediante la lógica de un método y el discurso racional. La verdad de la vida parece enseñarnos Pascal, es más un asunto espiritual que intelectual. Eso parece indicar su famoso aforismo, “El corazón tiene razones que la razón ignora”. Más, el corazón humano como sede de una intuición y saber superior al de la ciencia y al del razonamiento puramente lógico; no de un mero sentimiento.
Experimentamos la grandeza gracias a nuestro pensamiento que nos permite reconocer nuestra fragilidad.
Potencias del alma donde se fraguan las obras que trascienden:
Siguiendo a Pascal, parece que la mejor forma de salir de esa miseria o de prevenir caer en ella, por tanto, no es sólo la apertura del espíritu a “las verdades”, sino a las personas que están detrás de ellas como motivo o fin de nuestras inquietudes y pasiones. Esto requiere una libertad como obediencia convencida y cordial a la “verdad” del propio ser, al significado de la propia existencia, o sea, al “don sincero de sí mismo”, como camino y contenido fundamental de la auténtica realización personal. Éste es quizá el mejor antídoto contra la miseria del corazón.
Las decisiones que transforman:
El problema del mal: La existencia del mal en la historia humana ha sido siempre una de las causas de crisis en nuestra convivencia y de nuestra manera de relacionarnos con nuestro entorno:
El concepto de «el mal personal» hace referencia a las acciones, elecciones o actitudes individuales que se consideran moralmente incorrectas o dañinas desde una perspectiva ética, religiosa o filosófica. Este tipo de mal no depende de fuerzas externas o colectivas, sino que se relaciona directamente con las decisiones personales y la responsabilidad individual de quien las comete.
El problema del mal según san Agustín:
El mal estructural: Se refiere a las situaciones donde el mal surge de las estructuras sociales, económicas, políticas o culturales que perpetúan injusticias, sufrimiento o desigualdades. No siempre hay un «culpable» directo, sino que el mal se perpetúa a través de las instituciones o sistemas establecidos. Por ejemplo:
Mal banal de Hannah Arendt: El concepto de «la banalidad del mal» fue acuñado por Hannah Arendt en su análisis del juicio de Adolf Eichmann, uno de los organizadores del Holocausto. Arendt observó que Eichmann no parecía ser un monstruo, sino un burócrata común que justificaba sus acciones diciendo que «sólo cumplía órdenes».
RESUMIENDO:
REFLEXIÓN FINAL:
¿Qué es el humanismo? Término polisémico utilizado ya desde el siglo XVI en Italia, pero acuñado por el erudito alemán F. J. Niethammar (1808), para referirse a los que se consagraban a los studia humanitatis o tendencia que destacaba las lenguas y autores “clásicos” (latín y griego), es decir de las artes liberales en sus diversas manifestaciones culturales (historia, poesía, retórica, gramática, literatura y filosofía moral).
El proyecto didáctico del humanismo contribuyó a cambiar el concepto que el ser humano tenía de sí mismo. Redescubierto el valor de la individualidad, el ser humano se proyecta a sí mismo desde la libertad, y comienza a considerar a la propia razón, en lugar de la tradición o la autoridad como guía de interpretación de la naturaleza o de la realidad política.
Se trata de un humanismo cristiano en el que el ser humano se percibe a sí mismo como lugar de encuentro entre Dios y la realidad.
Algunos pensadores, a lo largo de la historia, han entendido que la creencia en Dios impide al ser humano realizarse plenamente. Para ellos, la creencia en Dios envenena la conciencia personal y las estructuras sociales, y lo convierten en un obstáculo que eliminar para conseguir que el ser humano ocupe el lugar que le corresponde.
El creyente, sin embargo, ha experimentado que sin Dios es imposible ser plenamente humano.
Los avances científicos y la confianza en la razón humana generaron una conciencia de progreso ilimitado, que sólo será posible cuando se desenmascare lo que limita la completa realización del ser humano.
Surgirá así un humanismo ateo en el que la mayoría de los pensadores, aunque provenientes de diferentes campos de conocimiento, coincidieron en que sólo prescindiendo de Dios era posible engrandecer al ser humano.
REFLEXIÓN FINAL:
¿TE PARECE QUE EL SER HUMANO DEL SIGLO XXI HA OLVIDADO LA PREGUNTA POR DIOS?