Su vida transcurríó entre dos épocas, la renacentista y la barroca, pues nacíó en 1547 y murió en 1616. Su obra refleja este periodo de transición y crisis, pues sus experiencias personales se convirtieron muchas veces en materia literaria.
Nacíó en Alcalá de Henares en 1547, hijo de un modesto cirujano, con una probable formación no universitaria, a pesar de que su obra muestra un gran conocimiento de la cultura de su época y un pensamiento cercano al erasmismo.
Su agitada vida le llevó a presenciar y a padecer las primeras señales de la decadencia política en la segunda mitad del Siglo XVI y a principios del XVII. En este momento se desarrolla una cultura pesimista y compleja, aunque muy brillante, que se aleja de los ideales renacentistas.
Su biografía estuvo marcada por viajes y estrecheces económicas: estuvo desterrado en Italia, participó en la batalla de Lepanto, permanecíó cautivo en Argel durante cinco años, fue recaudador en Andalucía y estuvo preso en Sevilla. Solo al final de su vida obtuvo elreconocimiento merecido como escritor.
Tras doce años de ausencia, volvíó a España (1580) e intentó ganarse la vida con diferentes empleos. Fue esta una etapa complicada para él a pesar del éxito de algunas de sus novelas.
Siempre con problemas económicos, buscó la protección de algún noble que le arropara en sus publicaciones (el conde de Lemos fue uno de ellos).
-TEATRO.- Como autor de teatro, destaca la producción de comedias y entremeses. Estos últimos son lo más valioso de su obra teatral. Son breves cuadros de la vida cotidiana del momento. Aparecen personajes variados y divertidos (criados intrigantes, tipos del mundo de la delincuencia). Algunos son versiones de cuentos tradicionales como El retablo de las
maravillas, basado en el cuento El traje nuevo del emperador o también El rey desnudo.
Reflejan una actitud humanista y liberal, a través de una ironía suave.
-POESÍA.- Sigue el patrón estético de la poesía renacentista. Lo mejor son sus romances y su poesía burlesca (dirigida mayoritariamente a sus rivales, Lope y Góngora).
-NARRATIVA.- Destacan entre otras muchas obras (Los trabajos de Persiles y Sigismunda, La Galatea) las Novelas ejemplares y Don Quijote de la Mancha.
Su contribución a la narrativa es esencial para el desarrollo de este género, pues, además de aclimatar al castellano la novela corta italiana, inicia la novela moderna con el Quijote.
Las Novelas ejemplares: de 1613, son narraciones cortas en las que Cervantes usa el término traducido del italiano “novella”, relato breve, que no utilizó para sus novelas largas. Será el primero en escribir este tipo de narraciones, pues hasta entonces solo se habían publicado traducciones de obras italianas (“soy el primero que ha novelado en lengua castellana”, escribe en el prólogo). Reflejan la influencia renacentista en dos
aspectos: en la búsqueda de la verosimilitud (aunque no siempre del Realismo) y la creación de personajes que responden más a un tipo literario que a una individualidad.
Algunas tienen un planteamiento idealista y otras se acercan al Realismo cercano a la picaresca, pero todas ellas dan sensación de verosimilitud y se presentan como si hubiesen ocurrido realmente. En estas novelas se muestra la tendencia de Cervantes a acabar los relatos con final feliz. Destacan “La gitanilla”, “El amante liberal”, “El celoso extremeño”, “La ilustre fregona” y sobre todo “Rinconete y Cortadillo” en la cual se presenta el centro del mundo marginal sevillano. El autor da aquí una visión burlesca de la religiosidad externa y de la devoción supersticiosa que muestran los personajes de los bajos fondos.
Don Quijote de la Mancha: Cervantes hace aquí una sátira de los libros de caballerías, muy populares en su época. Narra las disparatadas aventuras de un hidalgo que pierde el juicio a causa de su desmedida afición por este tipo de novelas.
Aparece en 1605 El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Diez años después se publicará la segunda parte, que surge a raíz de la publicación del que se ha llamado “el Quijote de Avellaneda”, una publicación de 1614 cuyo autor se ocultaba tras este seudónimo.
El Quijote de Cervantes narra la historia de un hidalgo manchego, de unos cincuenta años, que se vuelve loco por leer muchos libros de caballerías. El protagonista llega a creer que las narraciones son sucesos reales y decide salir de su aldea a buscar aventuras similares a las de sus héroes literarios con el objetivo de “desfacer agravios, enderezar entuertos y proteger doncellas”. En su cabeza, confundirá realidad y literatura.
-Estructura.- Se publicó en dos partes, 1605 y 1615. La primera parte relata dos salidas. La primera es una pieza casi autónoma. Cuenta cómo Don Quijote busca un nombre apropiado, una dama y un caballo con los que ser un caballero andante, además de alguien que le arme caballero. Acaba siendo apaleado y recogido por un vecino que lo reconoce y lo lleva a su casa.
Una vez recuperado, empieza la segunda salida; se busca un escudero, Sancho Panza, a quien convence con sus promesas, entre las que destaca el gobierno de una “ínsula”, y realiza el recorrido de toda la Mancha hasta que llega a Sierra Morena. Tienen lugar aquí las aventuras más conocidas de la historia: los molinos, los galeotes, los cabreros, los rebaños de ovejas, etc. A lo largo de esta segunda salida se intercalan narraciones
que constituyen novelitas prácticamente independientes.
En la segunda parte, se recoge un único viaje, la tercera salida. Para desmentir a su imitador, se niega a que sus personajes participen en unas justas en Zaragoza, tal como había prometido en la primera parte de la obra. Los protagonistas se dirigen a Aragón y llegan a Barcelona. Por el camino se hospedan en el palacio de unos aristócratas aragoneses. Los duques, que se han leído la primera parte, los reconocen y deciden
gastarles una broma. Todos ellos simularán ser un universo caballeresco. Por último, Don Quijote, ya en Barcelona, se batirá en duelo con el Caballero de la Blanca Luna, que no es otro que el bachiller Sansón Carrasco, enviado por su familia para alejarlo de la vida caballeresca. Cuando vence Carrasco, le hace prometer que regresará a su casa
y, una vez allí, recobra el juicio y muere.
En esta parte no hay relatos intercalados, pero sorprende que haya personajes que hayan leído la primera parte y que los protagonistas sepan que sus aventuras han sido publicadas y son conocidas.
-El narrador.- Parodiando los libros de caballerías, el narrador finge recoger datos sobre su protagonista en los archivos de la Mancha. Cuando parece que ya no encuentra ninguno más, acude al texto original escrito por un tal Cide Hamete Benegeli y se lo hace traducir a un morisco para poder continuarlo. Mediante esta ficción el autor se permite comentarios sobre el texto que supuestamente ha encontrado. De esta manera puede producirse un alejamiento irónico, que le permite comentar su propia obra.
-Intención de la obra.- Ya en el prólogo del libro, Cervantes dice que ha escrito el Quijote contra las novelas de caballerías. Las críticas a estas novelas habían nacido en los ambientes erasmistas y cultos, partidarios de una literatura seria y didáctica. Desde la perspectiva estética, censuraban estas historias por su inverosimilitud, pero también por su sensualidad. Cervantes escoge la crítica más eficaz, la parodia; todos los
elementos de las novelas de caballerías aparecen ridiculizados. A pesar de que la mente de Don Quijote transforma la realidad, esa realidad acaba imponiéndose sobre sus ideales caballerescos.
-Don Quijote y Sancho Panza.- Un gran valor de la obra de Cervantes es su pareja protagonista. Su interpretación ha variado a lo largo de la historia. En general, representan la antítesis entre locura y cordura, entre idealismo utópico y materialismo realista.
Don Quijote constituye el modelo del hombre noble, idealista y bondadoso, pero enajenado frente al mundo caballeresco. Su locura posee fases diferentes pues, en la primera salida, además de deformar la realidad sufre un desdoblamiento de personalidad; en la segunda salida esto no ocurre, pero su mente se transforma en un universo caballeresco. Sin embargo, en la tercera salida, sí que es capaz de ver las cosas
tal como son, pero los demás le engañan y le convencen de que algún mago le impide ver su mundo de ficción. Su locura se limita al mundo de lo caballeresco, ya que cuando no aparece este tema, resulta admirablemente cuerdo, generoso, culto, tolerante y mesurado.
Sancho Panza representa al hombre de pueblo, con una amplia sabiduría popular, práctico y materialista. Al mismo tiempo es una persona crédula e inocente y va sufriendo un proceso de “quijotización” a lo largo de la historia. Su lenguaje es uno de los mayores aciertos de la obra (vivo, popular y con muchos refranes).
Otro de los mayores aciertos en cuanto a los personajes, es que se influyen
mutuamente: Sancho, que al principio no entiende nada de lo que hace su señor, acaba alentándole en nuevas aventuras y consolándole después de sus derrotas. Don Quijote, por su parte, le da a menudo la razón y valora su sensatez, lealtad y sagacidad.
-Significado del Quijote.- Al principio lo que se valoró más fue su humorismo, pero con el paso de los años, como ocurre con los clásicos, refleja la complejidad del ser humano. También retrata a la perfección la sociedad de la época e intenta mostrar cómo los ideales renacentistas de belleza y heroísmo chocan con la decadencia social
que ya se apreciaba en este momento. Se trata pues, de una obra que muestra con ironía y maestría literaria, la transición que va del optimismo renacentista al desengaño Barroco.
LA VARIEDAD DE LOS DISCURSOS: LOS TIPOS DE TEXTOS Y SUS
CarácterÍSTICAS.
TEXTOS EXPOSITIVOS Y TEXTOS ARGUMENTATIVOS.
Los textos expositivos tienen como objetivo informar y aportar conocimientos sobre un tema cualquiera. La intención es pues, didáctica, hacer entender una idea o concepto o bien ampliar los conocimientos del receptor. Debe tener una forma ordenada, clara y objetiva. En ellos domina pues, la función referencial. Son ejemplos de textos expositivos los textos científicos más o menos especializados, la mayoría de textos del ámbito académico, apuntes, libros de texto, enciclopedias, etc.
Se pueden agrupar en:
Textos divulgativos: Informan de una manera clara y objetiva de un tema de interés general, se dirigen a un público mayoritario y deben ser fáciles de entender, aunque pueden variar dependiendo de la formación de los receptores y de la intención comunicativa del emisor.
Textos de carácter científico: Forman un subgénero muy especializado, con un grado de dificultad alto, pues van dirigidos a un receptor especializado en la materia.
No es frecuente encontrar un texto únicamente expositivo. A menudo aparecen combinados con la instrucción o con la descripción; pero, sobre todo, se combinan con los textos argumentativos.
Resulta muy habitual que la exposición no se limite solo a dar información, sino que la necesidad de probarla exige al emisor presentar argumentos y muchas veces la propia explicación es un recurso argumentativo propiamente dicho. No obstante, entre ambas tipologías existen diferencias: mientras que el fin de la exposición es mostrar, el de la
argumentación es demostrar y convencer.
ESTRUCTURA.
Parten de una idea que se desarrolla siguiendo un orden que puede ser lógico, cronológico o jerárquico.
La relación lógica se establece a partir de que ciertos hechos (causas) provocan determinados resultados (consecuencias). La relación cronológica se da en exposiciones que se plantean desde una perspectiva histórica. En la relación jerárquica, los hechos se refieren por orden de importancia.
La estructura básica de los textos expositivos se divide en tres partes, aunque no siempre siguen el mismo orden, ni siempre aparecen todas:
Introducción: Planteamiento del tema, se puede explicar o referirse a algunos antecedentes del mismo.
Desarrollo: Se aborda el tema y se incorporan los subtemas y ejemplificaciones, estas últimas muy importantes pues completan la comprensión del tema.
Conclusión: Se cierra el texto volviendo a la idea del principio normalmente, pero no aparece siempre.
FORMAS LINGÜÍSTICAS DE LA EXPOSICIÓN.
Las oraciones suelen ser enunciativas y predomina la sintaxis compleja sobre la simple, especialmente subordinadas. Abundas las oraciones atributivas y los marcadores de relación lógica (causa/efecto, consecuencia, ejemplificación, etc., para una mejor organización de las ideas. Las formas verbales suelen estar en presente intemporal, con un uso abundante de la tercera persona y oraciones impersonales. El léxico es claro y
preciso, es decir, denotativo y si hay adjetivos, son especificativos; se evita la ambigüedad y la polisemia.
Los textos argumentativos tienen como objeto expresar opiniones o rebatirlas con el fin de persuadir al receptor. El objetivo es siempre conseguir que el receptor se sitúe a favor o en contra de una determinada opción. Además de la función referencial que domina en la parte en que se expone la idea base, aparece en estos textos la función apelativa, carácterística del desarrollo de los argumentos.
La argumentación aparece en muchísimas clases de textos: en la oratoria política y judicial, los anuncios, los artículos de opinión, los editoriales de un periódico, la crítica de cualquier
espectáculo u obra artística, en los debates, tertulias y coloquios televisivos, etc. Recuerda que a menudo aparece entremezclada con textos expositivos, los cuales aportan veracidad a los argumentos y a la defensa de la tesis.
ESTRUCTURA
En el texto argumentativo se suele organizar el contenido en tres apartados: introducción (debe contener la tesis o idea que se defiende), el desarrollo (con los argumentos expuestos y
muchas veces la contrargumentación refutada) y la conclusión (una reafirmación de la idea central).
En detalle, el texto argumentativo presenta las siguientes particularidades:
Introducción: Breve exposición del tema donde se expresa la tesis, que es la idea que se va a defender; puede coincidir total o parcialmente con la conclusión final.
Desarrollo: Contiene el cuerpo de la argumentación. Se van aportando los
argumentos, es decir, las razones para confirmar la tesis o rechazarla. De los argumentos pueden surgir conclusiones parciales, que, a su vez, dan lugar a nuevos argumentos. Los más frecuentes son los siguientes:
1. De autoridad: son los argumentos de un experto, aquí pueden incluirse
datos o testimonios debidamente comprobados.
2. Del sentir de la sociedad: son argumentos que coinciden con la opinión de la mayoría.
3. Por analogía: son argumentos donde se relaciona el razonamiento con
casos o situaciones semejantes.
4. De ejemplificación: donde se pasa de un caso particular a una
generalización.
5. De la experiencia individual: son fruto de las vivencias del emisor.
Conclusión: En este apartado se vuelve a la tesis para reforzarla, se resumen los argumentos o bien se aportan elementos nuevos para tratar en un futuro.
FORMAS LINGÜÍSTICAS DE LA ARGUMENTACIÓN.
Se debe estructurar la argumentación en párrafos porque es crucial el orden de las ideas. Los marcadores o conectores adecuados explicitan la argumentación: de causa,
de consecuencia, de contraste, etc. Las ideas deben presentarse de forma clara y directa, evitando las divagaciones.
Recursos muy comunes son la repetición, la ironía, la metáfora, las interrogaciones retóricas, las citas y referencias a otros autores, etc.
Entre las formas más carácterísticas de la argumentación podemos destacar las siguientes:
1. En cuanto al léxico, abundan los verbos de opinión, adverbios de modo,
adjetivos valorativos, tecnicismos del tema que se trata y en general, un registro estándar.
2. La sintaxis sigue el razonamiento lógico y, por tanto, abundan las coordinadas
y las subordinadas.
3. En cuanto al tiempo verbal, predomina el presente y se usan a menudo la primera y la segunda personas.