Portada » Historia » Documentos clave del siglo XIX en España: Pronunciamientos, Abdicaciones y Desamortizaciones
El Manifiesto de Manzanares, publicado el 7 de julio de 1854, es un texto histórico de fuente primaria y carácter político. Fue redactado por Antonio Cánovas del Castillo y firmado por el general Leopoldo O’Donnell. Este documento se dirigió a la nación española con el objetivo de legitimar el pronunciamiento militar conocido como la «Vicalvarada» y promover un gobierno progresista, manteniendo a Isabel II como reina. Es crucial para entender el papel de los pronunciamientos militares en el desarrollo del sistema político liberal en España.
Idea Principal:
Ideas Secundarias:
Este texto se sitúa al inicio del Bienio Progresista (1854-1856), dentro del reinado de Isabel II (1844-1868). Durante la Década Moderada (1844-1854), el gobierno moderado, liderado por figuras como Narváez, enfrentó una gran inestabilidad política. Las divisiones internas y acusaciones de corrupción en la construcción del ferrocarril llevaron al pronunciamiento de 1854, dirigido por los generales O’Donnell y Dulce. Tras el enfrentamiento en Vicálvaro y la unión del general Serrano, el pronunciamiento adquirió un carácter progresista. La difusión del manifiesto transformó la sublevación en una revolución popular, obligando a la reina a llamar a Espartero, líder progresista, para formar gobierno, con O’Donnell como ministro de Guerra.
El Bienio Progresista se caracterizó por la Constitución no nata de 1856 y leyes económicas clave como la desamortización de Madoz (1855) y la Ley General de Ferrocarriles. Sin embargo, los motines de subsistencia y la conflictividad social llevaron al retorno del moderantismo (1856-1868).
El Manifiesto «España con Honra», fechado el 19 de septiembre de 1868, es un documento histórico de fuente primaria y carácter político. Sus autores fueron los líderes del pronunciamiento militar contra Isabel II: Juan Prim (progresista), Francisco Serrano (Unión Liberal) y el almirante Juan Bautista Topete. Esta revolución, conocida como «La Gloriosa», buscaba el apoyo de la nación española para derrocar a la reina. Es fundamental para comprender el papel de los pronunciamientos en la evolución del liberalismo en España.
Idea Principal:
Ideas Secundarias:
Este texto se enmarca al final del reinado de Isabel II (1844-1868). La caída de la reina se debió al monopolio del poder por parte de los moderados y la Unión Liberal. Progresistas y demócratas, exiliados, firmaron el Pacto de Ostende en 1866 para destronar a Isabel II y convocar Cortes Constituyentes. En 1867, la Unión Liberal, liderada por Serrano, se unió al pacto.
La sublevación comenzó en Cádiz en septiembre de 1868. Prim, Serrano y Topete lanzaron este manifiesto para obtener apoyo popular. Serrano triunfó en la batalla de Alcolea, y la reina se exilió. Surgieron juntas revolucionarias apoyadas por demócratas y republicanos. «La Gloriosa» dio paso al Sexenio Democrático (1868-1874), con un gobierno provisional presidido por Serrano. Se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino, que aprobaron la Constitución de 1869, estableciendo una monarquía democrática (con Amadeo de Saboya como rey desde 1870), soberanía nacional y una amplia declaración de derechos y libertades.
El documento de la Abdicación de Amadeo de Saboya, fechado el 11 de febrero de 1873, es un texto histórico de fuente primaria y carácter político. Su autor es el propio rey Amadeo I, hijo de Víctor Manuel II, que reinó en España entre 1870 y 1873, durante el Sexenio Democrático. El texto se dirige a las Cortes españolas, representantes de la soberanía nacional. Su interés radica en las razones que el monarca expone para su dimisión, reflejando la inestabilidad del sistema político del siglo XIX.
Idea Principal:
Ideas Secundarias:
Este texto se sitúa al final del Sexenio Democrático (1868-1874) y marca el fin del reinado de Amadeo I (1870-1873). Tras la revolución de 1868 y la Constitución de 1869, se estableció una regencia con Serrano al frente y Prim como jefe de gobierno. Este gobierno enfrentó problemas como una Hacienda arruinada, la guerra de Cuba, sublevaciones republicanas y la búsqueda de un rey.
Amadeo de Saboya fue elegido rey, con Prim como su principal apoyo. A su llegada en 1870, Prim murió en un atentado, debilitando su posición. Amadeo enfrentó la guerra de Cuba, la tercera guerra carlista (1872-1876) y una fuerte oposición de carlistas, alfonsinos, la burguesía catalana, republicanos y sociedades obreras. Su reinado fue un período de gran inestabilidad política. Tras oponerse a una ley sobre el arma de artillería, Amadeo I renunció a la corona.
El 11 de febrero de 1873, se proclamó la Primera República Española, con Estanislao Figueras como presidente. La República enfrentó problemas como una Hacienda sin fondos, dos guerras, movilizaciones obreras y campesinas, e insurrecciones cantonalistas, durando solo 11 meses.
El mapa sobre la desamortización de Mendizábal es un documento historiográfico (fuente secundaria) de carácter económico-social y destinatario público. Muestra el valor, en millones de reales, de las tierras vendidas durante el proceso de desamortización de bienes eclesiásticos del clero regular, impulsado por Juan Álvarez de Mendizábal entre 1836 y 1837. Es relevante para comprender las reformas económicas durante la regencia de María Cristina y el reinado de Isabel II, y su impacto en el desarrollo del régimen liberal en España.
Idea Principal:
Ideas Secundarias:
El mapa se contextualiza en el reinado de Isabel II, durante la regencia de María Cristina (1833-1840). La regencia coincidió con la Primera Guerra Carlista. El gobierno moderado de Martínez de la Rosa promulgó el Estatuto Real de 1834. Este gobierno fracasó tras revueltas populares y la formación de juntas revolucionarias progresistas, llevando a la regente a nombrar a Juan Álvarez de Mendizábal, liberal progresista, como jefe de gobierno en 1835.
Mendizábal se encontró con una Hacienda en crisis y la necesidad de financiar la guerra carlista. Propuso la desamortización de los bienes del clero regular en 1836 para eliminar la deuda pública, financiar la guerra y atraer a los compradores a la causa liberal. Sin embargo, Mendizábal dimitió por diferencias con la regente, y los gobiernos moderados posteriores paralizaron el proceso.
La desamortización no logró alterar la estructura de la propiedad de la tierra, beneficiando principalmente a la burguesía. Posteriormente, se llevaron a cabo otras desamortizaciones, como la de Espartero (1841, bienes del clero secular) y, especialmente, la de Madoz (1855, bienes de la Iglesia y municipales) durante el Bienio Progresista. Esta última afectó a bienes eclesiásticos no vendidos y a bienes municipales, beneficiando a la burguesía, aunque con mayor participación de pequeños propietarios. Los objetivos de la desamortización de Madoz fueron reducir la deuda estatal e invertir en el ferrocarril.