Portada » Geografía » Distribución de la Población Mundial: Factores, Teorías y Desafíos
Caracterizados por el frío y la escasez de precipitaciones, se ubican en una amplia banda en el norte de Eurasia y América, incluyendo el Ártico y la Antártida. Representan el 10-15% de la superficie terrestre con una densidad demográfica de 0.5 personas por km².
Con bajas precipitaciones, se extienden por regiones de Eurasia (Gobi), África (Sahara, Arabia), Latinoamérica y Australia. Abarcan el 10% de la superficie terrestre, con una densidad media de 5 personas por km². Los asentamientos humanos se localizan cerca de ríos (Nilo, Tigris).
Ubicados en selvas tropicales y ecuatoriales, presentan una densidad demográfica entre 1-10 habitantes por km². Las condiciones sanitarias son precarias y el terreno es difícil.
Se encuentran en las grandes cordilleras montañosas, con altitudes que varían desde los 5000 hasta los 300 metros.
Liderado por China, incluye Corea, Vietnam y el Lejano Oriente. La densidad media es de 200 o 250 personas por km².
Abarca partes de Pakistán y toda la India, especialmente la zona del Golfo de Bengala. La densidad demográfica es de 200 a 250 habitantes por km².
El «triángulo del desarrollo» incluye llanuras sedimentarias, valles, el norte de Italia y las costas mediterráneas.
Factores humanos y naturales explican la diversidad en la distribución de la población. Una gran parte de la población mundial se encuentra entre los paralelos 20º y 60º N, donde las condiciones son favorables para el asentamiento. Las bajas temperaturas, la aridez y el calor húmedo explican los grandes desiertos humanos. Las zonas costeras atraen a la población, mientras que las densidades disminuyen al alejarse de ellas. La altitud también influye, siendo los valles y llanuras zonas pobladas debido a su accesibilidad, relieve suave, microclimas, agua y tierras fértiles. En las zonas intertropicales, la altitud ha sido favorable debido a las condiciones bioclimáticas. El nivel de desarrollo, factores económicos, sociales y políticos también influyen en la distribución de la población.
Postula una ruptura histórica en las dinámicas demográficas tradicionales, que todas las poblaciones experimentan de la misma manera bajo las condiciones adecuadas. Es una generalización empírica basada en casos observados. La escasa supervivencia humana fue el principal condicionante de las dinámicas demográficas tradicionales. El progreso económico desencadenó la ruptura de esta dinámica, atravesando distintas fases en un orden específico y culminando en un régimen demográfico estable con características diferentes.
Caracterizado por altas tasas de mortalidad y natalidad, con escaso crecimiento y crisis de mortalidad (hambre, guerra, epidemias).
La mortalidad (especialmente infantil) disminuye, el crecimiento demográfico se acelera y la natalidad comienza a disminuir. Se divide en dos fases: inicial (disminución de la mortalidad, natalidad alta) y final (disminución de la natalidad).
Se recupera el equilibrio con tasas bajas de mortalidad y natalidad, y escaso crecimiento. La mayoría de los países desarrollados se encuentran en esta fase.
Fase no estudiada, donde la fecundidad no alcanza el nivel mínimo de reemplazo generacional.
Se refiere a los cambios en la constitución y reproducción de las familias después de la Segunda Guerra Mundial, que explican fenómenos no contemplados en la teoría tradicional de la transición demográfica.
El abandono de cultivos, pastos y bosques aumenta la aridez y la sequía, acelerando la desertificación.
El relieve accidentado y las cadenas montañosas proporcionan un importante índice de biodiversidad que se ve amenazado por la despoblación.
La intensidad del proceso erosivo supera lo tolerable en cerca del 50% del territorio. La existencia de cultivos compite contra la erosión.
La pérdida forestal agrava el problema del cambio climático.
Se pierden paisajes agrarios y se degradan los paisajes naturales.
Teoría que afirma que el crecimiento de la población es geométrico, mientras que el aumento de los recursos es aritmético. Sin obstáculos represivos (hambre, guerras, pestes), el aumento de la población llevaría a la pauperización y posible extinción de la especie humana.
La presión de la población sobre los recursos es el principal problema. El auge del turismo ha retenido a la población en zonas urbanas y turísticas, abandonando espacios marginales. El crecimiento de la población ha deteriorado los ecosistemas. La sobrepoblación ha llevado a la roturación de tierras marginales, la destrucción de la vegetación natural y la erosión de los suelos. La actividad turística y la explotación de espacios de ocio degradan el medio natural. Las urbanizaciones turísticas ocupan medios naturales valiosos. La estructura productiva de pequeñas unidades dispersas genera un tipo de movilidad diferente al de las grandes unidades concentradas. La desigualdad de renta ha propiciado ciudades desequilibradas. Las lógicas sectoriales que orientan el incremento de servicios (escuelas, zonas comerciales) se han llevado a cabo bajo el presupuesto de ofrecer más ventajas a los consumidores.