Portada » Filosofía » Diferencias Fundamentales entre Leyes Naturales y Normas de Conducta
Antes de abordar la distinción, es conveniente hacer una aclaración sobre el concepto de ley natural. Este término se emplea para referirse a la ley moral como una ley universal, cuyos preceptos descubre la razón a partir de una indagación sobre las exigencias de la naturaleza humana. Por otra parte, en el marco del discurso científico, se habla de ley natural en un sentido diferente: cuando hablamos de las leyes de la termodinámica o de la ley de la gravitación universal, nos estamos refiriendo a ciertas relaciones constantes, a ciertas regularidades observables entre fenómenos. No se trata de leyes que regulan la conducta de los hombres, sino de leyes que gobiernan el mundo físico.
Podemos organizar las diferencias entre leyes naturales y reglas de conducta en tres grandes bloques: desde el punto de vista lógico, desde el punto de vista ontológico y desde el punto de vista teleológico.
Las diferencias desde el punto de vista lógico tienen que ver con la estructura y la lógica de su forma de expresión lingüística. Tanto las leyes naturales como las reglas de conducta son entidades lingüísticas. Sin embargo, pertenecen a usos del lenguaje claramente diferentes.
El lenguaje asertivo es aquel que utilizamos para representar estados de cosas, para afirmar que algo ocurre u ocurrirá. El lenguaje directivo es aquel que empleamos para dirigir la conducta de otro, indicándole qué debe hacer.
Aunque las leyes naturales forman parte del lenguaje asertivo y las normas de conducta pertenecen al lenguaje prescriptivo, no todos los enunciados asertivos son leyes naturales ni todos los prescriptivos son normas.
Las leyes naturales pueden ser problematizadas desde el punto de vista de la verdad. Como cualquier enunciado asertivo, el enunciado que formula una ley natural puede ser verdadero o falso. Una ley natural es una hipótesis sobre la realidad, un pronóstico sobre cómo se comportará la realidad bajo ciertas condiciones y está sujeta a verificación empírica.
De las reglas de conducta, en cambio, no puede predicarse verdad o falsedad. De una norma podemos decir que existe o que no, que está vigente o que no. La forma normal de responder a la pregunta de si existe o no la norma es determinar si es válida o inválida, es decir, si ha sido creada o no de forma correcta. De las reglas de conducta podemos predicar vigencia o falta de vigencia, validez o invalidez, pero no verdad o falsedad. Una regla de conducta no puede ser verdadera ni falsa.
Será necesario distinguir entre las normas y los enunciados que emitimos sobre las normas. Las normas no pueden ser verdaderas o falsas, mientras que los enunciados que emitimos sobre ellas sí pueden ser discutidos desde el punto de vista de la verdad. Estos enunciados no son reglas de conducta, sino proposiciones sobre reglas de conducta; no prescriben ni prohíben nada, sino que suministran información.
Las reglas de conducta pueden problematizarse desde el punto de vista de la eficacia, de la conveniencia y de la justicia: pueden ser discutidas como eficaces o ineficaces, útiles o inoperantes, justas o injustas, según que se ajusten o no a determinadas pautas de valoración. Así pues, en relación con las normas, además de juicios de existencia, podemos formular los que se denominarán juicios de justificación o racionalidad, incluyendo en ellos juicios sobre la justicia, la eficacia y la conveniencia.
Las leyes naturales son pronósticos condicionados sobre ciertas regularidades que se observan entre los fenómenos. Ahora bien, los hechos naturales a los que recurrimos para corroborar su verdad o falsedad se dan o no se dan, ocurren o no, pero en cuanto tales son meros hechos y están sustraídos a la crítica. Como enunciados científicos, las leyes naturales podemos criticarlas desde el punto de vista de la verdad.
En cuanto a las normas, hay un doble nivel de problematización. En primer lugar, podemos discutir si son o no vigentes y, en segundo lugar, si son las que deben ser. De una norma que no es como debe ser, podemos decir que es una norma injustificable o irracional. Una norma puede ser irracional por razones diversas. Las dos más significativas son la justicia, que tiene que ver con la coherencia de la norma con principios morales, y la eficacia, que tiene que ver con la capacidad de la norma para realizar los objetivos previstos.