EL FRANQUISMO Introducción
Los grupos que apoyaron la sublevación de 1936 eran muy variados. Todos estaban de acuerdo en repudiar la república y todo lo que representaba, pero sus proyectos políticos eran distintos. El régimen implantado por Franco perduró hasta su muerte en 1975. En sus 36 años de duración,  se produjeron muchos y muy profundos cambios dentro y fuera de España,  por lo que la principal característica del régimen sería su capacidad de adaptarse a las circunstancias. Lo único que permaneció inmutable fue la voluntad del dictador de mantenerse en el poder. Aunque el régimen fue evolucionando, permaneció fiel a una serie de principios que nunca abandonó: como la, negación de las instituciones democráticasDentro de este pensamiento se integraban los grupos de apoyo al Franquismo:
Monárquicos, entre los que  se encontraban los carlistas y los juanistas.FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que fue el único partido permitido en el país y el cual monopolizó cualquier actividad política. Pasó por dos etapas claramente diferenciadas: hasta la Segunda Guerra Mundial, su influencia fue total; después, fue perdiendo peso a favor de los católicos.En cuanto a los católicos, dentro de ellos hubo dos grupos: la ACNP (Asociación Católica Nacional de Propagandistas) que controlaron la imagen exterior de España,  y el Opus Dei, un grupo de técnicos que iban a ocupar puestos relacionados con la economía.Respecto al ejército, éste puso los cimientos del régimen y participó activamente en el poder. En cuanto a los grupos de oposición al Franquismo,  debemos decir que el fin de la Guerra Civil  no comportó el fin de la violencia, sino que por la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) (Texto), se pretendió la depuración total de las personas que habían colaborado con la República. En 1940, la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería abría expediente a los acusados de “defender ideas contrarias a la religión, la patria y sus instituciones fundamentales”. El Ejército ejecutó la política represiva mediante consejos de guerra hasta 1963, cuando se creó el TOP (Tribunal de Orden Público), una jurisdicción civil especial para los delitos políticos. 
El Estado Franquista un régimen difícil de definir. Franco no tenía claro el Estado a construir, lo único que tenía en mente era que tenía que ser un estado autoritario, nacionalista y católico, en el que él ejerciera el máximo poder con el apoyo incondicional del Ejército, y cuya imagen exterior debía de girar en torno a la defensa de la religión católica  (nacionalcatolicismo) y la lucha contra el comunismo. 

La división en etapas de un periodo  de 36 años es una cuestión compleja. En cuanto a la evolución política, diferenciamos   la etapa azul, el nacional-catolicismo, la tecnocracia, y la crisis del Franquismo; económicamente, nos encontraríamos con la autarquía , el desarrollismo 1973 crisis del petróleo y la crisis económica  En su primera etapa política, el Franquismo se caracterizó por el intento de establecer un Estado totalitario inspirado en el fascismo pero, tras la derrota de éste en la Segunda Guerra Mundial, atenuó sus rasgos e intentó dar una aparente imagen exterior de Estado de derecho. Para ello,  elaboró lo que se conoció como Leyes Fundamentales, cuyo resultado práctico fue la creación de un gobierno personal y autoritario que carecía de los derechos básicos de los estados democráticos; el propio régimen llamó “Democracia Orgánica”, a este tipo de gobierno en el que según éste, se eliminaba lo “peor” de la democracia y se facilitaba la verdadera participación a través de los órganos (de ahí el nombre) fundamentales del estado: la familia, el municipio y el sindicato. 

Durante la etapa de la posguerra,  en los años 40 el estado llevará a cabo una intensa renovación jurídica con la promulgación de varias leyes: la Ley de Cortes (1942), con la que Franco presentaba a éstas como el órgano superior de participación del pueblo español; todos sus representantes, llamados “procuradores”, eran designados por el poder y entre ellos, se encontraban los ministros, los miembros del Consejo Nacional del Movimiento y de la Organización Sindical. También había procuradores por razón de su cargo, como los alcaldes de las ciudades más grandes, los rectores de las universidades y los representantes de la jerarquía eclesiástica. Estas cortes franquistas, carecían de poder legislativo ya que el gobierno decidía los proyectos de ley que podían pasar a las cortes y cuáles eran directamente aprobados por él mediante un decreto-ley. Además Franco podía vetar leyes.  En el Fuero de los Españoles (1945), se exponían una serie de deberes y derechos de los españoles, aunque la relación de derechos no iba acompañada de ninguna garantía para poderlos ejercer. Por la Ley de Referéndum Nacional (1945), el jefe del estado podía someter a consulta popular las cuestiones que considerase oportunas y  la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947), establecía España como reino y preveía la monarquía como sucesora del Franquismo.  Entre 1951 y 1959 se viven los llamados «años de transición» en los que la sociedad española vio que el espíritu de la Guerra Civil empezaba  a apaciguarse. Se promulgó la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) por la que todo cargo público debía jurar lealtad a esta ley y a las demás leyes fundamentales antes de acceder a su puesto para demostrar su adhesión al vigente sistema político. El proceso constituyente del régimen culminó con la promulgación de la Ley Orgánica del Estado, aprobada en referéndum en diciembre de 1966, por la que se introducía como novedad, la separación entre el jefe del estado y el jefe del gobierno. La Democracia Orgánica Franquista se consolidaba y era hora de abrir la imagen española al extranjero con nuevas caras como Fraga Iribarne, promotor de la Ley de Prensa e Información que anulaba la censura previa pero preveía sanciones para quien publicara documentos contrarios a los Principios Fundamentales del Movimiento En 1969,  las Cortes designaron  a don Juan Carlos de Borbón sucesor a la jefatura del Estado con el título de rey, dentro del entramado institucional configurado por la Ley Orgánica del Estado, que confiaba en las instituciones el control del Estado tras la muerte del dictador, «después de Franco, las instituciones» era la máxima del régimen. Fue la época en la que se afirmó que “todo está atado y bien atado”, queriendo significar que aunque Franco muriese todo seguiría igual.

La política exterior

 pasó por etapas diferentes: El aislamiento del régimen:

El estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso presiones por parte de sus aliados del Eje para tomar parte en el conflicto. El 23 de octubre de 1940,  Franco se entrevistó con Hitler en la estación de tren francesa de Hendaya y consiguió retrasar su entrada en la guerra a cambio del envío de la «División Azul» (unos 18000 hombres) para apoyar a los nazis en tierras soviéticas.  Finalmente, Hitler y Franco no llegaron a un acuerdo expreso, por lo que España no entró oficialmente en esta guerra. El fin del conflicto mundial en 1945 y la victoria de los aliados  llevará a la recién creada ONU a invitar a sus miembros la retirada de sus embajadores en España, debido al apoyo de Franco a los vencidos.  El régimen de Franco vivió un largo periodo de aislamiento del que salió gracias al inicio de la Guerra Fría. El carácter anticomunista del régimen y su posición estratégica, convertirán a España en el elemento clave de la recién creada OTAN. En consecuencia, la ONU revocó su condena y España volvió al concierto internacional. Los años cincuenta fueron clave en esta política de apertura: firma del Concordato con el Vaticano  por el que el Estado se comprometía a sufragar los gastos de las actividades de la Iglesia, a cambio de que Franco obtuviera la posibilidad de participar en el nombramiento de los obispos mediante la presentación de una terna (3) con los candidatos «idóneos» a su juicio; Tratados con EEUU (1953), por los que se  concedía a EEUU la apertura de cuatro bases militares en la península, entrada en la ONU (1955), y en el FMI (1958). Como colofón, por primera vez en la historia española, un presidente norteamericano, Eisenhower,  pisaba suelo español en 1959. Las relaciones en los últimos años:A pesar de la apertura, muchos organismos internacionales rechazaron la integración española y el protagonismo de Franco a nivel internacional fue nulo. Los hechos más destacados durante los años sesenta fueron: la solicitud de ingreso en 1962 en la recién creada CEE, que fue rechazada y el reconocimiento de la independencia del Marruecos español y de Guinea Ecuatorial. En cuanto a la solicitud de ingreso en la CEE, la oposición democrática, reunida en junio de 1962 en Munich, denunció la situación política española y solicitó la instauración de la democracia, como condición indispensable para el ingreso de España en el Mercado Común. La resolución del Congreso de Munich no tuvo ningún efecto práctico, pero significó un extraordinario escándalo en España. 

El final de la dictadura, fue muy problemático desde el punto de vista exterior por varios hechos:  En 1974, caían las dictaduras de Portugal y Grecia. España quedaba como la única dictadura de Occidente.

En septiembre de 1975, Franco firmaba dos sentencias de muerte contra activistas de ETA  y tres contra miembros del FRAP En noviembre de 1975, el rey Hassan II de Marruecos enviaba a 350.000 civiles y 25.000 soldados a invadir el Sáhara español (la denominada “Marcha Verde”). Ante el peligro de un conflicto bélico con Marruecos,  España claudicó y el 14 de noviembre, firmó los Acuerdos de Madrid, que suponían la entrega del Sáhara a Marruecos y a Mauritania. 

La economía

El Fuero del Trabajo (1938) pasó a regular las relaciones laborales y estableció los “sindicatos verticales” (empresarios y trabajadores integrados en una única organización sindical bajo el mando de FET y de las JONS) subordinados a las decisiones del estado. Las uniones anteriores, como la anarquista CNT y la UGT socialista, fueron proscritas y pasaron a la clandestinidad.Desde el punto de vista económico, el Franquismo atravesó por tres etapas bien diferenciadas:La autarquía de los años 40 y 50 La economía de posguerra estuvo basada en la autarquía. Para conseguirlo, se estableció una fuerte intervención del Estado en la economía. El conjunto de las actividades productivas pasó a ser estrechamente controlado por el gobierno, que mediante decretos y leyes, tomaba las principales decisiones sobre distribución, consumo, salarios, precios, comercio e inversión. Para suplir la iniciativa privada, en septiembre de 1941 se creaba el Instituto Nacional de Industria (I.N.I.), cuya finalidad era potenciar la creación de industrias básicas las consecuencias de la autarquía fueron desastrosas: descenso de la renta per cápita, retroceso de la producción industrial y elevada inflación. La escasez y el racionamiento fueron la tónica general. Además, todo ello dio lugar a prácticas fraudulentas, especialmente el surgimiento del mercado negro (“estraperlo”), en el que los precios de los productos alcanzaron precios desorbitados. A principios de la década de los cincuenta, comenzó una fase de lenta recuperación económica, coincidiendo con la obtención de ayuda financiera norteamericana. Los tecnócratas, planes de desarrollo y crecimiento de los años 60.

A finales de la década de los cincuenta Franco efectuó importantes cambios en el gobierno nombrando ministros a técnicos especializados, todos ellos del Opus Dei cuyo objetivo eran alcanzar la eficiencia técnica y económica. Los tecnócratas iban a cambiar el rumbo de la política económica y en 1959 emprendieron un Plan de Estabilización cuyos resultados inmediatos fueron traumáticos pero que a largo plazo, sirvió para sacar a España del callejón sin salida en el que se encontraba. 

En 1964 y hasta 1973, se elaboraron tres Planes de Desarrollo; la economía creció a un ritmo acelerado y sin precedentes hasta entonces, alcanzando el nivel de los países occidentales. Todo ello se vio favorecido también por la favorable coyuntura económica internacional, las masivas inversiones de capital extranjero y la creciente actividad de grandes empresas multinacionales como General Motors. Además, España se benefició de los ingresos procedentes del turismo y de las remesas de los emigrantes. 

La crisis de los años 70. En 1973,  estalla la llamada crisis del petróleo que afectó a todo el mundo occidental. Las consecuencias para la economía española fueron desastrosas por varios motivos: la enorme dependencia energética del exterior, el descenso de las exportaciones, la interrupción del flujo migratorio y la disminución del número de turistas.  

El final del Franquismo

En los primeros años de los setenta, la conflictividad aumentaba en el mundo obrero y en la universidad.  Mientras, en el seno del régimen, se enfrentaban los aperturistas frente a los inmovilistas  En 1973,  se inicia una nueva etapa. Por primera vez, Franco designa como presidente del Gobierno al almirante Luis Carrero Blanco,  quien sufrió un mortal atentado a manos de la organización ETA el 20 de diciembre del mismo año. Carlos Arias Navarro fue designado presidente del Consejo de Ministros, lo que parecía indicar que se abría una esperanza a la reforma, ya que pretendía unir a aperturistas e inmovilistas (el “espíritu del 12 de febrero”). En julio de 1974,  Franco ve agravada su enfermedad y cede temporalmente la jefatura del Estado al príncipe don Juan Carlos. Franco cae gravemente enfermo el 30 de octubre de 1975. El 20 de noviembre fallecía en el madrileño Hospital de la Paz. Dos días después, las Cortes designaban rey de España a don Juan Carlos de Borbón con el nombre de Juan Carlos I. Se iniciaba la Transición.