Portada » Arte » Descubre la Arquitectura Gótica en la Península Ibérica y Francia
La arquitectura gótica en la Península Ibérica se desarrolló gracias al apoyo de la monarquía, especialmente en Castilla durante el reinado de Fernando III. La influencia francesa fue predominante, penetrando por el Camino de Santiago, al igual que ocurrió con el románico. Este influjo se refleja en catedrales emblemáticas como las de León, Toledo y Burgos.
La Catedral de Burgos, promovida por Fernando III y el obispo don Mauricio, tiene una planta de cruz latina, un transepto destacado de una sola nave, girola y capillas absidiales. Su fachada occidental, con portadas profundas y torres elegantes, incluye la Puerta del Sarmental, la primera portada completamente gótica de España, que, aunque incluye un tema arcaico como la Maiestas Domini, destaca por su modelado naturalista.
La Catedral de León (siglo XIII) replica en menor escala la de Reims, con tres naves, transepto amplio y cabecera con girola. Destaca por sus vidrieras, que dan protagonismo a la luz. Su construcción fue liderada por el Maestro Enrique y finalizada por Juan Pérez.
La Catedral de Toledo (siglo XIII), diseñada por el maestro francés Martín, tiene cinco naves y una doble girola única en España. Su alzado incluye arcos polilobulados, un rasgo mudéjar.
En el Reino de Aragón, el siglo XIV impulsó catedrales como las de Barcelona, Santa María del Mar (Barcelona), Palma de Mallorca y Gerona. En el siglo XV, Castilla resurgió con la Catedral de Sevilla, ejemplo del gótico flamígero. Durante el gobierno de los Reyes Católicos (segunda mitad del siglo XV), las iglesias se caracterizan por la simplicidad de sus plantas y una abundante decoración escultórica. Ejemplos destacados son:
La arquitectura gótica tuvo su origen en Francia, específicamente hacia 1140 en la región de París. Este nuevo estilo de concebir los edificios comenzó con el abad Suger, consejero del rey Luis VI, quien llevó a cabo la reconstrucción del coro de la abadía de Saint Denis.
Esta iglesia, lugar de enterramiento de los reyes de Francia, no era una edificación cualquiera. Suger quiso simbolizar el poderío de una nueva monarquía francesa, que hasta entonces había estado bajo el dominio de los nobles. En esta obra, el deambulatorio del coro fue cubierto con bóvedas de crucería, marcando el inicio de la arquitectura gótica.
La Catedral de Notre-Dame de París, construida entre 1163 y 1225, fue la primera gran catedral gótica francesa. Comparte elementos constructivos con edificaciones contemporáneas como Saint Denis y Laon. Se caracteriza por su conjunto equilibrado, con una fachada que incluye dos torres, un triple pórtico, una galería de estatuas, un rosetón y una arquería.
Su interior presenta una planta basilical de cinco naves que generan un doble deambulatorio, junto con un transepto que no sobresale al exterior. En abril de 2019, un incendio en su parte central provocó el derrumbe de parte de la cubierta y del pináculo, realizado en el siglo XIX. Este suceso desató una respuesta económica masiva por parte de instituciones y la población para su reconstrucción, destacando la importancia de Notre-Dame como símbolo del estilo gótico y la cristiandad.
La escultura gótica conserva su función didáctica, pero evoluciona hacia un estilo más realista, inspirado en la naturaleza. Este cambio se aprecia en el tratamiento del retrato y los ropajes, que ganan en amplitud y naturalismo, con elementos destacados:
El retablo gótico español, inspirado en los trípticos y polípticos italianos y flamencos, se presenta como una portada interior de madera policromada. Su estructura tiene una disposición geométrica, con cuerpos (secciones horizontales) y calles (secciones verticales). Cada casillero muestra una representación escultórica o pictórica. En Cataluña predominan los retablos pintados, como el de Pere Sierra, mientras que en Castilla se imponen los escultóricos, como el retablo del Altar Mayor de la Catedral de Sevilla, obra de Pedro Dancart.
La arquitectura es la disciplina que mejor define el arte gótico, caracterizándose por dos cambios principales: uno estético y otro técnico. Desde el punto de vista estético, las mejoras en la producción agraria, las mejores condiciones de vida y el resurgir de las ciudades se reflejan en una arquitectura más luminosa y brillante.
Desde un enfoque técnico, la arquitectura gótica logra grandes alturas gracias a soluciones innovadoras como el uso del arco ojival o apuntado, que reduce las presiones horizontales al derivar los empujes de manera más vertical, y la bóveda de crucería, en la que unos nervios estructurales soportan el peso y dirigen las cargas hacia puntos específicos. Estas técnicas permitieron abrir grandes ventanales en los muros, logrando interiores más luminosos y llenos de aire.
La catedral gótica se caracteriza por su monumentalidad, lo que hacía que su construcción se prolongara durante largos periodos, no solo debido a los desafíos técnicos, sino principalmente por las dificultades para financiar.
La estructura espacial de las catedrales góticas evolucionó a partir del modelo románico. En cuanto a la planta, seguían el esquema de las iglesias de peregrinación, que podían tener tres o cinco naves.
El altar, normalmente orientado hacia el este para identificar a Dios con el Sol naciente, tras el cual se disponían las capillas radiales. Estas capillas solían ser costeadas por familias poderosas, que buscaban tener un espacio propio dentro de la catedral.
El soporte típico en la arquitectura gótica era el pilar fascicular, un conjunto de columnas que conectaban con los nervios de las bóvedas.
Las vidrieras no eran simples adornos, sino una parte esencial de la catedral. Se componían de grandes paneles de cristal que representaban escenas sagradas.
El arte gótico, estilo artístico predominante en Europa occidental entre los siglos XII y XVI, fue denominado así por el historiador italiano Vasari en el siglo XVI, quien erróneamente lo asoció a un origen bárbaro propio de los godos, en contraposición al ideal renacentista. No fue hasta el siglo XIX, con el movimiento romántico, cuando se revalorizó el arte gótico como parte del espíritu nacional, destacando la labor de Viollet Le Duc, arquitecto y restaurador que profundizó en sus aspectos técnicos.
El reconocimiento social del artista también evolucionó, pasando del anonimato característico del medievo a un protagonismo que permitió que muchas obras fueran firmadas. Por otro lado, la figura de la mujer adquirió relevancia simbólica, especialmente a través del culto a la Virgen María como modelo ideal. En el ámbito cultural, el surgimiento de universidades con criterios más amplios impulsó la renovación de los conocimientos científicos, literarios y filosóficos, consolidando una cultura más secular y menos dependiente de la Iglesia. El desarrollo de las ciudades, el fortalecimiento del poder monárquico y la creación de una cultura secularizada, se liberan de la tutela de la iglesia, a lo que responde la creación de las universidades, con nuevas fuentes de riqueza basadas en la ciencia, la industria y el comercio, sentando las bases de una sociedad con estructuras que perduran hasta hoy.