Portada » Lengua y literatura » Descubre el Movimiento Romántico: Emoción, Libertad y Subjetividad en el Siglo XIX
El Romanticismo fue un movimiento cultural, artístico e ideológico que floreció durante la primera mitad del siglo XIX. Tuvo sus raíces en la escuela alemana, con el movimiento Sturm und Drang (“tempestad y pasión”), que abogaba por la ruptura con las reglas establecidas y la libre expresión de los sentimientos. En España, el Romanticismo se introdujo progresivamente, pasando por distintas etapas: una inicial más conservadora, ligada a la identidad cultural; una segunda de corte liberal; y una última, intimista, conocida como Posromanticismo.
Los románticos, en contraposición al equilibrio clásico y las corrientes didácticas, se caracterizaron por su espíritu creador e innovador. Los pilares fundamentales de este movimiento fueron:
Estas características se traducen en una concepción del arte radicalmente distinta a la del siglo XVIII, basada en la libertad de inspiración. El individualismo romántico lleva al escritor a liberarse de las reglas clásicas y a entregarse a su imaginación, sentimientos e instinto.
Los temas recurrentes en la literatura romántica incluyen:
En cuanto al estilo, destacan los siguientes rasgos:
Se emplean metros tradicionales junto a nuevas formas de versificación, ritmos y estrofas, con una variada polimetría. El romance cobra gran prestigio. El lenguaje simbólico refleja el misterio, la melancolía y el amor imposible, con símbolos tomados de la naturaleza. Figuras destacadas son José de Espronceda (Canción del pirata, El estudiante de Salamanca) y Bécquer (Rimas).
Se abandonan las tres unidades clásicas, se varía el número de actos (generalmente cinco), se mezclan prosa y verso, y se utiliza un lenguaje cercano al público. La escenografía adquiere gran importancia y los personajes son arquetípicos: el héroe romántico, el antihéroe, la dama y los personajes marginales. José Zorrilla sobresale con obras como Don Juan Tenorio.
Destacan la novela histórica, que revive épocas pasadas, y el cuadro de costumbres, que describe el habla y las costumbres de las clases populares con tono humorístico y fin moralizante. Ramón de la Cruz es un autor notable de este subgénero, con obras como Escenas matritenses. Larra se destaca en la novela histórica (El doncel de don Enrique el Doliente) y en los artículos, donde denuncia la realidad o instruye al público.