Portada » Psicología y Sociología » Desarrollo Socioafectivo en la Infancia: Inteligencia Emocional y Habilidades Sociales
Determina cómo nos relacionamos con los demás, relacionada con la empatía, crear una red de relaciones interpersonales sanas y satisfactorias.
Empatía: Habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndonos en su lugar y respondiendo correctamente a sus estados emocionales; precisa del reconocimiento de las emociones ajenas, comprender el punto de vista del otro, respetar sus planteamientos y sentimientos y mantener una actitud de escucha y ayuda activa.
Destreza social: Habilidad para establecer y manejar adecuadamente las relaciones con los demás. Supone ser capaz de identificar problemas, conflictos y sus causas, de proponer soluciones adecuadas, de mediar y negociar en acuerdos, de practicar las emociones positivas, de saber tomar decisiones, de tener confianza en uno mismo y en los otros, de saber disuadir e influir en los demás mediante una relación social sana.
La familia es el contexto por excelencia donde se desarrolla la educación emocional. El papel fundamental de la escuela es asumir la educación emocional como uno de sus principales objetivos.
Reforzamiento: Si un niño saluda a alguien y su madre le dice qué bien, qué simpático eres, está reforzando esa conducta. Cuando una niña le dice a su padre, ilusionada, que ha recogido su habitación y su padre no le hace caso, posiblemente la niña no vuelva a ordenar su habitación porque no la refuerza.
Imitación: Si un niño está acostumbrado a ver que en su casa su padre recoge la mesa, es más probable que él lo haga también o que intente ayudar. Si un niño utiliza muchas palabrotas porque su personaje favorito de televisión las dice, él tenderá a repetirlas. Si una niña ve en los cuentos que son todas princesitas y se visten de rosa, ella también querrá vestir de rosa.
Conocimiento de las emociones: Identificación y reconocimiento de emociones de tristeza, miedo, alegría y rabia. Así como la expresión verbal y no verbal de las emociones, lo que supone el reconocimiento de expresiones faciales, gestos, tonos de voz y la identificación de las reacciones que provocan las emociones.
Control emocional: Relajación, respiración, distensión muscular, masajes, regulación de la intensidad y de la duración de las emociones, tolerancia a la frustración, demora de la satisfacción, estrategias de control de impulsos, de distracción conductual y visual, reestructuración cognitiva, búsqueda de ayuda en los otros con formas adecuadas, aceptación de responsabilidades y planificación de la resolución de un problema con ayuda del adulto.
Autoestima: Hace referencia al autoconcepto, los atributos físicos de la persona, actividades que realiza, los propios gustos e intereses. Hace referencia a la autovaloración; la identificación de las personas que quiere, reconocimiento de su esfuerzo más que de los logros, identificación de sus cualidades y valoración positiva de las diferencias individuales.
Relación con los demás: Habilidades sociales que se traducen en; habilidades comunicativas, asertividad y resolución de conflictos.
Requiere poner en práctica los siguientes elementos:
El educador tiene que saber relacionarse con los niños, con las familias y con el resto de educadores. Ha de ser el puente de las relaciones que se dan en el aula, porque el educador es el mediador de las relaciones e interacciones entre iguales.
Es fundamental que los dos contextos de socialización (familia y escuela) en los que se desenvuelve estén coordinados, con el objetivo de aunar criterios de actuación, responder a sus necesidades. El educador es el principal responsable de que se lleve a cabo esta participación de las familias y debe fomentar la confianza mutua y crear oportunidades de colaborar en la dinámica del aula. Las familias pueden colaborar con el educador a través del intercambio de información y de la participación. El intercambio de información puede ser de carácter general o específica. La general se hará en reuniones grupales e informaciones escritas y la específica a través de entrevistas, cuestionarios. Permite establecer pautas comunes de actuación, así como intercambiar información sobre las rutinas y los sucesos ocurridos en la escuela y en casa, lo cual favorece la confianza mutua. Las familias colaborarán en talleres, tareas de apoyo, presentación de actividades, actividades extraescolares y fiestas.
El educador infantil se implica emocionalmente con sus alumnos, debido a las características y a las necesidades de estas edades, así como a las funciones que a él le son asignadas. El educador es susceptible de convertirse en figura de apego, favorecer la creación de un vínculo sano con el niño. El educador deberá atender las necesidades básicas de los niños, incluidas las afectivas; es importante crear una comunicación afectiva, mediante el contacto ocular. Los momentos de rutinas diarias son muy propicios para la creación de un lazo afectivo, los niños necesitan sentirse queridos, pero no solo con nuestras palabras, sino también con la cercanía física de un beso, una sonrisa, un abrazo. Exige un tratamiento individual no referido solamente al aprendizaje, sino también al tratamiento del tú a tú.
El educador es el mediador entre el alumno y los contenidos del aprendizaje, la actividad constructiva del alumno no aparece, sino como una parte de una actividad interpersonal. El educador es un eslabón y su principal función es poner en contacto al alumno con lo que quiere que aprenda, lo cual supone que tiene que propiciar ocasiones variadas en las que el alumno tenga que poner en práctica sus habilidades sociales, estrategias de resolución de conflictos. El educador debe procurar prestar al niño la ayuda justa, así como seleccionar los contenidos adecuados, adaptar dichos contenidos a las características individuales de los alumnos.
El educador debe ser sensible a indicadores de posibles problemas en el desarrollo socioafectivo, requiere intervención más especializada. En estos casos, deberá actuar con prudencia, observar, intervenir en la medida de sus posibilidades, no dramatizar, pero tampoco restar importancia, no etiquetar, deberá transmitir las observaciones a la familia y pedir su colaboración; además de solicitar asesoramiento al equipo de atención temprana.
La imitación y la identificación son los procesos que más intervienen en la formación de la personalidad. El educador con su propio comportamiento refuerza conductas, las modifica, las potencia, las inhibe. La relación entre el educador y el niño es muy cercana, afectuosa y cálida. El adulto llega a ser una figura de referencia importante para la mayoría de los alumnos y, al proporcionar afecto, se convierte en un verdadero modelo para los niños; por eso el educador debe mostrar conductas que reflejen respeto, igualdad, tolerancia, cooperación.
Continua: Es la que debe contemplar los distintos momentos del proceso educativo (de principio a final de curso).
Formativa: Debe servir para orientar y regular el proceso educativo.
Global: Tiene que contemplar tanto el proceso de enseñanza como el de aprendizaje. (Se evalúa el proceso de los niños como la intervención de la educadora).
Criterial: Debe referirse a los objetivos educativos marcados y a los criterios de evaluación.
Sistemática: Se realizará de acuerdo con un plan previamente trazado.
Flexible: Puede utilizar diversas técnicas e instrumentos de evaluación.
Evaluación inicial: Hacer un análisis de desarrollo de los alumnos desde el punto de vista socioafectivo, seremos conscientes de qué es lo que necesitan aprender.
Evaluación continua: Se llevará a cabo durante todo el proceso educativo para ajustar los objetivos específicos en función de los logros, a la vez que permitirá modificar actuaciones si es necesario.
Evaluación final: Determinar si se han conseguido los objetivos. Métodos e instrumentos de evaluación:
Información proporcionada por los padres en entrevistas o cuestionarios. Observación directa en ambientes naturales y simulados.
El método más eficaz es la observación directa. La información se puede reflejar en distintos instrumentos como son:
Anecdotarios. Hojas de registro individual o grupal. Hojas de control.