Portada » Magisterio » Desarrollo Integral de Competencias: Educación, Familia y Sociedad
Aprender a conocer significa adquirir la capacidad de comprender el mundo que nos rodea, al menos lo suficiente para vivir con dignidad, desarrollar capacidades profesionales y comunicarse con los demás. Esto implica combinar una cultura general amplia con la posibilidad de profundizar en conocimientos específicos.
Aprender a hacer consiste en ir más allá de la adquisición de una calificación profesional. Se trata de desarrollar un nivel de competencia que permita trabajar en equipo y afrontar diversas situaciones.
Aprender a ser implica fomentar los valores necesarios para promover el bienestar personal, familiar y comunitario. El objetivo es formar ciudadanos responsables y justos.
Comprenden las nociones fundamentales en lectura, escritura y aritmética, esenciales para conseguir un trabajo digno y satisfacer las necesidades cotidianas. Estas competencias son un prerrequisito para continuar la educación y la capacitación, así como para adquirir competencias transferibles, técnicas y profesionales que mejoren las perspectivas de obtener buenos empleos.
Incluyen la capacidad de resolver problemas, comunicar ideas e información eficazmente, ser creativo, mostrar dotes de liderazgo y evidenciar capacidades empresariales. Estas competencias son cruciales para adaptarse a distintos entornos laborales y aumentar las posibilidades de permanecer en empleos bien remunerados.
Muchos empleos exigen conocimientos técnicos específicos, desde cultivar verduras hasta utilizar una máquina de coser, poner ladrillos o utilizar una computadora.
Existen diversos ámbitos formativos que permiten desarrollar competencias. Estos ámbitos se refieren a las instituciones que contribuyen a la educación, no solo favoreciendo la socialización, sino también el desarrollo intelectual. Algunos ejemplos son la familia, la escuela, las empresas, la parroquia, distintas organizaciones y el club. La educación, por su intencionalidad y características, puede ser:
Tipos de organizaciones:
La educación es crucial para superar las diferentes etapas de la vida. Una buena educación es fundamental para obtener un buen empleo, y debe enseñarnos a ser tolerantes y a respetar a los demás. La educación nos ayuda a ser mejores, tanto con nosotros mismos como con los otros, permitiéndonos comprender a los demás, al mundo y a resolver los conflictos.
La enseñanza escolar secundaria es el modo más eficaz de impartir las competencias necesarias para el trabajo y la vida. Los empleadores buscan jóvenes con sólidas competencias básicas, capacidad para resolver problemas, tomar la iniciativa y comunicarse con los miembros de su equipo. La permanencia en la escuela durante más tiempo contribuye a la adquisición de la capacidad de resolución de problemas. Una educación de calidad fortalece la confianza y la motivación.
La familia es el grupo humano primario más importante en la vida del hombre y la institución más estable de la historia de la humanidad. Las personas aportan a la familia sus valores, actitudes y formas de pensar, transmitiendo a sus hijos modos de actuar, relacionarse y comportarse. Estos patrones, aprendidos en la familia de origen, se reflejan a lo largo de toda la vida. El entorno familiar influye significativamente en la capacidad de adquirir y mantener competencias para futuras experiencias educativas y laborales.
El capital cultural se refiere a las formas de conocimiento, educación, habilidades y ventajas que una persona hereda o adquiere mediante la socialización, y que son propias de una clase social. Los padres proveen a sus hijos de este capital cultural, transmitiéndoles actitudes y conocimientos necesarios para desarrollarse en el sistema educativo. Este capital diferencia a una sociedad de otra y se refleja en las características compartidas por sus miembros, como tradiciones, formas de gobierno y religiones.
Una Organización No Gubernamental (ONG) es un grupo no lucrativo de ciudadanos voluntarios, organizado a nivel local, nacional o internacional. Las ONGs realizan tareas orientadas por personas con un interés común, ofreciendo servicios humanitarios, acercando los problemas de los ciudadanos a los gobiernos, supervisando políticas y fomentando la participación comunitaria. Proveen análisis y experiencia, sirven como mecanismos de advertencia temprana y ayudan en la supervisión e implementación de acuerdos internacionales. Algunas se organizan en torno a temas específicos como los derechos humanos, el medio ambiente o la salud. Su relación con las agencias de las Naciones Unidas varía según sus metas, ubicación y mandato.