Portada » Educación Artística » Desarrollo del Pensamiento Matemático en Educación Infantil
Usar a un nivel ajustado las posibilidades de la forma de representación matemática para describir objetos y situaciones del entorno junto a sus características y propiedades, además de acciones sobre ellos, prestando atención al proceso y los resultados.
Es la maduración global de procesos y la formación de estructuras mentales, así como de las facultades de observación y realización, de comprensión e imaginación del espacio y la expresión verbal, plástica y gestual. De 0 a 6 años, el niño va conociendo la realidad en la que vive, así como las cualidades y características de lo que ve y toca y también del espacio donde vive. Experimentando con esto, el niño se desarrollará mentalmente, por lo que se deben hacer ejercicios de observación, de exploración y observación.
Se da porque la lógica es la base de todo razonamiento y es importante darla para facilitar la comprensión, la intuición, la memoria y la creatividad. Al darse, los niños podrán comparar objetos y ver la relación que hay entre ellos. Se busca crear situaciones para que observen, experimenten, reflexionen y saquen conclusiones de sus acciones creando relaciones, pues esto es la base del razonamiento. La actividad lógica matemática forma parte del juego de los niños y, en contacto con objetos, ven sus cualidades y cantidades, relacionándolos y comparándolos.
La relación de orden es un tipo de relaciones. La relación es la acción de comparar un objeto con otro según un criterio escogido para ver si son iguales o no. Hay relaciones de equivalencia y de orden.
Es importante porque el niño, desde edades tempranas, encuentra formas geométricas en la vida cotidiana, está rodeado de ellas desde que nace. Conocer formas geométricas es necesario para que se desenvuelvan en la vida cotidiana pudiendo hacer estimaciones sobre formas, distribuciones en el espacio y que se orienten bien en él. Las formas geométricas, además, representan un aspecto importante en el estudio de los elementos de la naturaleza. Al principio, los niños tienen, ven el espacio desestructurado, pero con la geometría desarrollarán la organización lógica del espacio mediante el desarrollo de los ubicadores espaciales y las figuras. Con el juego y con actividades significativas lograremos que aprendan formas geométricas.
Tienen mucha significación afectiva para los niños y comprenden las nociones de proximidad (cerca-lejos), direccionalidad (hacia, desde-hasta), orientación (arriba-abajo, izquierda-derecha, delante-detrás) e interioridad (abierto-cerrado, dentro-fuera). Como vemos, pueden tener una referencia corporal precisa pues se pueden relacionar con las acciones de la gravedad, con la marcha, con la posibilidad de acercarse a objetos… Para construir estas etapas se da un proceso de descentración del yo. Primero hay una etapa de organización de construcción del esquema corporal propio, luego hay otra etapa de referencia de los objetos exteriores respecto al yo y luego se ve que el resto de seres tienen su propio sistema de referencia. Las nociones de situación son simples, pero la consideración de asociaciones entre ellas y matrices suman complejidad al desarrollo del pensamiento geométrico. Los matices en las nociones de proximidad llevan a la distancia, en los de orientación, a una potencia geométrica elevada, los de direccionalidad llevan a introducir el orden lineal y, con los de interioridad, se llega a las nociones de figura, cuerpo… Las nociones de situación se pueden profundizar hasta niveles de cierta potencia geométrica.
Con estas nociones se empieza el acercamiento a la noción de la línea, a los trazos de tiza, a representaciones en el suelo con cuerdas, a líneas como trayectorias… Nos moveremos por el espacio según suene la música y nos pondremos en fila y vamos hacia la puerta, imitando lo que haga el primero de la fila. Al llegar a la puerta, nos damos media vuelta quedando el último el primero y vamos hasta la pared del fondo imitando al que ahora va el primero. Podemos repetirlo cambiando de recorrido, haciendo unos largos y otros cortos y cambiando de posición a los niños. Marcaremos 3 puntos A B C y se hacen recorridos distintos entre ellos, de A a C, pasando por B, de C a A, sin pasar por B, rectilíneo de B a C, etc… Así se distinguen los recorridos unos de otros para que no se repitan. Podemos hacer el recorrido entre puntos siguiendo un modelo de la pizarra (ondulado, cerrado, con giros a la izquierda, quebrado…).
Partimos de la base de que la medida en una magnitud es un acto que los niños no realizan fácilmente ni espontáneamente porque, para medir, se necesita experiencia en la práctica de clasificaciones, seriaciones y estimaciones cuando se ha establecido la magnitud respecto a la que se va a medir. Es casi imposible que se dé tan pronto; sin embargo, se tiene que tener contacto con la medida desde edades tempranas para que descubran magnitudes físicas, percibidas y consideradas como propiedades de colecciones de objetos comparados a través de sentidos o con ayuda externa.