Portada » Magisterio » Desafíos Cognitivos en el Aprendizaje de Ciencias en Educación Primaria
El aprendizaje de las ciencias en Educación Primaria (EP) está determinado por diferentes factores (según Samartí): la percepción, las estrategias de razonamiento, el lenguaje, las interrelaciones socioculturales y las emociones.
En este documento, prestaremos especial atención a la percepción y las estrategias de razonamiento.
Las capacidades cognitivas de los alumnos se describen en torno a tres aspectos relevantes para el estudio de la materia:
No es posible el aprendizaje de los contenidos escolares propuestos sin un tratamiento didáctico adecuado, que básicamente supone establecer niveles de conocimiento progresivo en torno a los objetos y fenómenos propios del estudio de la materia.
Las implicaciones didácticas deben permitir a los niños actuar sobre los objetos y fenómenos que están a su alrededor. Siguiendo a Harlen, se debe:
(Se producen cambios notables. Pueden ver los objetos desde otras perspectivas, establecer relaciones y pensar sobre situaciones conocidas)
En el segundo ciclo, los contenidos y actividades que seleccionemos deben alternar situaciones familiares con otras novedosas y más complejas para que progresen. Para ello se deberá:
(Su capacidad para reconocer y poder establecer varias relaciones causales sencillas hace que las estrategias de exploración y las nuevas ideas se amplíen y sean más complejas)
Las implicaciones didácticas se resumen en plantear situaciones de exploración más complejas y exigentes para el niño, haciendo que participe en el diseño de los procedimientos para dar respuesta a los interrogantes y en la recogida de datos relevantes para confirmar o rechazar ideas previas.
En relación con semejanzas y diferencias entre objeto y material, los alumnos desde muy pronto reconocen que un objeto deja de ser lo que era al romperse (por ejemplo, un vaso de vidrio).
Los niños hasta los 7-9 años no dan explicaciones basadas en diferencias entre objeto y material. De hecho, antes de los 7 años, para describir objetos les asignan cualidades diferenciadas como el tamaño, el sabor o el color, que pueden corresponder al material.
Las diferentes cualidades que usan pueden agruparse bajo cinco criterios: composición (es de papel), función (sirve para comer), localización (está en la playa), apariencia (tiene brillo), y procesamiento (es natural).
En cuanto a las propiedades generales que utilizamos para identificar la materia, durante la educación primaria se va construyendo el concepto de peso, volumen y temperatura. A los 7 años comienzan a apreciar que cualquier cosa, por pequeña que sea, pesa algo.
A los 9-10 años comienzan a admitir la conservación del peso y volumen en situaciones sencillas como trocear o modelar la plastilina o transvasar líquidos entre dos recipientes distintos, pero no en situaciones complejas como sumergir un sólido en líquido.
El término de temperatura es reconocido por los niños desde pronto, aunque no lo utilicen espontáneamente. Durante la primaria, aunque los alumnos utilizan el termómetro, asocian la temperatura al tipo de material. El 50% de los niños de 12 años creen que la temperatura de un cubito de hielo grande será menor que la de uno pequeño, aunque estén en el mismo congelador.
Tienen dificultades para reconocer los diferentes estados de agregación, llegando a creer a los 8 años que el aire no pesa o tiene peso negativo. A esta edad tampoco consideran como líquidos y sólidos a los líquidos viscosos o los sólidos en polvo.
El estado gaseoso es el más problemático de comprender.