Portada » Geología » Deriva Continental y Estructura Terrestre: De Wegener a los Sismos
Alfred Wegener, meteorólogo y geofísico alemán, es considerado uno de los padres de la geología moderna por su teoría de la deriva continental.
En 1915 publicó El origen de los continentes y los océanos. Según esta teoría, los continentes de la Tierra estuvieron unidos en un supercontinente llamado Pangea. Posteriormente, Pangea se fragmentó y los continentes se desplazaron lentamente hasta su posición actual.
Wegener sustentó su teoría en varias pruebas:
Wegener observó una gran coincidencia entre las formas de las costas continentales, sugiriendo que estuvieron unidas en el pasado formando Pangea. Esta coincidencia es aún mayor si se consideran los límites de las plataformas continentales (superficie del fondo submarino cercana a la costa, con profundidades inferiores a 200 metros).
Basándose en descubrimientos geológicos, Wegener encontró cordilleras con la misma edad y tipo de rocas en diferentes continentes, lo que indicaba que estuvieron unidos.
Utilizó rocas sedimentarias como indicadores de climas antiguos. Al mapear estos climas, concluyó que su distribución solo se explicaba si los continentes hubieran estado unidos.
Wegener encontró fósiles de las mismas especies en continentes separados por océanos, lo que sugería que habitaron una misma región en el pasado. Entre estos organismos había reptiles y plantas.
El estudio del núcleo terrestre es indirecto, a través de métodos como el análisis de terremotos (movimientos sísmicos).
Un terremoto, también llamado seísmo o sismo, es una sacudida brusca y breve de la corteza terrestre, causada por la liberación de energía en forma de ondas sísmicas. Los más comunes se producen por la ruptura de fallas geológicas (discontinuidades de la corteza terrestre causadas por fracturas). También pueden ser causados por fricción en los bordes de las placas tectónicas y procesos volcánicos.
El punto de origen de un terremoto se llama hipocentro, y el punto en la superficie sobre el hipocentro es el epicentro. La intensidad de un terremoto puede causar tsunamis, actividad volcánica, desplazamientos de la corteza o corrimientos de tierra.
La energía liberada por un terremoto se mide con varias escalas, siendo la más conocida la escala de Richter. Los terremotos se estudian con sismógrafos, instrumentos que miden los movimientos del suelo y los registran en sismogramas. Los sismogramas muestran la intensidad, el momento y la duración del terremoto.
Los sismógrafos se instalan en estaciones sísmicas, ubicadas en zonas de alta actividad sísmica para prever terremotos y evacuar a la población, como en San Francisco, donde se encuentra la falla de San Andrés.
Son las más rápidas y las primeras en llegar. Se propagan por cualquier medio material.
Son posteriores a las ondas P. Son transversales a la dirección de propagación, más lentas y solo se propagan en sólidos.
Son las últimas en llegar. Se forman en el epicentro y son las más destructivas debido a su amplitud y longitud de onda. Dependen de las ondas P y S, ya que si estas no llegan a la superficie, no se forman ondas L.
Las zonas internas de la Tierra donde las ondas sísmicas se reflejan y refractan, separando capas de distinta composición o estado físico, se denominan discontinuidades sísmicas.
Las más importantes son: