Portada » Filosofía » Derecho y legitimacion del poder social
A veces, los habitantes de un país obedecen al Estado por miedo a un castigo fácilmente imaginable. En muchos otros casos, en cambio, los ciudadanos obedecen sin sentirse amenazados, considerando que es su deber hacerlo. Esto pasa cuando el Estado goza de autoridad.
Además del Estado, también pueden tener autoridad los padres sobre los hijos, la profesora sobre los alumnos o el entrenador sobre los jugadores.
Tener autoridad es tener derecho a mandar o derecho a dirigir. Alguien tiene autoridad cuando los demás le obedecen no porque se sientan intimidados, sino porque reconocen el derecho del otro a mandarles. Es decir, autoridad no es sinónimo de poder, sino de poder legitimado.
Además, la legitimación de algo, en este caso la legitimación del poder, coincide con su justificación. Esta justificación logra darle sentido y aceptabilidad. Así, si un atracador nos obliga a darle nuestro dinero amenazándonos con una pistola, probablemente obedeceremos, pero no reconoceremos ninguna legitimidad a su poder. En cambio, cuando acatamos las leyes de nuestro país, convencidos de que ése es nuestro deber, entonces reconocemos que el poder del Estado está justificado
Hemos definido el poder como la capacidad de influir y modificar la conducta de los demás de acuerdo con lo que consideramos adecuado.
En este sentido, poseen poder tanto el profesor que nos obliga a estar callados bajo amenaza de castigo como el que lo consigue convenciéndonos de los beneficios de estar atentos. En ambos casos, logran modificar nuestro comportamiento.
Sin embargo, sólo el segundo de los profesores posee la autoridad auténtica, pues solo él consigue ser escuchado sin usar amenazas ni castigos y, por tanto, logra que se le reconozca su derecho a mandar.
FORMAS DE LEGITIMACIÓN DEL PODER |
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Características |
Ejemplos |
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Tradicional |
• El poder se legitima por recurso a la tradición. Ciertas familias, dinastías o clases han ocupado el poder desde siempre y, por tanto, parece natural que lo sigan haciendo. • Esta forma de autoridad no se apoya en cuestiones racionales, como, por ejemplo, la capacidad del gobernante, sino que se basa en la creencia en su carácter hereditario o divino. Por ello, es difícil poder argumentar racionalmente en su favor o en su contra. |
• Jefes tribales • Faraones egipcios • Imperios dinásticos • Monarquías |
Carismàtica |
• El poder se legitima por recurso al carisma; es decir, en función de una especie de don que poseen algunas personas que las hace especialmente dotadas para atraer y movilizar a la población. • La legitimación carismática es similar a la tradicional (se basa en la atribución de un don o cualidad excepcional al líder), pero se diferencia en que esta capacidad se considera personal y no hereditaria. • El prestigio de estos líderes tampoco tiene una explicación exclusivamente racional, pues sobre todo intervienen las emociones y los sentimientos que logran suscitar. Suele ser poco duradera, ya que es típica de movimientos revolucionarios o transformaciones sociales bruscas. |
• Caudillos como Hitler, Mussolini, el ayatolá Homeini • Líderes revolucionarios como Simón Bolívar, Che Guevara |
Racional-legal |
• El poder se legitima por recurso a la ley. • El Estado posee un poder legitimado porque es fruto del convenio o acuerdo racionalmente aceptado por los ciudadanos, que, así, se comprometen a respetar las leyes. • Es la única forma de autoridad plenamente racional y la que, por tanto, permite la argumentación a favor y en contra. |
• Democracia ateniense • Democracias actuales |
Atenas: la primera democracia
El primer sistema democrático del que tenemos noticia se remonta a los siglos IV y V antes de Cristo, en la antigua Atenas. En estos siglos se produjo un fenómeno político y social. En Atenas, los ciudadanos estaban íntimamente comprometidos con la marcha política de su ciudad, pues podían y debían tomar parte en las decisiones públicas y en la elaboración de las leyes. El procedimiento para que todos pudiesen intervenir consistía en la celebración de asambleas en la plaza pública. En estas asambleas, podían dar su opinión todos los ciudadanos y todos eran escuchados.
Además los ciudadanos atenienses tenían la posibilidad de acceder a un cargo ejecutivo; también existían sorteos para elegir los cargos. La justicia era impartida por un jurado elegido al azar entre los miembros de la sociedad.
La democracia ateniense era una democracia directa, porque los ciudadanos participaban, sin intermediarios ni representantes, en la legislación y el Gobierno. Pero, este sistema tenía algunas deficiencias. Por una parte, los derechos y privilegios democráticos estaban restringidos a una cuarta párte de la población. Ni las mujeres, ni los extranjeros ni los esclavos tenían derecho a voto. Por otra parte,: la influenciabilidad del pueblo. La opinión de la mayoría podía ser fácilmente manipulada por los demagogos.
Hasta el siglo XVIII con la guerra de la Independencia americana y la Revolución Francesa, no hallamos ningún planteamiento político similar. Será el movimiento liberal, encabezado por la burguesía, el que reaccionará frente al absolutismo y pedira mayor libertad y justicia. Sin embargo, hasta el siglo XX no podemos hablar, de la existencia de Estados democráticos, ya que hasta esta época no se da una participación real de toda la población. Hasta entonces, el derecho a voto estaba reservado a una minoría privilegiada ya que estaba limitado a una parte de la población .A diferencia de la democracia ateniense, las democracias actuales son representativas. Los que gobiernan y establecen las leyes no son los ciudadanos, sino unos representantes que los ciudadanos han elegido. Los procedimientos de participación directa son: el referéndum (cuando se pide al ciudadano su voto acerca de alguna cuestión de especial importancia) y el jurado popular (mediante el cual los ciudadanos participan en la administración de justicia). características de las democracias representativas actuales:
Respeto a las libertades individuales. Una de las funciones de la democracia es proteger las libertades de las personas: libertad de asociación, de lugar de residencia, de elección de profesión… De éstas, la más destacable es la libertad de expresión: libertad para expresar una opinión, aunque ésta se oponga al Gobierno o al sistema.
En la Antigüedad, la ciudad era una comunidad política, así que ser ciudadano significaba participar en la vida política de la propia comunidad. En la actualidad, las comunidades políticas han evolucionado y configuran los modernos Estados, de manera que suele decirse que los ciudadanos pertenecen a un Estado.
En la democracia ateniense se originó este concepto. Se habla por primera vez de ciudadanos, aunque sólo eran considerados como tales los varones libres (es decir, los que no eran esclavos) y nacidos en antiguas familias de la ciudad. Así pues, la ciudadanía era una noción muy restringida.
En las democracias actuales, son considerados ciudadanos todos los hombres y las mujeres mayores de edad . Por lo menos es así si nos atenemos a lo estipulado por la ley. Es el caso, de inmigrantes, que ven cuestionados sus derechos y deberes con la comunidad a la que han acudido a vivir y trabajar.