Portada » Historia » De la Dictadura a la Democracia: Transición Española y el Rol de la OTAN
Los países de Europa Occidental crearon en 1949 una alianza militar, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), para frenar la amenaza soviética. El Tratado, inscrito en el marco de la Declaración de la ONU, tenía una voluntad estrictamente defensiva y establecía un sistema de seguridad colectivo sin alienar la soberanía de los Estados. La comisión militar, estado mayor de la alianza, está compuesta por representantes de los Jefes de Estado Mayor de los países aliados. Tiene su sede permanente en Bruselas y se reúne dos o tres veces al año a nivel de Jefes de Estado Mayor.
Formaron parte inicialmente doce países, la mayoría de la Europa no comunista, pero hoy cuenta con dieciséis integrantes, entre ellos España desde 1986. Fue el gobierno de UCD, con Calvo Sotelo de presidente, el que decidió entrar en la OTAN. La Unión Soviética se opuso, pues la entrada de España rompería el equilibrio de bloques, mientras que Estados Unidos se manifestaba claramente a favor. En España, el Partido Comunista y el Socialista eran contrarios a la entrada. Ello les llevó a la recogida de miles de firmas por ambos partidos para que se celebrase un referéndum sobre la cuestión.
En octubre de 1981, Calvo Sotelo consiguió aprobar la adhesión a la Alianza Atlántica y se iniciaron las negociaciones oficiales con los quince miembros integrantes de la OTAN. En 1982, España presentaba el protocolo de adhesión. El 28 de octubre de 1982, el PSOE ganaba las elecciones por mayoría absoluta. Durante la campaña electoral, siguieron insistiendo en la necesidad de evitar que España se integrara en la OTAN.
A los pocos meses de tener la responsabilidad de poder, Felipe González dio un giro de 180 grados y decidió que la retirada de la OTAN en nada favorecía objetivos fundamentales de su gobierno, como era el ingreso de España en la Comunidad Europea. Para poder solucionar esta contradicción entre su anterior postura y la nueva, presentó una fórmula de integración con condiciones, el llamado «decálogo», y anunció que convocaría un referéndum, que congeló hasta 1986.
Existió toda una campaña institucional a favor del sí, pero los colectivos anti-OTAN consiguieron mantener el pulso. Con no poca habilidad, González presentó el referéndum como una consulta al país sobre la decisión ya adoptada por el gobierno de permanecer en la OTAN en los siguientes términos:
Se formuló una pregunta que tenía el exclusivo alcance de consultar: si el voto era mayoritariamente negativo, España no saldría de la OTAN, pero Felipe González dimitiría para que fuese otro quien administrara el resultado de la consulta. El resultado del referéndum de marzo de 1986 fue que el 53% votó sí. En cuatro comunidades autónomas, Cataluña, Navarra, País Vasco y Canarias, el voto negativo superó al positivo.
El resultado del referéndum puso de manifiesto la victoria del pragmatismo frente a la ideología y despojó al PSOE de su imagen de izquierda. Desde la incorporación a la OTAN, España ha participado en numerosas misiones humanitarias, entre otras, la presencia de soldados españoles en la ex-Yugoslavia. En 1995, el socialista Javier Solana fue propuesto como secretario de la OTAN.
El siguiente texto es un fragmento del discurso pronunciado por el Rey Juan Carlos I con motivo de su proclamación como monarca ante las Cortes franquistas, el día 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Franco. El príncipe Juan Carlos había sido designado por el dictador como su sucesor a título de Rey en virtud de la Ley de Sucesión de 1947, ratificada por las Cortes en 1969. Recordemos que la Ley de Sucesión de 1947 declaraba que España era un Estado constituido en reino, aunque formalmente sin una monarquía y sin un rey.
La transición hacia la democracia fue un proceso modélico, pero lleno de dificultades. Cronológicamente, esta etapa se extiende desde la proclamación del príncipe Juan Carlos como rey de España hasta 1978, fecha en la que entra en vigor la Constitución Española. Según otros historiadores, la transición se extiende hasta el año 1982, año en el que el PSOE de Felipe González triunfa en las elecciones generales.
Este texto nos da las claves para analizar la apuesta de Juan Carlos I por la democracia en su discurso de proclamación de rey ante las Cortes franquistas.
Este documento, profundamente emotivo y esperanzador debido al reciente fallecimiento del dictador Franco y esperanzador por un porvenir democrático, comienza con la declaración del Rey de asumir su responsabilidad como monarca ante el pueblo español. Es consciente de que comienza una nueva época en la historia de España, marcada por el cambio, e invoca el “consenso” como medio para conseguir la concordia nacional entre todos los españoles. El término “consenso”, que quiere decir pacto, fue la palabra clave de toda la etapa de la transición. Gracias a los diversos acuerdos a los que llegaron las fuerzas políticas españolas de la época (izquierdas, derechas, centro) se pudo caminar con paso firme hacia la democracia.
En segundo lugar, tras pedir su ayuda a Dios, manifiesta su deseo de ser guardián del sistema constitucional, lo cual parece anticipar la idea de que en España se desarrollará una Constitución, como así será en 1978. Posteriormente, considera que desea ser rey “de todos los españoles” y hace una llamada a las Fuerzas Armadas a las que considera patrióticas y disciplinadas. Esta idea es fundamental y va a ser la base ideológica de su reinado: quiere ser el rey de todos, al margen de las inclinaciones políticas de los españoles. Es una clara incitación a la democracia. El Rey intenta transmitir tranquilidad a la sociedad española ante un momento de clara incertidumbre política, de crisis económica y de tensiones sociales derivadas de las circunstancias por las que atraviesa el país. Los cambios vendrán impulsados desde la propia corona, que se convertirá en el motor que lleve a puerto los mismos.
Para terminar, después de abogar por que se reconozcan los derechos sociales y económicos de todos los españoles, se declara profundamente católico.
En su discurso de proclamación como rey el día 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos I se mostró abierto a iniciar la transformación del sistema político español. En un principio, el joven rey no contaba con el apoyo de la oposición política al franquismo, fundamentalmente de las izquierdas, que llegaron a denominarle “Juan Carlos I el breve”. Esta oposición era partidaria de una república y no veían con buenos ojos el advenimiento de un rey que, en principio, era considerado el sucesor de Franco. De ahí que su proclamación como monarca fuese contestada en las calles por parte de la oposición política con huelgas y manifestaciones que demandaban libertad y amnistía para los presos políticos. Andando el tiempo, Don Juan Carlos se granjearía la aprobación de gran parte del pueblo español por su actitud partidaria de la democracia. Estaba claro para él que la monarquía sería democrática o no sería.
En conclusión, este documento viene a marcar un antes y un después de lo que será el Régimen de Franco y la Monarquía de Juan Carlos I que, a pesar de ser heredera del Régimen, disolverá las viejas y anacrónicas estructuras políticas del franquismo, abriendo el camino a la integración de España en el marco occidental con una democracia abiertamente europeísta y avanzada, que tendrá su máxima expresión en la Constitución de 1978, nuestra Ley de Leyes.