Portada » Historia » Cronología del Siglo XIX en España
B.8.EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EN EL Siglo XIX. EL DESARROLLO URBANO: La evolución demográfica: la evolución de la población española tuvo un ritmo lento de crecimiento, al contrario de muchos otros países en Europa, como por ejemplo la primera potencia de la época, Gran Bretaña. En la mayor parte de Europa se pasó de un modelo demográfico antiguo a otro moderno, por consecuencia de la revolución industrial y la mejora de las condiciones de vida (modelo europeo de transición demográfica). La industrialización hizo aumentar la natalidad reduciendo la mortalidad En España, surgíó el régimen demográfico antiguo caracterizado por una alta Tasa de Natalidad pero también con una Tasa de Mortalidad muy elevada. Tampoco la esperanza de vida era muy elevada, unos 35 años. Las causas de la mortalidad eran por las duras condiciones de vida: hambrunas periódicas, enfermedades endémicas y epidemias. La crisis de subsistencia provocó hambrunas periódicas, al menos dos veces a lo largo del siglo XIX. La falta de alimentos se debía tanto a factores coyunturales como a factores estructurales .Las enfermedades endémicas eran enfermedades con efectos prácticamente permanentes, motivadas por la poca alimentación, las pésimas condiciones higiénicas y una escasa atención sanitaria..
Las epidemias provocaron altos porcentajes de mortalidad. Aunque la peste bubónica tuvo escasa incidencia en Europa, otras enfermedades como el cólera, el tifus o la fiebre amarilla la sustituyeron. La epidemia de fiebre amarilla afectó principalmente a Andalucía y la epidemia de cólera en el área levantina.
La excepción catalana: Cataluña fue la excepción a estas carácterísticas demográficas. Su despegue industrial cambió asemejándose a los países europeos más adelantados. Su población aumentó y el cambio de la población campesina a la ciudades y la reducción de la mortalidad hizo que iniciara su propio cambio al régimen demográfico moderno.
Los movimientos migratorios en el Siglo XIX: Surgen las descompensaciones en la distribución territorial de la población española. Las ventajas económicas y la mejora en el acceso a las comunicaciones y al comercio provocaron un desplazamiento de las poblaciones del interior peninsular hacia las áreas costeras. Ese flujo migratorio tuvo dos corrientes: de norte a sur y de la meseta a Levante.
Se incrementaron los flujos migratorios tanto a ultramar como del campo hacia la ciudades. La industrialización atrajo población hacia las zonas urbanas más industrializadas: Barcelona, Madrid o Bilbao. El desarrollo urbano:
en 1900 la mayor parte de la población española era rural. Casi el 90% de la población vivía en localidades de menos de 100,000 habitantes. Únicamente Madrid y Barcelona estaban en torno a medio millón. La escasa y tardía industrialización española aplazó el éxodo rural. No obstante, el aumento de la población urbana supuso la transformación espacial de la ciudades con la creación de ensanches y barrios burgueses en Barcelona o como el barrio de Salamanca en Madrid al gusto de las nuevas clases dirigentes: la burguésía empresarial y financiera y los altos cargos de la administración
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN LA ESPAÑA DEL Siglo XIX. EL SISTEMA DE COMUNICACIONES: EL FERROCARRIL. PROTECCIONISMO Y LIBRECAMBISMO. LA APARICIÓN DE LA BANCA MODERNA.
Durante el reinado de Isabel II los gobiernos liberales tuvieron como objetivo transformar la vieja estructura económica de España basada en la agricultura latifundista para fomentar el desarrollo de la industria y del comercio iniciando un proceso de revolución industrial y de modernización de las comunicaciones. La dependencia del sector agrario, la falta de capital y la poca iniciativa de las clases dominantes, limitaron las expectativas del cambio y terminaron atrasando el subdesarrollo económico e industrial.
Las limitaciones de la revolución industrial. La industria textil: España carecía de una tradición industrial. La actividad industrial más importante era la industria textil catalana. El sector más dinámico era el algodonero y el sector lanero fue el más importante durante el Antiguo Régimen. Los centros tradicionales situados en Castilla se desplazaron a Barcelona donde había industria textil y se importaba la lana. La minería: el país era rico en materias primas minerales pero no había recursos para explotarlos. La situación cambió con la aprobación de la ley de minas de 1868 que pretendía atraer al capital extranjero. Los principales yacimientos quedaron en manos de compañías extranjeras y España se convirtió en proveedora de materias primas. La minería se convirtió en el sector más dinámico de la economía nacional y era uno de los principales activos de la balanza comercial y de entrada de ingresos.
La siderurgia: la única industria pesada que se intentó desarrollar fue la industria siderúrgica. España carecía de carbón de buena calidad y de demanda de productos siderúrgicos. La siderurgia vizcaína favorecíó el desarrollo industrial del País Vasco convirtiéndose en el núcleo de la industrialización española. Se creó un importante eje comercial entre Bilbao y Gran Bretaña (eje Bilbao-Cardiff) donde se intercambiaba el hierro por carbón.
La energía: la revolución industrial estuvo vinculada al carbón como fuente de energía. En España se siguieron utilizando fuentes de energía, leña, molinos de agua y de viento, carros y barcos de vela. El consumo de carbón crecíó en la última mitad del siglo.
En conclusión, la industrialización española fue muy escasa, sólo se desarrollaron dos focos periféricos: la industria textil en Cataluña y la siderúrgica en el País Vasco. Se mantuvieron gracias a la política proteccionista del gobierno. Destacó el capital extranjero, la industria española tenía gran dependencia técnica, financiera y energética del exterior. Hubo baja capacidad productiva y debilidad del mercado interno por la insuficiente demanda nacional.
El sistema de comunicaciones, el ferrocarril.
Los transportes: tanto el transporte terrestre como el fluvial se vieron condicionados por: sistemas montañosos que separaba el interior peninsular de la zona periférica y las costeras y el transporte terrestre interior se limitaba ya que no había una auténtica red nacional de transporte. En 1840 surgieron programas de construcción y mejoraron caminos y carreteras. También se mejoraron los medios de transporte aunque eran lentos y limitados por lo que todas las esperanzas se pusieron en el ferrocarril
El ferrocarril: España a finales de la década, pensaba que al crear un medio de transporte eficiente y rápido se facilitarían los intercambios y se animarían a la creación de industrias. La primera línea fue la de Barcelona-Mataró en 1848. El impulso fue tras aprobarse la ley General de Ferrocarriles de 1855 y se llevó a cabo gracias a que el gobierno puso fondos económicos de la desamortización de Pascual Madoz. La ley de ferrocarriles tuvo como consecuencia un rápido impulso en la construcción de líneas y fracasó en el objetivo de activar la industria española. El diferente ancho de vía español limitó las interconexiones con Europa y su rentabilidad fue muy escasa por lo que muchas compañías dejaron de invertir o quebraron.
El transporte marítimo: se incorporaron barcos de vapor y veleros rápidos y se reformaron los puertos.
Comercio, proteccionismo y liberalismo: El comercio español carecía de un mercado interior único y homologado. A las trabas legales se unían una gran diferencia de pesos, medidas a nivel regional y provincial y distintas unidades monetarias.
El comercio exterior se centró en Europa. Gran Bretaña y Francia fueron los principales clientes y España exportaba materias primas e importaba productos lo que provocó que la balanza comercial fuese improductiva.
Terminaron recurriendo a políticas proteccionistas imponiendo fuertes aranceles. Así se protegíó a la industria textil catalana de la competencia inglesa.
Aparecieron los librecambistas qué defendían que el Estado debía intervenir lo menos posible en la economía. Su influencia se manifestó en la ley de ferrocarriles, en la de minas y en la reducción de aranceles (Arancel Figuerola).
La aparición de la banca moderna: el primer banco español aparecíó durante el reinado de Carlos III. Fue el Banco Nacional de San Carlos. Se creó el Banco español de San Fernando y los bancos de Isabel II y de Barcelona. La rivalidad entre San Fernando y el de Isabel II llevó a la creación del Banco de España en 1856. Se establecíó la peseta como unidad monetaria oficial y estuvo hasta la aparición del euro. Se modernizó el sistema bancario que pasó a ser emisor de moneda y receptor de ahorros y préstamos. Tras el desastre colonial se repartieron capitales de Cuba y Puerto Rico dando lugar al Banco Hispano Americano