Portada » Lengua y literatura » Crónica de una Muerte Anunciada: Análisis del Realismo Mágico, Honor y Perspectivismo
La obra de Gabriel García Márquez, Crónica de una Muerte Anunciada, nos acerca al género periodístico utilizando la perspectiva temporal de la historia real y el punto de vista personal. Adopta originales técnicas narrativas, como el perspectivismo y la recreación de un universo mágico. Para algunos críticos, es una «novela real» entre el documento y la imaginación, en la línea de Truman Capote.
El tema central es la violencia, seguido por el honor, el destino, la superstición, el sexo y la religiosidad. No son temas originales; el fatum o el honor están presentes en la tragedia griega, en Shakespeare y en el teatro español del siglo XVII.
Se narra un hecho real de 1951, transformado en ficción. El autor afirma haber sido testigo, aunque no estaba presente. Sus padres vivían en Sucre (donde suceden los hechos), lugar donde conoció a su mujer, Mercedes Barcha, y murió su amigo Cayetano (Santiago Nasar). Pasaron casi 30 años hasta que decidió escribir la novela.
En un pueblo cerca a la costa colombiana se casan Bayardo San Román y Ángela Vicario. Al retirarse, el marido advierte que su esposa no es virgen y la repudia. Ella acusa de la deshonra a Santiago Nasar. Pedro y Pablo Vicario lo buscan para matarlo y lo acuchillan en la puerta de su casa.
Ángela Vicario, avergonzada por la deshonra, marcha a un lejano pueblo donde escribe cartas de amor a su marido, nunca contestadas. Sin embargo, tras muchos años, Bayardo San Román vuelve con ella.
Destaca la fragmentación de la historia, con constantes analepsis y prolepsis. Aunque la historia termina con el reencuentro, la novela acaba con la muerte de Santiago Nasar, teniendo dos finales cerrados. Es una novela circular: en la primera frase se anuncia la muerte («El día en que lo iban a matar») y en la última se consuma («y se derrumbó de bruces en la cocina»). Fue llevada al cine en 1987.
Se interpreta lo cotidiano como algo desmesurado, hiperbólico, exagerado. En Colombia, las leyendas, los mitos y lo extraordinario formaban parte de las creencias. Gabriel García Márquez tomaba todo de la realidad, resultando sorprendente lo extraordinario de anécdotas y personajes.
Lo fantástico se concentra en personajes como Plácida Linero, Pura Vicario, Luisa Santiaga o Santiago Nasar, quienes creen en que los sueños puedan cumplirse, en la telepatía o en las supersticiones.
Hay gran cantidad de premoniciones: Clotilde Armenta, al ver acercarse a Santiago Nasar, «tuvo la impresión de que estaba vestido de aluminio», le pareció un fantasma. Algunos sucesos parecen de una novela de espíritus, como lo sucedido en la casa del viudo de Xius, a quien se le aparece su mujer muerta en forma de pájaro fosforescente.
Sucesos extraordinarios como la trayectoria de la bala que disparó la pistola del padre de Santiago Nasar. No hay marco temporal, no dice cuándo sucede. Hace alusiones a Cien años de soledad, uno de los principales exponentes del realismo mágico.
Algunos temas orientan la visión de la realidad: la fe que se muestra es fetichista, ceremonial y milagrera; el destino sobre Santiago Nasar, acumulando errores, casualidades, circunstancias insólitas, odios y rencores.
Un mundo extraordinario en el que se seleccionan los detalles más sorprendentes: «Los hermanos Vicario sacrificaban los mismos cerdos que criaban, les eran tan familiares que los distinguían por sus nombres».
Se seleccionan frases impactantes por su originalidad: Ángela Vicario no quería casarse con Bayardo porque «me parecía demasiado hombre para mí». La hipérbole recrea un ambiente extraordinario: el número de cartas que Ángela escribe a Bayardo.
Los símbolos son abundantes: los metales, como en Lorca, asociados a la muerte. Las flores encerradas anuncian muerte; el color verde, desgracia; los perros merodean alrededor de los que van a morir y presienten la desgracia; los sueños representan la realidad vivida o por vivir.
Aspectos formales contribuyen al realismo mágico: el lenguaje rico y exuberante, las comparaciones, muchas metáforas («sus ojos de oro»), las personificaciones («flores encerradas»), la animalización. Se fija en pequeños detalles, con ellos nos acerca a una visión global que constituye lo esencial.
Ángela Vicario, interrogada por sus hermanos, dice que fue Santiago Nasar con el que perdió la virginidad. El destino trágico perseguirá a Santiago Nasar hasta la muerte. Los hermanos deben recuperar el honor de la familia Vicario asesinando a quien se lo quitó.
La violencia es el único modo de restaurarlo, aunque los personajes no quieran cumplir con esa obligación y hagan lo posible para librarse. Sobre Santiago Nasar pesa la fatalidad, lo anuncian los sueños que Plácida.
La víctima no lucha contra este destino. La ruindad moral de la comunidad se refleja en su pasividad ante la situación. Los testigos se posicionan en la plaza para asistir al espectáculo. Solo su amigo Cristo Bedoya trata de impedirlo, sin conseguirlo.
La violencia está vinculada al honor, situada por encima de la vida. Esta conduce las acciones de los hombres y los lleva a un enfrentamiento que tratan de evitar. Es una sociedad conservadora, la justicia considera que la muerte de Santiago Nasar está justificada «en legítima defensa del honor». El párroco confirma que Dios podría perdonar el crimen.
La historia de amor entre Bayardo y Ángela demuestran que una vez restaurado el honor la vida sigue y se puede ser feliz.
Nos acerca a una historia acontecida hace muchos años. El narrador se identifica explícitamente con el autor real; sin embargo, y aunque Nasar (Cayetano) era amigo suyo, el autor no estaba allí cuando sucedieron los hechos.
Alterna su voz (su memoria incompleta) con breves intervenciones de entrevistados, en busca de datos. El narrador reúne voces diversas, heterogéneas, incluso contradictorias, pero constituyen un relato complementario. Es en este sentido una novela multiperspectivista, relacionada con el cubismo.
El multiperspectivismo añade verosimilitud, manteniendo incógnitas y ambigüedades: no sabemos si fue Santiago Nasar el culpable de la deshonra. El autor cuenta con un lector activo, que trate de descifrar los enigmas extrayendo sus propias conclusiones.
El narrador se presenta de diferentes maneras: como narrador personaje, testigo, cronista y omnisciente. Tiene dos papeles principales:
El punto de vista cambia en la novela mediante la polifonía. Tiene distintas funciones:
Todos son víctimas (código de honor) y culpables (por su pasividad). El protagonista colectivo es el pueblo; en segundo plano, la comunidad árabe. Los testigos adquieren voz a través del narrador. Manifiestan su ruindad moral como comunidad.