Portada » Filosofía » Crítica de la Filosofía Occidental: La Afirmación de la Vida y la Muerte de Dios en Nietzsche y Descartes
Toda la filosofía occidental, según Nietzsche, ha despreciado la sensibilidad y el cuerpo. Mientras que la tradición, desde Parménides, pretende acceder a un “mundo verdadero” a través de conceptos puros, Nietzsche reivindica “el mundo aparente” como el único real. Aquellos que niegan la realidad del mundo sensible, para Nietzsche, padecen una enfermedad que les impide conectarse con la vida misma.
En su filosofía de Zaratustra, Nietzsche presenta al superhombre como un hombre fuerte, aventurero, luminoso, conectado con la hybris. No se trata de un yo intensificado o potenciado, sino problemático, pues representa la exteriorización del cuerpo y su razón de ser: la vida.
Nietzsche critica a los filósofos por confundir lo último con lo primero. Consideran que los conceptos supremos, como Dios, han existido desde siempre, negando su surgimiento en el devenir histórico. Para Nietzsche, considerarlos supremos es una creencia moral resultado de la desvalorización del mundo sensible. Estos conceptos son como telas de araña que atrapan la propia razón.
Nietzsche reconoce estos conceptos supremos como “errores insostenibles”. La muerte de Dios, anunciada por Nietzsche, representa la subversión de los valores tradicionales y la preparación para la llegada del superhombre. Con la muerte de Dios, se derrumba también el fetichismo del lenguaje, la creencia de que a cada concepto le corresponde una realidad.
Para Descartes, la filosofía debe fundamentarse en evidencias absolutas que produzcan certeza. Esta evidencia se encuentra en la intuición, un acto puramente racional donde el sujeto aprehende una idea de manera inmediata. La razón, aunque puede ser desviada por prejuicios o pasiones, nos permite conocer la verdad.
Descartes elige el camino de la duda metódica para encontrar una verdad irrefutable. Esta duda no es escéptica, sino constructiva, pues busca una certeza sólida. La duda cartesiana tiene las siguientes características:
La duda metódica se aplica en los siguientes niveles:
Para Descartes, pensamiento y conciencia son sinónimos. No hay lugar para el inconsciente. Pensar abarca todas las actividades conscientes, incluyendo sentir, querer e imaginar. El pensamiento es la esencia del alma (res cogitans).
Descartes divide las ideas en tres tipos:
Todas las ideas son semejantes en tanto que son ideas, pero también distintas en su contenido específico. La idea de mesa es distinta a la idea de color, aunque ambas sean ideas.