Portada » Historia » Crisis económica del siglo xvii (crisis agrícola,de la artesanía y del la industria y comercial)
Entre los objetivos a conseguir de Olivares, valido de Felipe IV, estaba el de la Reputación, que consistía en recuperar el prestigio de la monarquía hispánica como primera potencia europea y del mundo. Pero este objetivo requería muchos gastos, y las guerras duplicaron los presupuestos, haciendo que Castilla y América, sus principales fuentes de ingresos, tocaran fondo, así que tenían que aumentar los impuestos a Portugal y Aragón. El problema estaba en que éstos reinos tenían sus propias Cortes, que eran las que decidían como administrar sus impuestos, así que Olivares quería conseguir la uniformación política de España mediante la extensión de las leyes castellanas a estos territorios.
El primer paso para conseguirlo fue el proyecto de unión de armas, que consistía en obligar a los reinos a contribuir en las guerras con la aportación de hombres o impuestos para crear un ejército permanente. Las Cortes Catalanas se negaron a realizar cualquier aportación, así que Olivares, aprovechando la Guerra de los Treinta Años, con el pretexto de crear un nuevo frente en los Pirineos orientales, atravesó Cataluña con un ejército, viéndose obligadas villas y aldeas a alojarles, lo que provocó gran número de conflictos entre la población y los soldados, pues se daban continuos robos, saqueos, etc.
Estalló una revuelta popular que desembocó en el día del Corpus el 7 de junio, en el que los segadores sublevados asesinaron al virrey. Ante esta situación, Olivares mandó un nuevo ejército para ocupar Cataluña y abolir sus fueros, pero ésta, buscó el apoyo de Francia, nombrando Conde de Barcelona al rey Luis XIII y queriendo integrarse a ésta. La guerra duró diez años y finalizó en 1652 con la rendición de Barcelona al ejército real, al mando de Juan José de Austria.
También se produjo la rebelión de Portugal, que proclamó su independencia y nombró rey al Duque de Braganza. Esta guerra duró hasta 1652, pero en 1660 reemprende su lucha y, finalmente, en 1668, España reconoce a Portugal como estado independiente.
El siglo XVII se caracterizó por una crisis demográfica en toda Europa, que en España afectó especialmente al centro, excepto a Madrid. Causas:
– Innumerables brotes de epidemias.
– Menores defensas ante las enfermedades por las malas cosechas y condiciones higiénicas y por la desnutrición.
– Descenso de la tasa de natalidad porque las guerras ocasionaron la muerte de muchos jóvenes.
– Retraso de la edad del matrimonio por la crisis económica.
– La crisis general aumentó el número de clérigos y, por lo tanto, el celibato.
– La expulsión de los moriscos y el constante flujo emigratorio a América.
Esto incidió directamente: en el sector primario, con la caída de la producción agrícola por el empeoramiento del clima, las sequías y heladas, el deterioro de los sistemas de cultivo, la expulsión de los moriscos y el despoblamiento progresivo de zonas rurales, debido al aumento de los impuestos a los campesinos y a la alta mortalidad, provocada por la disminución de las cosechas. También afectó a la ganadería, pues se produjo una disminución considerable de las cabezas de ganado, y de las exportaciones de lana.
En el sector secundario, la disminución de la población redujo considerablemente el consumo. La industria más afectada fue la textil porque había menos trabajadores y, por lo tanto, se producía mucho menos, lo que hizo que se disparara el precio de los productos españoles, que no pudieron competir con los extranjeros. Además, la poca mano de obra hizo que los salarios aumentaran y que el maestro del taller no pudiera contratar a más gente. Por otra parte, los gremios no pudieron estar a la altura y no estimularon la introducción de nuevos recursos técnicos que pudieron competir con los productos extranjeros.
La metalurgia y la construcción naval también se vieron afectadas porque la monarquía española, arruinada por los gastos de las guerras, disminuyó sus encargos.
La crisis afectó especialmente a Cataluña, Segovia, Cuenca, Murcia, Granada y Valencia. Los grupos privilegiados mantuvieron e incluso aumentaron sus recursos debido a la Ley del Mayorazgo, que permitía heredar las tierras y bienes sólo al primogénito, por lo tanto, los otros hijos no tenían de que vivir y tampoco podían trabajar porque eran nobles, así que la picaresca aumentó. Esto hizo que muchos de ellos entraran en el clero, consiguiendo así tener una vida solucionada y un oficio de prestigio.
De esta forma, el tercer estado suponía un 90% de la población, así que todos los problemas originados por la crisis hicieron que las ciudades se llenaran de marginación e inseguridad social, que se intentaron evitar haciendo levas y reclutamientos obligatorios para servir al ejército.
En el siglo XVIII aparece una nueva mentalidad, la Ilustración, que tiene como base la explicación de todos los hechos mediante la razón. Por esa razón se llamó al siglo XVIII el Siglo de la Luces, por la luz que nos da la razón para explicar cualquier hecho científico.
Se basaba en dos principios
Todo lo lógico es verdad y lo ilógico es mentira
La razón nos dice que la auténtica verdad es la naturaleza y, por lo tanto, todo lo natural es bueno y lo antinatural es malo.
En política, a corto plazo influirá en las monarquías absolutas, haciéndolas adoptar un sistema de gobierno que, aunque mantenía el poder del rey, introdujo cambios en la manera de gobernar: los consejeros eran elegidos entre los ilustrados. A este sistema se le llamó Despotismo Ilustrado y fue aplicado en España por Carlos III.
A largo plazo, influyó en el liberalismo político, al negar la falta de racionalidad de las monarquías absolutas. Por eso, en contra de la concentración de poderes propuso la separación de los mismos en tres instituciones para evitar la manipulación de unos sobre otros, y además propone la Soberanía Nacional, en la que el pueblo elige a su dirigente.
A nivel social, echó abajo la Sociedad Estamental, basada en el orden establecido por Dios y defendió la Sociedad de Clases, en la que todos son libres e iguales ante la ley, y el estado debe garantizar las mismas oportunidades a todos.
A nivel económico, el proteccionismo fue fuertemente criticado porque basaba la riqueza de un país en la cantidad de metales preciosos que éste poseyera y en el valor que los seres humanos quisieran darle; y defendieron la Fisiocracia, según la cual el único valor económico verdadero es el valor de la naturaleza y, por lo tanto, la oferta y la demanda indican el precio de los productos.
A nivel moral critica las religiones, especialmente la católica, por ser el pilar de las monarquías absolutas. Por lo tanto niegan la autoridad del Papa, de la Biblia y rechazan los ritos y cultos, sin embargo, aparecen dos corrientes: el Deísmo, que cree en Dios sólo como creador del Universo, y el Ateismo, que rechaza la existencia de Dios. Como alternativa, proponen la Filantropía, amar al ser humano sólo a cambio de hacer el bien; teoría que fue la base de la declaración de los derechos humanos y, que a su vez, es la base de todas las constituciones.
La Ilustración, que tuvo su origen en Francia, vino a España con años de retraso. Los ilustrados más importantes fueron: Feijoo, Jaime Balmes, Campomanes, Jovellanos, Aranda, Floridablanca, etc.