Portada » Magisterio » Criminología del entorno: La influencia del espacio en el delito
El delito no se distribuye al azar, sino que se concentra en áreas específicas. Esto no implica que quienes viven allí sean especialmente delincuentes, sino que las características de la zona o la existencia de más oportunidades influyen en la concentración delictiva. El delito se concentra desproporcionadamente en los denominados puntos calientes: puntos concretos de la ciudad, como cruces de calles, callejones, esquinas o edificios específicos.
La Criminología del entorno físico estudia los lugares donde ocurren los delitos, sus características, los movimientos de personas que hacen coincidir a ofensores y víctimas, y las percepciones que las personas tienen de esos sitios.
Esta tesis parte de la existencia de individuos motivados para cometer delitos. El entorno desempeña un papel importante en el proceso de decisión, que es racional. Se produce una interacción entre la oportunidad y la motivación, por lo que el delito no es el resultado directo e inmediato de la motivación.
El entorno físico emite signos o pistas que el individuo puede asociar con buenos lugares para cometer un delito, o con objetivos o víctimas apropiadas. Algunos ejemplos son:
El estudio de Jeffery (1971) resalta el factor oportunidad y encuentra una conexión entre el diseño del medio y el delito. También presta atención a la prevención del delito, tratando de reducir las oportunidades para cometer delitos remodelando medios que resulten criminógenos y proponiendo diseños urbanos y arquitectónicos aptos para la prevención del delito.
La situación concreta en la que alguien se encuentra puede motivarlo a delinquir. Se reconocen elementos de motivación en las situaciones y se afirma que una oportunidad por sí misma, sin relación con las percepciones y motivaciones del potencial ofensor, es poco relevante.
La interacción entre situación y sujeto es lo que convierte a la situación en una oportunidad. La situación (el campo perceptivo del individuo en un momento temporal dado) no determina el delito, sino que se produce una interacción entre situación y sujeto (siendo la situación los beneficios, las características del lugar, el momento, la víctima… y siendo el sujeto la posibilidad de elección, las percepciones…).
Si la situación es importante, entonces los delitos en general, y sobre todo ciertos tipos, deberían concentrarse en una serie de situaciones concretas y no al azar. Por ejemplo, el hecho de conocer a la víctima y, sobre todo, de que hubiera un público delante, serían decisivos para la respuesta, y por estos delitos tenderían a concentrarse en situaciones parecidas y no al azar.
Los delitos se encuentran altamente concentrados en lugares concretos. Estos lugares tienden a mantenerse con el paso del tiempo.
Si queremos prevenir eficazmente el delito debemos reducir las oportunidades para el mismo a través de la modificación del medio ambiente o las situaciones (prevención situacional). Las medidas se fijan igualmente en las potenciales víctimas, en la comunidad y en los ciudadanos.
Prevención a través del diseño del medio: El control del delito no se logra con medidas centradas en el delincuente individual, sino mediante la manipulación del medio en el que el delito tiene lugar, actuando antes de que acontezca.
Propuestas concretas:
La prevención situacional se basa en la modificación del ambiente para hacer el delito más difícil y arriesgado, así como menos satisfactorio a partir de la reducción de los beneficios o recompensas.
Uno de los potenciales riesgos de la reducción de las oportunidades es un eventual desplazamiento del delito. Cuando se reducen oportunidades en una zona o en un tipo de delitos, también se desvía la atención de los delincuentes hacia otros lugares o tipo de delitos: