Portada » Ciencias sociales » Corrientes Sociológicas Clave del Siglo XX: Chicago, Funcionalismo y Escuela de Frankfurt
Las tendencias de los estudios de sociología durante el siglo XX fueron desarrollándose en primer lugar en Europa, luego en Estados Unidos y más tarde en otras regiones del mundo. Estos estudios aportaron significativamente a la comprensión de los fenómenos y procesos sociales en la sociedad occidental durante el pasado siglo.
La escuela de sociología de la Universidad de Chicago inició las investigaciones de los fenómenos y procesos que tienen lugar en las ciudades. Fue creada en 1892. Sus integrantes más destacados fueron:
A partir de cierta década, se desarrolló en Estados Unidos una concepción sociológica denominada funcionalismo, influenciada por sociólogos clásicos como Durkheim, quien sostenía que la sociedad debe concebirse como un sistema, como un conjunto de componentes interrelacionados. Cada uno de los componentes de un sistema sociocultural solo puede ser comprendido dentro del contexto social en el que funciona.
Para los sociólogos funcionalistas, las instituciones son los componentes principales para estudiar una sociedad, ya que cumplen funciones determinadas dentro de ella. Los integrantes de una institución tienen como objetivo explícito o implícito la conservación y expansión de esa unidad sociocultural. Las condiciones particulares bajo las cuales esos objetivos pueden lograrse son lo principal que deben revelar los investigadores, y se denominan requisitos funcionales.
El funcionalismo puede considerarse un paradigma, aunque no constituye una escuela única debido a la gran variedad de enfoques teóricos y metodológicos existentes. El funcionalismo “a ultranza” se basa en la premisa paradigmática de que los sistemas socioculturales pueden lograr un grado óptimo de cohesión y equilibrio entre sus integrantes.
El funcionalismo recibió críticas, principalmente por:
Talcott Parsons elaboró una teoría de la acción social desde el punto de vista del actor, una teoría sobre la orientación que el individuo le da a su conducta. La acción humana tiene como característica su carácter voluntario: las personas eligen sus cursos de acción.
La unidad de conducta o acto-unidad es el elemento sobre el que se basa el orden social. Cada acto-unidad se refiere al fin de la acción, a las condiciones y a los medios concretos que la posibilitan y, sobre todo, al conjunto de normas y valores que regulan la elección de los medios para ese fin. A través de sus acciones, las personas buscan obtener un máximo de gratificaciones, dentro de un marco normativo que les sirve de referencia para su conducta.
La persona decide su curso de acción según el grado de institucionalización de las normas y los valores. Si este grado es bajo, la persona puede optar por acciones perjudiciales para el orden social. Cuando predominan las acciones disfuncionales, el sistema social está desequilibrado porque algunas de sus funciones han fallado. Para que el sistema social recupere su equilibrio, deberán revitalizarse la familia y las instituciones educativas, religiosas y políticas.
Los aportes de Robert Merton al funcionalismo pueden resumirse en las siguientes áreas:
En 1923 se constituyó en Alemania el centro de investigación actualmente conocido como la Escuela de Frankfurt, interesada en los procesos ideológico-culturales que iban transformando la sociedad capitalista en una sociedad de masas. Las investigaciones estaban inspiradas en la obra de Marx, quien había destacado la importancia del estudio de las ideologías en las sociedades.
La Escuela retomó el análisis de las ideologías en Europa, en un contexto caracterizado por fenómenos ideológicos de masas. Según sus integrantes, la irracionalidad, la vulgarización de la vida cotidiana, la violencia nacionalista y el racismo eran marcas de la época y destruían la cultura racional heredada del movimiento iluminista.
Uno de sus intereses fue denunciar la relación que existía entre la decadencia cultural y el auge de la economía capitalista. Los integrantes de la Escuela mostraron que la democratización de la cultura era aparente. El acceso de las masas a las manifestaciones culturales reafirmaba su condición de masa, incluso en los momentos de ocio. La vida cotidiana se masificó. Lejos de democratizar la cultura, los medios de comunicación masivos no hacían más que emplear técnicas que amoldeasen ideológicamente a las masas a las necesidades de la producción y el consumo capitalistas.