Portada » Lengua y literatura » Corrientes Literarias de Finales del Siglo XIX y Principios del XX: Modernismo y Generación del 98
El Modernismo fue un movimiento literario que se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y que engloba a la llamada Generación del 98. Supuso la reaparición de la literatura románica europea, un sentimiento que surgió en el siglo XIX con el racionalismo. Se acude a la poesía para rememorar los felices tiempos pasados.
Se caracteriza por la experimentación y la renovación:
Rubén Darío se caracteriza por su capacidad para poetizar temas medievales, renacentistas, dieciochescos, americanos, etc. Es el poeta del amor y el erotismo.
Darío es el principal poeta modernista. Entre los poetas premodernistas españoles destacan Ricardo Gil, Manuel Reina y Salvador Rueda. Dentro del Modernismo, resaltan Eduardo Marquina y Francisco Villaespesa. El decadentismo alcanza sus principales cotas con Manuel Machado.
Juan Ramón Jiménez dividió su obra, inicialmente, en cuatro etapas: la poesía pura, la etapa modernista, la etapa de progresiva y la poesía desnuda. Posteriormente, la clasificó en tres etapas:
Concluye con Diario de un poeta recién casado. Se distinguen dos momentos:
Poesía más conceptual y compleja, dedicada a la «minoría simple». Los títulos más significativos son Eternidades, Diario de un poeta recién casado, Piedra y cielo.
Formada por Animal de fondo y Dios deseado y deseante. Nos presenta un poeta obsesionado por el tema de la vida poética.
Para Juan Ramón Jiménez, la poesía es:
Soledades, galerías y otros poemas pertenece al Modernismo simbolista. Los temas son la melancolía, Dios y la muerte. En Campos de Castilla se observan descripciones de paisajes y una actitud crítica. Machado escribió también teatro y prosa. Al primer género corresponde La Lola se va a los puertos, escrita con Manuel Machado. Una de sus obras en prosa es Juan de Mairena.
Los sentimientos que el poeta refleja son la angustia, la soledad y la melancolía. La poesía de Machado refleja los universales mundos del sentimiento, grandes emociones que afectan al alma en su contacto con el mundo.
Se caracteriza por la presencia de símbolos: la tarde representa su angustiado y melancólico estado de ánimo; el reloj o el agua representan el paso del tiempo y la muerte.
Fue en 1902, con la publicación de las novelas Amor y pedagogía, Sonata de otoño, La voluntad y Camino de perfección, cuando se produjo el cambio hacia una nueva narrativa que presentó las siguientes características o novedades frente a la narrativa decimonónica, la realista y naturalista del siglo anterior.