Portada » Filosofía » Corrientes Epistemológicas: Del Dogmatismo al Realismo
Según Arturo Elizondo López (2002), el dogmatismo “sostiene que la realidad se captura por medio de la experiencia” (p.5).
No obstante, el dogmático no ve que el conocimiento es una relación entre el sujeto y el objeto. Este cree que los objetos del conocimiento no son dados por obra de la función intermediaria del conocimiento, sino que simplemente se rige por la razón.
Se puede hablar de tres tipos de dogmatismo: el teórico, ético y religioso. El primero hace referencia al conocimiento teórico; las dos últimas al conocimiento de los valores. En el ético se trata el conocimiento moral y en el religioso el conocimiento religioso.
(Johannes, 1940, p.19).
Un ejemplo de dogmatismo puede ser la existencia de un alma inmortal.
Esta corriente niega la posibilidad del conocimiento y enseña que no hay ninguna verdad. El escepticismo no ve el objeto, su vista se fija exclusivamente en el sujeto. Esto vendría a ser lo contrario al dogmatismo, ya que este afirma que el conocimiento es alcanzable.
Es decir, el sujeto no puede aprehender el objeto. El conocimiento, en el sentido de un prendimiento real del objeto, es imposible según él. Lo que lleva a que no debemos hacer ningún juicio, sino privarnos totalmente de juzgar.
Un punto clave que expone el escepticismo es que ningún conocimiento que parte de los sentidos es real y que ninguna realidad puede ajustarse a los conceptos que tenemos en la mente; esto lo sustentan con que todo lo que conocemos es por azar o por costumbre.
(Elizondo, 2002, p.10)
Ejemplo de esta corriente es la ciencia.
Para Arturo Elizondo (2002), el subjetivismo “argumenta que el conocimiento no admite otra realidad que la del sujeto pensante” (p.5).
No obstante, explica que el relativismo “establece que es imposible conocer las verdades objetivas. Cada sujeto las aprecia de manera diferente” (p.5).
El subjetivismo y el relativismo exponen que hay una verdad, pero esta tiene una validez limitada, es decir, que no hay ninguna verdad universalmente válida. Cuando hablamos del subjetivismo, quiere decir que este limita la autenticidad de la verdad al sujeto que conoce y juzga. El subjetivismo puede ser de la siguiente manera:
Para el relativismo, no existe ninguna verdad absoluta ni universalmente válida; toda verdad es relativa y tiene solo una validez limitada. Esta destaca la dependencia de todo conocimiento humano respecto a factores externos.
El subjetivismo y el relativismo tienen un parecido al escepticismo, ya que el escepticismo niega la verdad directamente, estos la niegan indirectamente atacando su validez universal. Ejemplo de estas corrientes son: la filosofía, la matemática.
Es un intento de mediación entre el racionalismo y el empirismo. Mientras el racionalismo considera el pensamiento como la fuente y la base del conocimiento y el empirismo la experiencia, en el intelectualismo es de opinión que ambos factores tienen parte en la producción del conocimiento. Esta corriente sostiene la misma idea del racionalismo que consiste en que hay juicios lógicamente necesarios y universalmente válidos, no solamente sobre objetos o conceptos ideales, sino también sobre objetos reales. La diferencia está en que mientras el racionalismo consideraba estos conceptos o juicios como un conocimiento que ya perteneciente a priori de la razón, el intelectualismo los deriva de la experiencia, y ahí entra en participación la consigna del empirismo, la cual dicta que el conocimiento se adquiere mediante la experiencia.
(Johannes, 1940, p.25)
Presentado como un segundo intento de mediación entre el racionalismo y el empirismo. El apriorismo también considera la experiencia y el pensamiento como fuentes del conocimiento. Sin embargo, define la relación entre la experiencia y el pensamiento en un sentido directamente opuesto al intelectualismo. Como fácilmente se podría deducir de su nombre, en el apriorismo, el conocimiento se genera a través de manera a priori, es decir, sin conocer o vivir algo, y por lo tanto de forma independiente de la experiencia. En el apriorismo, el pensamiento no se conduce receptiva y pasivamente frente a la experiencia, como en el intelectualismo, sino espontánea y activamente.
(García, 2015, p.36)
El idealismo es una corriente filosófica que niega la realidad al objeto del conocimiento, es decir, supone que los objetos no pueden existir sin que haya una mente que esté consciente de ellos. Según esta ideología, para poder conocer las cosas hay que considerar la conciencia, las ideas, el sujeto y el pensamiento. Ejemplos de esta corriente pueden ser:
El pragmatismo modifica de esta forma el concepto de la verdad, porque parte de una determinada concepción del ser humano. Según él, el hombre no es en primer término un ser teórico o pensante, sino un ser práctico, un ser de voluntad y acción. Su intelecto está íntegramente al servicio de su voluntad y de su acción. Además, el pragmatismo abandona el concepto de la verdad en el sentido de la concordancia entre el pensamiento y el ser. Él no se detiene en esta negación, sino que remplaza el concepto abandonado por un nuevo concepto de la verdad. Según el pragmatismo, verdadero significa útil, valioso, fomentador de la vida.
Según Marcelo Gómez (2006), el racionalismo es “cuando el pensamiento y la razón, es la verdadera fuente del conocimiento. La posición epistemológica que ve en el pensamiento, en la razón, la fuente principal del conocimiento humano, se llama racionalismo” (p.42). Él indica que un conocimiento solo merece este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando nuestra razón juzga que una cosa tiene que ser así y que no puede ser de otro modo, entonces estamos en presencia ante un verdadero conocimiento, en opinión del racionalismo.
Se opone a la tesis del racionalismo. Para Marcelo Gómez (2006), el empirismo “dice que la única fuente del conocimiento humano es la experiencia” (p.42). En opinión del empirismo, no hay ningún patrimonio a priori de la razón. La conciencia cognoscente no saca sus contenidos de la razón, sino exclusivamente de la experiencia. Cabe resaltar que el espíritu humano está por naturaleza vacío; es una tabula rasa, una hoja por escribir y en la que escribe la experiencia. Todos nuestros conceptos, incluso los más generales y abstractos, proceden de la experiencia, es por eso que el empirismo parte de los hechos concretos. (Gómez, 2006, p. 42)
Según el objetivismo, el objeto es el decisivo entre los dos miembros de la relación cognoscitiva. El objeto determina al sujeto. Este ha de regirse por aquel. El sujeto toma sobre sí en cierto modo las propiedades del objeto, las reproduce. Esto supone que el objeto hace frente como algo acabado, algo definido de suyo, a la conciencia cognoscente. Justamente en esto reside la idea central del objetivismo. Según él, los objetos son algo dado, algo que presenta una estructura totalmente definida, estructura que es reconstruida, digámoslo así, por la conciencia cognoscente.
Se entiende por realismo aquella posición epistemológica según la cual hay cosas reales, independientes de la conciencia. Esta posición admite diversas modalidades. La primitiva, tanto histórica como psicológicamente, es el realismo ingenuo. Este realismo no se halla influido aún por ninguna reflexión crítica acerca del conocimiento. El problema del sujeto y el objeto no existe aún para él. No distingue en absoluto entre la percepción, que es un contenido de la conciencia, y el objeto percibido.
No ve que las cosas no nos son dadas en sí mismas, en su corporeidad, inmediatamente, sino solo como contenidos de la percepción. Y como identifica los contenidos de la percepción con los objetos, atribuye a estos todas las propiedades encerradas en aquellos. Las cosas son, según él, exactamente tales como las percibimos. Los colores que vemos en ellas les pertenecen como cualidades objetivas. Lo mismo pasa con su sabor y olor, su dureza o blandura, etcétera. Todas estas propiedades convienen a las cosas objetivas, independientemente de la conciencia percipiente. Distinto del realismo ingenuo es el realismo natural. Este ya no es ingenuo, sino que está influido por reflexiones críticas sobre el conocimiento. Ello se revela en que ya no identifica el contenido de la percepción y el objeto, sino que distingue el uno del otro. Sin embargo, sostiene que los objetos responden exactamente a los contenidos de la percepción. Para el defensor del realismo natural es tan absurdo como para el realista ingenuo que la sangre no sea roja, ni el azúcar dulce, sino que el rojo y el dulce solo existan en nuestra conciencia. También para él son estas propiedades objetivas de las cosas. Por ser esta la opinión de la conciencia natural, llamamos a este realismo “realismo natural”.