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Integrada por rocas sedimentarias de las eras terciaria y cuaternaria. Se localiza en las cuencas sedimentarias de las submesetas norte y sur; en las depresiones del Ebro y del Guadalquivir; en áreas hundidas; y en las llanuras costeras mediterráneas. La roca predominante es la arcilla, caracterizada por su escasa resistencia. Da lugar a un relieve básicamente horizontal, ya que los terrenos donde se depositó no han sufrido plegamientos posteriores. Su rápida erosión, debida a la blandura de los materiales, crea dos tipos de relieve:
Se forman cuando los ríos cortan y separan las estructuras horizontales de arcilla, que se desgastan pronto debido a su escasa resistencia;
se forman en las zonas donde alternan largos periodos secos y calurosos con otros de lluvias cortas y torrenciales, y no existe la protección vegetal, como el SE peninsular y el centro del valle del Ebro. En estas circunstancias, el agua de arroyada desgasta intensamente las vertientes, formando cárcavas o surcos estrechos y profundos separados por aristas. Cuando las cárcavas se extienden por una amplia superficie, crean un paisaje abrupto peculiar, los badlands.
En estas tres áreas es frecuente la existencia de rocas de distinto origen y resistencia. La erosión actúa entonces de forma diferencial o selectiva, dando lugar a distintos relieves según la disposición de los estratos:
cuando los estratos son horizontales y alternativamente duros y blandos, los ríos abren valles que separan amplias plataformas, llamadas páramos, mesas, planas o alcarrias. Los páramos tienen una cima horizontal, formada por el estrato duro;
Y un frente formado por una cornisa dura y un flanco cóncavo coincidiendo con el estrato blando inferior. Los flacos se erosionan más rápidamente, de modo que los páramos se reducen. Así se convierten primero en cerros testigo, muelas u oteros, constituidos por colinas de techo horizontal; y luego, en antecerros o colinas cuando desaparece el estrato duro superior. Paralelamente se ensancha el espacio que separa los páramos, donde se forman llanuras suavemente onduladas o campiñas sobre los materiales blandos. Este tipo de relieve puede observarse en las cuencas sedimentarias meseteñas y en las depresiones del Ebro y del Guadalquivir;
cuando los estratos están suavemente inclinados y alternan materiales duros y blandos, la erosión fluvial crea un relieve en cuestas. En ellas se distinguen un dorso o reverso, formado por el estrato duro inclinado, y un frente con una cornisa y un flanco cóncavo en la capa blanda, donde la erosión es más rápida. El retroceso de las cuestas por la erosión da lugar también a cerros testigo y antecerros. Este tipo de relieve puede observarse en los bordes de las grandes cuencas sedimentarias, en las zonas de contacto con las montañas que las delimitan;
cuando los estratos están plegados y formados por materiales de diferente dureza, se crean los relieves apalachense y jurásico. El relieve apalachense se forma a partir de una antigua cordillera herciniana de pliegues alternativamente duros y blandos, arrasada y aplanada por la erosión, que experimenta un posterior levantamiento. Entonces se reactiva la erosión, que actúa de forma diferencial, creando un relieve en el que alternan crestas y valles. Las crestas, formadas en los estratos duros, son sierras largas, paralelas entre sí y de altitud similar; y se separan por valles abiertos por la erosión en los materiales blandos. Éste tipo de relieve se puede observar en la parte occidental de la cordillera Cantábrica, en los Montes de Toledo y en Sierra Morena; El relieve jurásico se forma en las cordilleras jóvenes constituidas por pliegues anticlinales y sinclinales, alternativamente duros y blandos. En los anticlinales, la erosión del agua crea valles perpendiculares a la cumbre (cluses) y valles paralelos a la cumbre (valles anticlinales o combes). Una vez que la erosión perfora así el estrato duro de los anticlinales, su vaciamiento es rápido, y se convierten en valles. Entre ellos quedan levantados los antiguos valles sinclinales, de modo que el relieve se ha invertido. La erosión del valle anticlinal sacara a la superficie el anticlinal del estrato inferior y el ciclo se reiniciará. Este tipo de relieve puede observarse en el sistema Ibérico, la parte oriental de la cordillera Cantábrica, los Pirineos y las cordilleras Béticas.