Portada » Lengua y literatura » Contexto Histórico y Personajes de Nada de Carmen Laforet
En 1936 estalla en España la Guerra Civil, que enfrenta a los españoles durante tres largos años. Las consecuencias del conflicto fueron muy graves: se rompió con la cultura y el pensamiento de antes y muchos intelectuales se exiliaron.
La situación dentro del territorio nacional de una activa censura, impuesta tras la Guerra Civil, hizo que muchos escritores tuvieran que ajustar sus obras a lo permitido por la ley a través de la cual el régimen procuraba evitar que en las obras literarias aparecieran críticas al sistema político imperante, alusiones despectivas al catolicismo y escenas y situaciones que atentaran contra la moral y las buenas costumbres.
Otros prefirieron irse de España. Exilio de buena parte de los intelectuales, que constituirán durante décadas lo que se ha llamado la ‘España peregrina’. Ello obliga a considerar durante estos años dos literaturas españolas: la del interior y la del exilio, que contó con nombres de la relevancia de Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna, Ramón J. Sénder, Alejandro Casona y varios de los poetas del 27.
Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países imponen un fuerte bloqueo político y económico al régimen de Franco. España se encuentra aislada del resto del mundo. En 1950, Estados Unidos levanta el bloqueo diplomático y España es admitida como miembro de la ONU. El país, poco a poco se va desarrollando, alcanzando un nivel económico e industrial bastante importante en los años setenta.
Freno al desarrollo de la literatura de los otros idiomas peninsulares -catalán, gallego, vasco, y valenciano- por la prohibición de usar estas lenguas en público, tanto en la enseñanza como en los medios de comunicación. Con todo, estas literaturas iniciarán una lenta y eficaz recuperación a partir de los años sesenta. En 1975, tras la muerte de Franco y a la coronación del rey Juan Carlos I, las libertades democráticas eliminan la censura y muchos escritores regresan a España.
Intervienen varios personajes que se relacionan entre sí, de manera que la novela se desarrolla en un universo cerrado, fuera del cual quedan personajes ausentes, como el abuelo, los padres de la chica que escribe, la autora.
Personajes femeninos: Andrea: es la protagonista y narradora de la novela. Tiene 18 años y llega a Barcelona para estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. Se aloja en casa de sus parientes en la calle Aribau. Ingenua, callada, ‘rara’ que recibe y absorbe con una mirada sorprendida y desconcertada, todo lo que pasa, sin que tome partido más que en su imaginación o en su relato. Llega con gran ilusión, espera encontrar un mundo mucho mejor que el del pueblo que ha dejado y se encuentra con otro insospechado de gran sordidez en el interior de su nueva casa, distinta de la que recordaba de su niñez. Salva la situación el exterior, con los nuevos amigos que a pesar de las contradicciones, le ofrecen unas aportaciones desconocidas, apetecibles y positivas.
Ena: se basa en un personaje real, Linka Babecka, una joven polaca a la que Carmen Laforet conoció en la universidad. Ena representa el prototipo femenino de chica burguesa, culta, moderna. Su educación, para la época, es muy liberal, pues sus padres le han permitido ir a la Universidad y la dejan salir con su novio. Es el contrapunto positivo de Andrea. Ésta la admira porque es hermosa, rica, inteligente. Andrea acabará integrándose en su familia. Debajo de esa armonía familiar, sin embargo, late un conflicto soterrado, el de la fascinación de Ena y su madre por Román, encarnación del mal.
Tía Angustias: representa el modelo de mujer tradicional. Para ella sólo hay dos caminos para la mujer honrada: el matrimonio o el convento. Mujer amargada que pretende controlar a toda la familia y por ende a su sobrina que la ha de defender de los males que le acechan en la ciudad. Tiene una doble moral, predica su religiosidad, utiliza la iglesia como cobijo, y aspira a ser muy estricta con Andrea, pero tiene relación sentimental con su antiguo jefe, un hombre casado, cosa que mantiene en secreto aparente, pero que todos lo saben.
Gloria: representa, a ojos de la familia y del régimen, una moral relajada, poco decente, contraria a lo que predica la Sección Femenina de Falange. Gloria ha vivido las ventajas de la legislación republicana, muy avanzada en materia femenina: divorcio, aborto, igualdad de derechos… El franquismo suprimió esa legislación. Es mujer de Juan, con quien convive como pareja y con quien ha tenido un hijo. Ilusionada y alegre, a pesar de su entorno, muestra deseos de libertad; pero, por amor aguanta un clima asfixiante y a un maltratador celoso que la cree capaz de cualquier deslealtad hacia él, cuando es ella la que sostiene la familia.
Antonia: la cocinera y ayudante doméstica de la casa. Personaje gris de mirada perversa, celosa de su espacio. Secretamente enamorada de Román aunque nunca fuera correspondida. Es capaz de estar bajo sus órdenes sin las protestas que hace al resto de la familia. Siempre va acompañada de Trueno, el perro.
Abuela: madre de Angustias, Juan y Román. Capaz de dar cobijo a todo el mundo; mujer amorosa con demencia senil; consentidora para sus hijos, a los que adora y más estricta con sus hijas a las que fuerza a guardar las apariencias; oculta las rencillas entre los miembros de la familia, diciendo a cada uno las palabras que desea oír o dándole lo que necesita o cree que necesita en ese momento. Quiere mucho a Andrea y le regala un pañuelo. Se siente muy decepcionada cuando ésta se lo da a Ena.
Margarita, mujer burguesa madre de Ena, Acoge a Andrea con cariño, contenta de que su hija tenga a la chica como amiga. Da libertad a su hija porque ve en ella su reflejo frustrado de juventud y quiere para ella un futuro mejor. Conoce los secretos de su hija aunque ella no se los haya explicado. También Ena sabe de la frustración por su fracaso amoroso juvenil.. Quedó embarazada de Ena, sin querer ser madre, habiéndose casado con quien no amaba, y la niña le transformó la vida y su manera de pensar.
Personajes masculinos: Son pocos y tienen menor relieve psicológico que los femeninos.
Román: tío de Andrea. Personaje contradictorio, enigmático y atractivo que juega con ello para enamorar a las mujeres, desde siempre, y sin implicarse ni corresponderlas; el fondo siempre estuvo enamorado de la bella Gloria, la mujer de su hermano, con la que tuvo una fugaz relación durante la guerra. Es un virtuoso músico que no explota sus cualidades. Hombre cínico, vividor, estraperlista, querido y odiado, simultáneamente, por sus cualidades dialécticas y sus actuaciones controvertidas. Al principio de la guerra colaboró de forma clandestina con la insurrección franquista, lo que le llevó a desarrollar la labor de espía. Descubierto, fue encarcelado en las checas y, tras la victoria de Franco, fue liberado; amargado y nihilista, la vida le parecía insoportable y la felicidad de los otros, un objetivo a destruir. Román aparece como un demiurgo que controla desde arriba la vida de los habitantes de la casa. A diferencia de los otros personajes, él vive en una buhardilla que se había hecho arreglar. De este modo, se enmarca su posición de privilegio frente a los otros, ya que, desde lo alto, ve toda la situación con la distancia suficiente para dirigirla según sus oscuros designios. Aunque su papel es secundario, en su entorno giran buena parte de las actuaciones del resto de los personajes y produce un desconcierto ambivalente en la protagonista, porque es su tío, pero no puede dejar de verlo, también, como un hombre atractivo.
Juan: es un mediocre pintor amargado, marido de Gloria, a la que no quiere y con la que discute y a la que humilla permanente. De joven quiso ser militar pero al ser suspendido en el examen de ingreso en la Academia militar se enroló como voluntario en la Legión. Cuando se inició la Guerra civil, igual que su hermano, con el que estaba muy unido, obtuvo un cargo de responsabilidad en la administración republicana. Se casó con Gloria por lo civil -un matrimonio que luego no sería reconocido por el gobierno franquista- y, siguiendo las indicaciones de su hermano, que era espía en la Barcelona republicana, decidió pasarse al bando nacional y combatir enrolado en el ejército de Franco. Entró en Barcelona en enero de 1939 con las tropas franquistas, pero no como un vencedor, sino como un hombre destrozado y desequilibrado por la experiencia de la guerra. Con una locura que no es como la inofensiva demencia senil de su madre, sino que se manifiesta a través de una desmesurada violencia pero que, igualmente, es consecuencia de odios, traiciones y horrores del enfrentamiento fratricida. La relación que ahora une a Juan con su hermano Román tiene su origen en el mayor odio que puede existir: el nacido de la guerra como consecuencia de defender cada uno una ideología diferente. Esta divergencia de opiniones políticas es una metáfora de las diferencias entre españoles y la causa de la Guerra Civil.
Jaime: novio de Ena. Tiene 29 años. La quiere, igual que ella a él, pero la manera de entender el amor de uno y otro es diversa por lo que el chico se siente desconcertado ante las actuaciones de la joven. Tiene un papel muy secundario, pero bello, en todo el relato.
Pons, Guíxols e Iturdiaga: Amigos que conoce Andrea cuando la relación de amistad con Ena no estaba en el mejor momento. A Guíxols le gustaba pintar. Pedro Pons, como Ena, pertenecen a una clase acomodada de la ciudad. Es ingenuo y buena persona. Enseguida se enamora de Andrea, quiere formalizar una relación con ella y acercarla a su familia, lo que desconcierta y genera la distancia de la chica porque no le corresponde.
Gerardo: lo conoce en casa de Ena, aparece muy poco en la novela y la relación que tiene con la protagonista es que él le roba un beso
DESEO DE LIBERACIÓN FEMENINA: Con la imposición de la dictadura franquista todos los avances conseguidos por la mujer durante la Segunda República quedan anulados y se promueve de nuevo el papel social tradicional de la mujer. Así, el matrimonio y la maternidad debían ser los pilares de la existencia femenina y se la recluía dentro del ámbito doméstico. No estaba bien visto que la mujer trabajara fuera de casa, por lo que dependía económicamente del marido, al que debía obedecer.
Sin embargo, Andrea, la protagonista de la novela, no se preocupa por el matrimonio sino que quiere estudiar, trabajar y vivir sola e independiente. Es por eso, que al final decide ir a Madrid, donde podrá controlar su propia vida. La novela, por lo tanto, propone un nuevo modelo femenino que iba en contra del impuesto por el sistema franquista. El modelo de una mujer que rechaza el matrimonio y el amor romántico y busca su emancipación.
RETRATO DE LA SOCIEDAD DE LA POSGUERRA: La novela se sitúa en un marco coetáneo, el de la posguerra y refleja la cruda realidad inmediata sin idealizarla. La guerra y sus horrores protagonizan la obra, aunque apenas sí se mencionen. Pero la familia de Andrea, la protagonista, ha padecido las consecuencias de la guerra civil. Y la casa de Aribau, que un día fue un hogar normal y feliz pero que ahora ha sido reducida a la mitad y está llena de miseria y de violencia, es un preciso y escalofriante retrato de la España de la posguerra. La situación de miseria económica y social es patente en muchas páginas de la novela.
Por otra parte, esos dos hermanos varones que se aman y se odian, que se intentan matar y se lloran, que guardan un pasado de traiciones y denuncias, son un evidente reflejo de la locura fratricida del 36.
PESIMISMO EXISTENCIAL, SINSENTIDO DE LA VIDA, SOLEDAD: La novela apareció en pleno auge del Existencialismo europeo y los temas que planteaba esta corriente impregnan la atmósfera vital de la novela, en la que predominan los personajes sin rumbo, carentes de orientación existencial. El entorno físico es a la vez el espejo en el que se contempla el alma de Andrea, en plena crisis existencial. De este modo, la casa de la calle Aribau puede considerarse como una representación simbólica de la vida, una especie de escuela de la naturaleza humana. Y los personajes que la pueblan representan los instintos y pasiones humanas básicas.
Además, un rasgo general que caracteriza la novela es la desesperanza. La inocente mirada de Andrea a su llegada a la gran ciudad se verá pronto atacada por los conflictos brutales en su familia que la llevarán al ‘exilio’ de Barcelona, con el único equipaje del vacío y la desolación. No sabemos cómo será su nueva existencia, pero sí sabemos que la acompaña el desencanto.
EVOLUCIÓN DE LA ADOLESCENCIA HACIA LA MADUREZ: La obra se adscribe al género de la novela de iniciación o aprendizaje. Andrea, la protagonista, necesita encontrarse a sí misma ante una sociedad hostil, empobrecida por la posguerra. De escasa madurez y poco conocedora de la mezquindad del ser humano, se encuentra con múltiples situaciones que la obligan a aprender de sus experiencias y a conocerse a sí misma durante el año que pasa en ese ambiente. De este modo, su estancia en Barcelona supone una experiencia vital que la hace evolucionar hacia la madurez.
Andrea, la protagonista de la novela, es la narradora en primera persona. Se trata, sin embargo, de una narradora-testigo, ya que apenas actúa. Nos cuenta sobre todo lo que observa, lo que escucha, es una observadora pasiva. Así pues, tanto las descripciones como la narración de los hechos nos llegan a través de su punto de vista personal, subjetivo.
// Además, en muchas ocasiones irá comentando y reflexionando sobre los hechos que narra, como una narradora distanciada de los hechos, con la perspectiva que le dan los años que han transcurrido y la madurez vital que ha adquirido. En este sentido, tiene especial interés la frase que da título a la obra. «De la casa de la calle Aribau no me llevaba nada. Al menos, así lo creía yo entonces». Este comentario deja entrever que la experiencia vivida la marcó de alguna manera, que ha incorporado a su forma de ser el cúmulo de experiencias, sufrimientos, frustraciones y soledades que se transcriben en la novela y que ya son parte importante de la historia de su vida. // Sin embargo, la autora introduce también otros puntos de vista en algunos episodios. Así, la visita de Juan al Barrio Chino es narrada primero por Andrea y luego por Gloria. También aparece una misma escena evocada por Iturdiaga y luego por Ena. // Destaca también la relación entre la vida que nos narra Andrea y la vida de la propia Carmen Laforet, la autora de la obra. A pesar de que la escritora negó que la obra fuera autobiográfica, aparecen muchos puntos en contacto entre ambas vidas. Así, las dos han vivido en Canarias, van a Barcelona después de la guerra civil a estudiar Letras en la Universidad, se alojan en la calle Aribau en casa de sus abuelas, sin terminar sus estudios deciden trasladarse a Madrid y pasado un tiempo escriben el relato de su experiencia en Barcelona.