Portada » Español » Consecuencias del uso temprano de las redes sociales
El asunto tratado, las consecuencias del uso temprano de las redes sociales, es un tema de gran actualidad y relevancia porque cada vez se aprecia con más frecuencia la relación entre el uso de estas plataformas y los trastornos psicológicos graves.
La tesis se encuentra explícita en el último párrafo “los más jóvenes quedan atrapados en las redes sociales”. “Debemos dejarlos crecer.” Víctor Lapuente opina que los menores son más propensos a volverse adictos a las redes sociales, por lo que defiende que no las usen hasta que crezcan.
En el plano léxico-semántico, la cohesión se consigue gracias a la existencia de estas palabras clave: “redes” y “mental”, que son las que aparecen repetidas literalmente en más ocasiones y encabezan los campos asociativos que dominan el texto: el de las redes sociales (“enchufados”, “dopamina”, “retuitear”, “compartir” y “me gusta”) y el de las enfermedades mentales (“ansiedad”, “epidemia de salud mental”, “depresión”). La recurrencia léxica también se realiza por medio de palabras de la misma familia: “tuit”, “retuitear”. Para evitar la repetición literal, el autor recurre a la sinonimia (“redes-plataformas”); la antonimia (“virtual/real”); el uso de hiperónimos e hipónimos (“problemas mentales” es hiperónimo de “ansiedad” y de “depresión”); y los campos semánticos, como el de las publicaciones en estos entornos virtuales (“foto”, “tuit) y el de las consecuencias de la depresión (“heridas autoinfligidas”, “suicidios”), relacionados con el tema del texto y que contribuyen a su unidad.
Como marcas de subjetividad encontramos léxico connotativo (“pirámide mental”); sustantivos abstractos (“gratificaciones”, “deseos”, “ansiedad”, “ardides”); empleo connotativo de sufijos apreciativos (“pequeñines”); adjetivos valorativos (“breve y superficial”, “peores augurios”); y verbos de lengua, pensamiento y voluntad (“afirmar”, “demostrarlo”, “señala”, “responder”).
Como marcas de objetividad, hallamos vocabulario denotativo, como sustantivos concretos (“personas”, “heridas”); adjetivos especificativos (“digitales”, “inmediatas”, “más altos”); neologismos (“tuit”); o tecnicismos (“dopamina”). Además, aparecen estos recursos estilísticos del plano léxico- semántico que reflejan la función poética ya indicada: interrogación retórica (“¿Y si lo que está sucediendo es que los jóvenes… no tienen el estigma que coartaba a generaciones anteriores?”), exclamación retórica (“¡No, gracias!”), metáfora (“montaña”), símil (“como en el anuncio de los pezqueñines”).
Por otro lado, hallamos diversos modalizadores de subjetividad, como el uso del plural inclusivo señalado, con el que se hace partícipe al lector de las ideas del texto; también, para apelar al receptor, podemos encontrar la modalidad oracional interrogativa (“¿Y si lo que está sucediendo es que los jóvenes… no tienen el estigma que coartaba a generaciones anteriores?”), dubitativa (“quizás las personas adultas escapamos a sus ardides”).
Los tiempos verbales son utilizados para reflejar la intención comunicativa. Por la actualidad del tema, predomina el presente, y hay un condicional para plantear una hipótesis (“podría”).
Sintácticamente, se dan las construcciones propias de la argumentación: oraciones complejas, especialmente subordinadas adjetivas (“estamos enchufados a las redes varias horas todos los días del año, yonquis del chute de dopamina, breve y superficial, que nos proporcionan estas plataformas digitales”) y adverbiales causales (“Lo primero nos enriquece, porque nos acerca a personas e ideas lejanas»); además de coordinadas adversativas (“Esa montaña es virtual, pero tiene un coste real y continuo sobre nuestra psique”).