Portada » Medicina y Salud » Conceptos Fundamentales de Inmunología y Farmacología: Mecanismos y Tratamientos
Las inmunoglobulinas son proteínas producidas por los linfocitos B que actúan como anticuerpos, reconociendo y neutralizando patógenos.
Conjunto de proteínas plasmáticas que complementan la acción de los anticuerpos y otras funciones del sistema inmunitario.
Mecanismo fundamental que permite al sistema inmunitario distinguir entre los componentes propios del organismo (self) y los ajenos (non-self), evitando así atacar por error células y tejidos sanos del cuerpo. Su fallo conduce a enfermedades autoinmunes.
Es la primera línea de defensa del organismo. Sus características son:
Se desarrolla tras el contacto con un antígeno específico. Sus características son:
Proceso dinámico de interacción entre el sistema inmunitario y las células tumorales, descrito en tres fases:
Las vacunas estimulan el sistema inmunitario para generar protección contra enfermedades infecciosas. Existen varios tipos:
Mediada principalmente por linfocitos B, que, al activarse, se diferencian en células plasmáticas productoras de anticuerpos (inmunoglobulinas). Estos anticuerpos son liberados al torrente sanguíneo y fluidos corporales, donde se unen específicamente a los patógenos o toxinas, marcándolos para su neutralización o destrucción por otros componentes del sistema inmunitario (fagocitos, sistema del complemento). Es especialmente efectiva contra patógenos extracelulares (bacterias, hongos, parásitos) y toxinas.
Llevada a cabo principalmente por linfocitos T. Existen varios tipos, destacando:
La inmunidad celular es fundamental contra patógenos intracelulares y células tumorales.
Ocurren cuando el sistema inmunitario ataca por error células y tejidos propios del organismo (sanos). Esto sucede porque falla la tolerancia inmunitaria y el sistema inmunitario no distingue adecuadamente lo propio de lo ajeno, tratando los componentes propios como si fueran extraños o peligrosos. Ejemplos incluyen la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, la esclerosis múltiple y la diabetes tipo 1.
La inflamación es una respuesta protectora compleja del organismo frente a infecciones, lesiones tisulares u otros estímulos nocivos. Receptores de reconocimiento de patrones (PRR), como los Toll-like (TLR) y NOD-like (NLR), detectan patrones moleculares asociados a patógenos (PAMPs) o a daño (DAMPs), desencadenando cascadas de señalización celular. Esto puede llevar a la formación de complejos multiproteicos llamados inflamasomas, que activan enzimas llamadas caspasas (especialmente caspasa-1), responsables de procesar y activar citoquinas proinflamatorias clave (como IL-1β e IL-18). Estas citoquinas, junto con otras (TNF-α, IL-6), inician, amplifican y regulan la respuesta inflamatoria, atrayendo células inmunitarias al sitio afectado para eliminar el agente causal y promover la reparación tisular.
Existe una estrecha interconexión entre la inflamación y la coagulación (inmunotrombosis). Citoquinas proinflamatorias como el TNF-α, IL-1 e IL-6 pueden activar las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos y promover la coagulación, principalmente mediante la expresión del factor tisular. A su vez, el sistema de coagulación puede amplificar la respuesta inflamatoria a través de mediadores como la trombina y los productos de degradación de la fibrina, que tienen efectos proinflamatorios.
El sistema ATC (Clasificación Anatómica, Terapéutica y Química) es un sistema de clasificación jerárquico internacional utilizado para clasificar los fármacos según:
Capacidad que desarrollan las bacterias para sobrevivir y multiplicarse en presencia de antibióticos que normalmente las eliminarían o inhibirían su crecimiento, lo que dificulta enormemente el tratamiento de las infecciones que causan.
Estrategias clave para prevenir y controlar la resistencia bacteriana:
El uso excesivo e inapropiado de antibióticos en medicina humana, veterinaria y agricultura ha acelerado drásticamente la aparición y diseminación de bacterias multirresistentes (‘superbacterias’), representando una grave amenaza para la salud pública global, especialmente en entornos hospitalarios.
Las micosis son infecciones causadas por hongos. Pueden afectar diversas partes del cuerpo, desde la piel y las mucosas hasta órganos internos. El tratamiento se realiza con fármacos antifúngicos, administrados por vía tópica (cremas, lociones) o sistémica (oral, intravenosa), según la localización y gravedad de la infección.
Fármacos diseñados para reducir o suprimir la respuesta inflamatoria, actuando sobre diferentes mediadores y vías celulares implicadas en la inflamación, el dolor y la fiebre.