Portada » Economía » Concepto y Clasificación de las Inversiones
Invertir es el “acto mediante el cual se produce el cambio de una satisfacción inmediata y cierta a la que se renuncia, contra una esperanza que se adquiere y de la que el bien invertido es el soporte” (Massé, 1963).
Desde un punto de vista financiero toda inversión se puede definir por la corriente de cobros y pagos.
Los flujos de caja pueden ser positivos, cuando los cobros son superiores a los pagos; negativos, los cobros son inferiores a los pagos o nulos cuando los cobros y los pagos son de igual cuantía.
No confundir flujo de caja o tesorería o cash-flow con beneficio. Pues Bº = Ingresos – gastos.
Los criterios de valoración y selección de inversiones se clasifican en dos grupos:
El plazo de recuperación de una inversión es el tiempo que tarda en recuperarse el desembolso inicial (D0) con los flujos de caja.
Si los flujos de caja son constantes e iguales, entonces: P=Do/Q
Si los flujos de caja no son constantes, el plazo de recuperación se calcula acumulando los sucesivos flujos de caja hasta el período en que su suma sea igual al desembolso inicial. Si además del desembolso inicial existen flujos de caja negativos, estos se suman al desembolso inicial para su recuperación.
Este criterio es muy útil en épocas de inestabilidad política y económica. Por ello es utilizado por multinacionales en países del Tercer Mundo.
El V.A.N. de una inversión es igual al valor actualizado de todos los rendimientos esperados. Este criterio selecciona sólo aquellos proyectos de inversión cuyo VAN sea positivo, rechaza aquellos cuyo VAN sea negativo y es indiferente cuando el VAN es nulo.
Cuando existen varias inversiones las ordena de mayor VAN a menor VAN.
Tiene la ventaja de tener en cuenta los diferentes vencimientos de los flujos de caja.
El tipo de rendimiento interno de una inversión es aquel tipo de actualización o descuento “r”, que hace igual a cero al VAN. El criterio de la tasa de retorno proporciona una medida de la rentabilidad relativa ofrecida por un proyecto de inversión. En este criterio, el tipo de descuento es la incógnita, pero es necesario conocer también el coste del capital o tipo de interés del mercado “i”, a efectos de rechazar o aceptar un proyecto de inversión.
Una inversión es efectuable si r>i, no es efectuable si r<i y es indiferente si r=i.
Cuando existen varios proyectos de inversión efectuables, se dará prioridad a aquellos cuya tasa de retorno sea mayor.
Al igual que el VAN tiene la ventaja de tener en cuenta los diferentes vencimientos de los flujos de caja.
Son dos criterios complementarios que se apoyan en supuestos diferentes y que miden aspectos distintos de una inversión. Ambos criterios coinciden en cuanto a la aceptación o rechazo de una inversión “simple”, pero pueden conducir a resultados diferentes cuando se trata de jerarquizar una lista de proyectos de inversión.
En definitiva: V.C.>0 entonces r>i, V.C.=0 entonces r=i, V.C.<0 entonces r<i.
El criterio de la tasa de retorno nos proporciona la rentabilidad relativa de la inversión, mientras que el valor capital nos permite conocer la rentabilidad de la inversión en valor absoluto.
Un ciclo es una sucesión de hechos que se repite cada cierto tiempo.
En la empresa hay dos ciclos:
El PMM se define como el tiempo promedio que tarde en recuperarse una unidad monetaria desde que se invierte en el proceso productivo hasta que se recupera por el cobro de las ventas efectuadas.
Para calcular el PMM económico o de rotación se determinará las rotaciones medias de cada uno de sus componentes:
En definitiva:
PMM=PMa + PMf + PMv + PMc=365 (a/A +f/f + v/V + c/C)
No hay que confundir PMM económico con el PMM financiero, que es el que resulta de deducir al PMM económico la parte financiada con los proveedores.
“P” volumen anual de compras de inputs a los proveedores
“p” saldo medio de deuda con los proveedores “np” número de veces que en un año se paga el saldo medio a los proveedores donde np = P/p y por tanto;
PMp=365/np=365p/p).
Concluyendo:
PMMf=PMM – PMp=365(a/A+f/F+v/V+c/V-p/P).
El PMM es un instrumento muy útil para explicar el desarrollo económico de la empresa. Si mantenemos la producción y venta anual y la duración del ciclo corto se reduce, se reducirá la necesidad de activos de la empresa y por tanto se necesitarán menos recursos financieros, aumentando la rentabilidad de la empresa. Si reducimos el periodo de cobro, necesitaremos menos capitales inmovilizados en créditos sobre terceros. En definitiva, si se reduce el PMM se consigue mayor productividad, rentabilidad, aumento de la dimensión de la empresa y de los recursos propios, renovación y mejora de la estructura fija…