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01
ABR
2020

Comparación entre Pío Baroja y Unamuno

by estudiapuntes
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A finales del Siglo XIX, España vive una grave crisis general: el sistema
político no funciona,surgen los primeros conflictos sociales violento.Un
grupo de intelectuales propugnó una serie de medidas concretas para
solucionar los problemas del país: se trata de los Regeneracionistas, como
Francisco Giner de los Ríos, impulsor de la Institución Libre de Enseñanza,
formación educativa no reglada, defensora de la libertad e impulsora de la
ciencia, por cuyas aulas pasaron Machado, Juan Ramón Jiménez, Unamuno..
Esta situación crítica se agudiza con la independencia, en 1898 de Cuba y
Filipinas, últimas colonias españolas. Surge entonces un grupo de escritores
preocupados por los problemas del país, por el tema de España. Son los
miembros de la Generación o grupo del 98. Pertenecen al él Miguel de
Unamuno, José Martínez Ruiz “Azorín”, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu,
Ramón María del Valle-Inclán y Antonio Machado. Se pueden advertir dos
posturas ideológicas: una primera etapa de juventud, luchadora y
revolucionaria, y una segunda de madurez idealista, más conservadora.
Los de esta generación nacen entre 1864 (Unamuno) y 1875 (Antonio
Machado). Aunque casi todos ellos proceden de la burguesía, adoptan una
actitud antiburguesa en su primera etapa. Se declaran autodidactas y críticos
con el sistema educativo español. No está clara la existencia de un guía, para
lo que se ha propuesto a los filósofos Nietzsche o Schopenhauer. Más
extendida es la opinión de que fuese Unamuno. Participan en algunos casos
comunes: visita a la tumba de Larra, homenaje a Baroja por la publicación de
Camino de perfección, protesta por la concesión del Premio Nobel a
Echegaray… Les une el Desastre del 89. El escepticismo y el pesimismo son
rasgos comunes. Les preocupan los temas religiosos y existenciales, y sobre
todo, el tema de España, esencializado en Castilla. Admiración por Larra,
Quevedo y Cervantes, la obra de este último servirá de estímulo a múltiples
ensayos. Sobriedad y concisión, se concede mayor importancia a la idea que a
su expresión. Innovaciones en los géneros literarios: la nivola de Unamuno o el
esperpento de Valle-Inclán.
En el terreno narrativo, los hombres de esta generación, muestran
sentimientos similares como la angustia, obsesión existencial por el paso del
tiempo y por la muerte, y preocupación por el presente y el futuro de España. El
tema de España y la preocupación existencial están en la base de esta
narrativa. Por un lado la Independencia de Cuba y Filipinas (El Desastre del 98)
supone la constatación de que nuestro país deja de ser una gran potencia, lo
que provoca que nuestros intelectuales, incluidos en el grupo del 98, se
pregunten por las causas de la decadencia y la necesidad de generar el país.
Por otro, los protagonistas de estas novelas suelen reflejar un trasfondo
filosófico de raíz existencial, fruto de las preocupaciones de sus autores, hace
que sus personajes sean seres invadidos por una angustia que les llevará a
plantearse problemas religiosos.
Miguel de Unamuno reflexiona principalmente en torno a dos temas, el
sentido de la vida y el más allá, como la existencia de Dios, el sentido agónico
de la existencia, la inmortalidad, con un marcado tono existencialista. Su
pensamiento puede considerarse como antiprogresista, antitecnicista y
antirracionalista, ya que no sirven para desentrañar el único misterio que le
interesa al hombre: la existencia de Dios o del más allá. La razón, incapaz de
proporcionar felicidad, solo arroja angustia sobre el hombre, así se plantea un
conflicto irresoluble entre razón y fe. En cuanto a la preocupación por España,
Unamuno evoluciona desde un deseo de reforma y modernización del país a
una postura contraria, en la que proclama la necesidad de españolizar Europa.,
es decir, exportar la espiritualidad española. Al autor le interesa, sobre todo, el
conflicto interno de sus personajes, sus novelas carecen, en gran medida, de
planteamiento y desenlace. Por ello, Unamuno las llamó nivolas. Sus
principales novelas son: Niebla (1914), La tía Tula (1921) y San Manuel Bueno,
mártir (1933)
Pío Baroja es uno de los novelistas más importantes del 98. Su
producción literaria está constituida casi exclusivamente por novelas.
Consciente de la trascendencia y complejidad de sus obras, él mismo las
clasificó basándose en criterio cronológico en antes de 1912 etapa prolífica y
variada, pues escribe sus mejores obras, como El árbol de la ciencia (1911); y
después de 1912 con novelas de diferentes estilos y temática, con la serie
titulada Memorias de un hombre de acción. Su obra también puede agruparse
temáticamente en ciclos o trilogías, a saber, Tierra vasca, la lucha por la vida o
la raza, a la que pertenece El árbol de la ciencia. En cuanto al estilo, Baroja
consideraba la novela como un género abierto que admitía gran cantidad de
técnicas diferentes, pero todas ellas carecen de acción, son novelas de
personaje, pues todo queda condicionado a un protagonista en torno a cuya
biografía y evolución hacia un fracaso anunciado se construye todo lo demás.
Su estilo es preciso, sencillo y sobrio. Es un virtuoso de la descripción
impresionista y del diálogo, así como del manejo de un humor especialmente
amargo.
José Martínez Ruiz, “Azorín” se lamenta de la realidad que le rodea y
reconoce las dificultades para modificarla. Destaca su producción novelística y,
en concreto, sus tres novelas “autobiográficas”: La voluntad (1902), Antonio
Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904). Trata de
sustituir el modelo narrativo del Realismo y el Naturalismo del XIX por un tipo
de novela más cercana a las impresiones personales como la duda,
escepticismo existencial a un catolicismo firme. Su estilo se caracteriza por la
pureza y la exactitud, por la precisión, y la frase breve.

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