Portada » Filosofía » Comparación de Ortega con Nietzsche
ACTUALIDAD NIET.Nuestra cultura se caracteriza por vivir de espaldas a Dios. El cristianismo y , sobre todo, el catolicismo, han perdido la influencia que tuvieron en el pasado. La creencia en Dios es menos sólida y se ha convertido en una nebulosa que el ser humano entiende de acuerdo con sus criterios subjetivos: se acentúa la tendencia a una religión a la carta que se adopta y modifica en función de intereses personales y coyunturales, y que convierte a la religión en un artículo más de consumo. Esta situación, de la que participa gran parte de la sociedad occidental, tiene una de sus causas en “la muerte de Dios” propugnada por Nietzsche.
Nietzsche apuesta por la vida y por una moral que gira en torno a ella. Se trata de vivir el momento. Como consecuencia, actualmente, se identifica la felicidad con lo material, con el culto al cuerpo y a la imagen.
Para Nietzsche la mejor forma de acercarse a la realidad es a través del arte. El llamado “arte moderno” es una expresión perfecta de la pluralidad de significados que, según Nietzsche, constituye la realidad. Ese “arte incomprensible”, que ha roto con los criterios clásicos de belleza, se articula como una obra nunca definida.
Este aparente “todo vale” del arte moderno se ha expandido a todos los ámbitos de la cultura. La cultura de las masas también ha apostado por la imagen en detrimento de los conceptos: “una imagen vale más que mil palabras”.
Por contraposición, en la educación y la enseñanza, prima la razón sobre la vida y los instintos.
* La realidad (ontología). Para Descartes la única existencia es lo percibido con certeza por la razón. Se trata de una realidad que es idéntica y la misma para todos los sujetos que apliquen correctamente el método.
En cambio, Ortega propone una realidad perspectivista. En palabras del autor: “La perspectiva es uno de los componentes de la realidad. Lejos de ser su deformación, es su organización.” La realidad se muestra en tantas perspectivas como sujetos existan.
* El conocimiento (epistemología). Para Descartes será verdadero lo que la razón perciba con claridad y distinción. La razón que alcanza la claridad y distinción es, nuevamente, una razón separada y sin ningún contacto con el cuerpo: la sustancia pensante.
Para Ortega, el conocimiento es siempre conocimiento desde una vida, desde unas condiciones corporales, socioculturales e históricas concretas, es decir, desde un punto de vista. La circunstancia de cada sujeto determina la parte de realidad a la que tiene acceso. Por tanto, ningún sujeto ni ninguna época histórica podrán alcanzar el conocimiento absoluto y definitivo. Sin embargo, la parte de verdad alcanzada es precisamente eso, una parte de la verdad.
* El ser humano (antropología). Descartes defiende un dualismo antropológico. Propone que lo único indudable es la existencia del “yo pensante”, lo corporal es una “sustancia extensa” distinta y separada del “yo”.
Para Ortega, lo que define al ser humano es su vivir. La vida no es una cosa o sustancia que se pueda definir como pensamiento o como cualquier otra cosa. El hombre no tiene naturaleza, tiene historia. Es una ser que se está haciendo incesantemente a sí mismo, decidiendo desde el marco de libertad que le ofrece su circunstancia. La definición de cualquier aspecto humano que olvide que nace de lo vital es una abstracción.
VALORACIÓN DE LA ACTUALIDAD.Según Ortega, la cultura tiene que ser un contenido vital que el hombre de cada época sienta como fruto de su tendencia a la verdad, al bien y a la belleza. Sin embargo, actualmente se oyen muchas voces que denuncian un alejamiento de la sociedad de los contenidos culturales tradicionales, una especie de “embrutecimiento”. La historia también es un medio para el enriquecimiento.
Desde el punto de vista político, la filosofía de Ortega se propone como solución a la crisis de la modernidad. La vida política de su tiempo, oligárquica y fundada en un sistema caciquil, expulsa de sí a la sociedad a la que ni ofrece respuestas ni deja participar. Hoy día, vivimos en una democracia pero, a pesar de ello, ha aumentado el desinterés por la política y se han creado organizaciones políticas alejadas de los partidos tradicionales que se presentan como alternativas que responden a las necesidades de los ciudadanos.
Según Ortega, la verdad integral surgirá de la uníón de las verdades parciales proporcionadas por todas las perspectivas. Esto se aprecia en las actuales relaciones internacionales y en los debates y conversaciones cotidianas. En definitiva, cada uno desde su perspectiva tiene derecho a participara en el diálogo y en la toma de decisiones.
Asimismo, el perspectivismo es un instrumento vigente para articular la convivencia en sociedades cada vez más multiculturales: cada generación, cada religión, cada sociedad refleja la realidad tal y como la perciben.