Portada » Filosofía » Como Platón hace coincidir la virtud con la ciudad estado
Toda la filosofía platónica, desde su ontología hasta su ética, se dirige a una sola cuestión: ¿qué es la justicia? ¿Podemos llegar a definirla de forma verdadera? Tras el impacto causado por la muerte de Sócrates, el joven Platón se preguntó cómo pudo la democracia ateniense condenar a la persona posiblemente más sabia y más justa de su tiempo. Encontró la respuesta en el intelectualismo moral (el mismo que había defendido Sócrates): la ignorancia de la gente. De hecho, la primera conclusión que debemos extraer de la filosofía platónica es que el filósofo está moralmente obligado a servir al Bien de la polis, puesto que la sabiduría le otorga el verdadero conocimiento de la Justicia.
En su etapa de madurez, Platón desarrolla por completo su pensamiento político.
LaRepública nos presenta una polis ideal encaminada a la Justicia y al Bien que sirva de modelo normativo o de referencia para criticar racionalmente las formas reales de gobierno
Obviamente, no basta con decir que la polis ideal será aquella en la que sus ciudadanos sean virtuosos. Porque, según Platón, en toda polis los habitantes están obligados a cumplir una serie de funciones para garantizar su supervivencia, y esto debe reflejarse igualmente en la polis imaginaria.
Al igual que el alma humana, la polis ideal platónica también consta de tres partes:
1º) Ligados a la parte concupiscible del alma humana, Platón presenta a los productores, como los únicos responsables de garantizar la autarquía de la ciudad (esto es, su independencia económica). Por tanto, los productores deben procurar alimentos y dedicarse a la reproducción de la especie (son los únicos destinados, según Platón, a tener familia y procrear). La virtud asociada a los productores será la templanza.
2º) Relacionados con la parte irascible, aparecen los guardianes.
Son los protectores de la ciudad, encargados de mantener el orden (cumplimiento de leyes) y la defensa frente al enemigo extranjero. Su virtud carácterística será la fortaleza.
3º) En relación a la parte racional, están los gobernantes, guardianes de los guardianes, a los que Platón encomienda el poder político (dictar leyes y decidir el destino de lapolis). La virtud de los gobernantes ha de ser la sabiduría, de ahí que, en la polis ideal, sean filósofos.
Uno de los aspectos más criticados de la filosofía platónica -además de la «dictadura del rey filósofo» (es decir, además de haber afirmado que sólo los filósofos están legitimados para gobernar)- es el proceso de selección de funciones «políticas» que se presenta en la República, donde se decide cómo los diversos habitantes pasan a ocupar el puestos de productores, guardianes o gobernantes. Se trata de un sistema educativo obligatorio al que se someterían por igual todos los hombres y mujeres de la ciudad desde niños. La polis quitaría la custodia a los padres e insertaría a las nuevas generaciones en ese sistema educativo multidisciplinar (gimnasia, gramática, geometría…). En función del grado de aprendizaje, los habitantes quedarían determinados a ser productores, guardianes o gobernantes. Estos últimos serían los únicos capaces de alcanzar el último nivel del sistema educativo: la dialéctica.
En todo caso, al final de la República todos los participantes del diálogo convienen que tal polis ideal sólo tiene cabida en la imaginación y, a lo sumo, podría servir de modelo de crítica.
Es decir, sea cual sea el tipo de gobierno que nos encontremos, la cuestión será si los gobernantes son sabios, si los productores son «templados» o si los defensores tienen «fortaleza», en suma, si cada uno ocupa el lugar que le corresponde.
Por último, cabe anotar que el diálogo República recoge en cierto pasaje unaclasificación famosa de formas de gobierno.
Platón considera que hay formas justas e injustas.
Las primeras persiguen el Bien común de la polis; las segundas, en cambio, persiguen intereses particulares. Así, tenemos que:
a) La monarquía («el gobierno del mejor») y la aristocracia («el gobierno de los mejores») son justas porque sus gobernantes son virtuosos y realizan el Bien.
b) La tiranía (degeneración de la monarquía)
, la oligarquía (degeneración de la aristocracia)
Y la demagogia (degeneración de la democracia) son injustas porque sus gobernantes se alejan de la virtud y persiguen su propio beneficio.
La crítica de Platón a la democracia es otra de las cosas que se le suelen echar en cara en la actualidad. Sin embargo, lo que detesta Platón es la demagogia, esto es, el dominio del demagogo que logra persuadir a una ciudadanía ignorante para servir a sus propios intereses. Platón, posiblemente por su experiencia amarga en Atenas, no albergó grandes esperanzas en la democracia