Portada » Español » Comentario La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial
Este poema pertenece a la obra “las islas en que vivo» publicado por Pedro
García Cabrera en 1971 y representa uno de los poemas más destacados del
autor pertenecientes al género lírico. García Cabrera nacíó en La Gomera en
1905. En 1915 la familia se establecíó en Tenerife. Estudió en La Laguna el
bachillerato y la carrera de Magisterio y empezó a estudiar la de Ciencias
Químicas.
La vanguardia en Canarias, en lo que a literatura se refiere, tradicionalmente
parece arrancar en 1927, en esta época comienza a enviar sus colaboraciones
a “El Progreso” y “Las Noticias”. Participó muy activamente en revistas
literarias como “Gaceta de Tenerife” y “Hesperides”.
En 1930 se afilió a un partido de izquierda (PSOE). En el año 1932 participó
en la fundación de “gaceta de arte” junto con Agustín Espinosa, Emeterio
Gutiérrez Albelo, Domingo López Torres… La radical actitud de libertad
creadora exhibida por el autor, además de otros componentes presentes en
las obras como “la rodilla en el agua” y “transferencias jugadas” anunciaba la
inminente adhesión del autor al estilo surrealista
Fue encarcelado en 1936 por el ejército alzado y recluido en un barco prisión.
Al salir se incorpora al ejército de la República en Andalucía y es nuevamente
apresado y condenado a 30 años de prisión al finalizar la guerra aunque 1945
se le concede la libertad vigilada. Durante la posguerra, su poesía
experimentó un proceso de rehumanización que le aproximó a los postulados
de la llamada poesía social.
Con respecto a sus obras había dos constantes: el claro compromiso social y
la especial atención al paisaje isleño. Su primera obra fue “Líquenes” (1928),
que recoge sus primeras influencias. Luego de varias obras escribíó “Dársena
con despertadores” (1980), que fue un experimento surrealista. En su etapa de
inestabilidad, diez años de persecución, conflicto armado, y encarcelamiento,
escribíó obras como “Entre la guerra y tú” (1936-1939) o “Romancero cautivo”
(1936-1940).
En este poema y durante la década de 1960 y 1970 se observa en García
Cabrera la dualidad de la escritura del poeta del mar y del poeta en la
sociedad. Las circunstancias políticas de mayor libertad en el final del
franquismo, junto a la condición del poeta como superviviente republicano y
represaliado de la dictadura; y, desde luego, su interés por la política,
favorecieron la poesía de García Gabriel hasta la crítica social y política.
“Un día habrá una isla” se estructura en tres partes: la primera constituyen los
versos del uno al cinco, en los que manifiesta su anhelo y certeza de que en el
futuro habrá una isla libre en la que disfrutará de su libertad junto a todo y
donde desea ser enterrado. En la segunda parte (v. 6-13), muestra su
vertiente solidaria, pues ansía compartir dicha libertad con el resto de los
seres humanos. Finalmente, en la tercera, vuelve a reiterar su deseo de
libertad compartida, aludida metafóricamente con la expresión “la alegría del
mar”, de manera que el poema presenta una estructura circular.
El tema del poema es el amor hacia la isla y el deseo de libertad presente en
la sociedad española tras la Guerra Civil que había sufrido el país, que se
encontraba ahora en decadencia.
En cuanto a la métrica usada en este poema, la estrofa que elige García
Cabrera es una Silva, métrica empleada por poetas de la generación del 27,
en la que se combinan la voluntad versos heptasílabos con endecasílabos con
una rima que da relevancia a la asonancia i-a de los versos impares y focaliza
así la atención sobre el concepto “isla”.
El poema posee una gran abundancia de personificaciones como “la alegría
del mar» con las que el autor pretende dar vida a la naturaleza para poder
identificarse con ella. También cabe destacar la presencia de una aliteración
en la letra “S” en el verso número dos con la que el autor intenta representar el
sonido que se realiza cuando se pide silencio. Podemos encontrar también
una sinestesia, la cual constituye en atribuir una sensación a un sentido que
no le corresponde en la expresión “silencio amordazado” en la que el autor
apela al refuerzo del tacto y del oído para irse intensificar los sentidos del
lector; un hipérbaton, que consiste en la aliteración del orden sintáctico que se
considera habitual y lógico de las palabras de una oración, en el verso 16, que
evoca la imagen de la esperanza “la alegría del mar le pido a todos” y una
antítesis que consiste en contraponer dos ideas opuestas, en el verso 15 “del
combate en el que muero y en el que vivo” nos recuerda a su lucha por la
existencia en libertad.
En la expresión “en ella”, el autor menciona a la isla sin
llegar a nombrarla para darle al poema una mayor fluidez a la hora de la
lectura. Además el término “isla” posee un doble valor significativo: por un
lado, representa el lugar natural en el que viven los isleños y, por otro,
representa el sentimiento de soledad y aislamiento.
En la obra predomina el uso de sustantivos abstractos con el que el autor
expresa con detalle sus sentimientos, y si hace uso del presente y del futuro
perfecto puesto que en “Un día habrá una isla” se expone la situación de
decadencia que se está viviendo en la España del momento de aquella época,
y se pone lo que se espera que suceda en el futuro.